Capítulo XVII

Después de la ejecución de los opositores, sus cuerpos habían sido enterrados en las afueras de la ciudad. Sus cabezas habían sido repartidas por diversos lugares en señal de advertencia, así como el cuerpo de Wanyong fue dispersado, no solo por venganza sino para que su alma jamás pudiera descansar en paz, sin embargo, aquel hombre era una piedra en un río, aún quedaban otros problemas de los cuales hacerse cargo.

Dicen que cuando se esta al borde de la muerte la vida de uno pasa a través de sus ojos, los recuerdos de toda su existencia y las personas a quienes se va a dejar atrás. Taehyung que se había visto envuelto en una brutal batalla contra rivales desconocidos solo sentía la adrenalina de la supervivencia, pero en su cabeza comenzaban a pasar los momentos y las personas que más le importaban: su abuela, Jimin, Jungkook que combatía también y el emperador Min.

¿Valía la pena morir por un reino? La respuesta podía variar, pero en ese reino vivían Jimin y su abuela, y si combatir lograba que las cosas mejorarán para ellos, entonces si lo valdría, pero, ¿de que sirve un muerto si no hace la diferencia? No sería un sacrificio, sino una derrota, entonces, ahora más que nunca, Taehyung tenía que vivir.

Cómo pudo se deshizo de los contrincantes en su camino, mientras atravesaba parte del campo de batalla para llamar la atención de sus compañeros, al ser un número menor de hombres tenían una gran desventaja en combate cuerpo a cuerpo, antes de que todos murieran lo mejor era retroceder, lastimosamente no tenían esa opción, así que arrastrado por la desesperación Taehyung corrió al final de las filas, llamando a sus hombres de confianza incito a adelantarse para que defendieran a toda costa la retaguardia, mientras el seguía corriendo, luchando y esquivando a todos los que se interponían. Sus compañeros que no tenían opción obedecieron sin entender muy bien a que estaba jugando Taehyung y con la adrenalina del momento se dispusieron a combatir con el firme deseo de sobrevivir.

El campo de batalla que era un desastre impedía al ejercito tener una formación de ataque, pero la ventaja que nadie había pensado era en las armas de fuego con las que contaban los soldados del emperador. Taehyung que recordaba perfectamente aquello, corrió con todas sus fuerzas a buscar a aquellos hombres que se encargaban de manejarlas, como si todo pasará demasiado rápido para entender, de pronto el territorio se vio estremecido por el sonido de la pólvora. Los hombres del emperador empezaron a disiparse con el humo, evitando ser atacados por accidente, mientras los contrincantes aturdidos buscaban una huida.

Portando arcabuces de largo y corto alcance, los soldados de la retaguardia fueron asesinado a los rivales de manera mucho más rápida y eficaz que con los combates cuerpo a cuerpo, mientras que los demás hombres, especialmente los encargados de defender se habían ubicado en zonas que interfirieran a los intentos de huida por parte del ejercito contrario, logrando un rápido equilibrio en la batalla y posteriormente en la ventaja.

Luego de un largo combate y entre las nubes de humo se observaba por fin la escena final de una sangrienta batalla con varios cuerpos heridos en el suelo, algunos de los contrincantes habían logrado escapar, pero la mayoría había muerto y ya no serían una amenaza para el ejercito del emperador.

Todos los hombres se hallaban junto al río, reponiéndose de tan dura batalla al beber de sus aguas y lavar sus rostros manchados, pesé a la milagrosa victoria, el ejercito permanecía en estado de shoock, sin poder creer como habían logrado sobrevivir.

—Taehyung… eres un maldito genio —Dijo Jungkook acercándose a Taehyung, varios de ellos estaban mal heridos, pero agradecían continuar con vida.

—Solo hice lo que me pareció más lógico… Esa era nuestra ventaja. Estoy aliviado de que sigan con vida… No podemos morir tan fácilmente, se lo debemos a nuestros familiares y seres queridos.

—Solo quiero que acabe está maldita guerra para que podamos regresar…—Murmuró Min Ho con la mirada vacía.

—Ya no lo aguanto más… Quiero regresar. —Baek sonaba igual de desesperado y enojado, aun cuando las heridas en su brazo.

—Por ahora agradezcan que nos salvamos el jodido culo.

Para Taehyung no era fácil intentar mantener la moral arriba, pero intentaba no dejarse llevar por la desesperanza de la situación, no podía permitirse no luchar, rendirse sin dar un ultimo esfuerzo, incluso si al final no sabría el resultado.

Aun con el triunfo que habían tenido gracias a su solución, ni el general Song ni ninguno de sus superiores le había agradecido por aquello, no había recibido ni siquiera una palmada en el hombro. El ambiente era tan tenso que se sentía atrapado entre el espacio físico del que no podía escapar y sus propios pensamientos de contradicción, miserable y victorioso.

Ahogado en esos pensamientos un ancla a tierra lo trajo de regreso al presente cuando Jungkook coloco la mano en su hombro, haciendo que lo mirara, el pobre estaba bastante aporreado.

—Gracias por salvarnos la vida.

—A estas alturas no se si realmente hice lo correcto… Jungkook ¿tu crees que vamos a sobrevivir a una siguiente batalla? No creo que nos dejen regresar pronto a la capital, y si así fuera, ya nunca nos desharemos del titulo de soldados… Siempre estaremos al borde de la muerte.

—Eso lo sé, creo que ellos también lo saben, no quieren aceptarlo, pero lo más adecuado sería que pudieran confiar más en ti, después de todo pareces el más apto para guiarlos, desde el principio has intentando alentarnos y ayudarnos a sobrevivir en esta dura situación.

Taehyung soltó una risita amarga.

—No creo que el general piense eso, tampoco ninguno de nuestros superiores.

—Yo creo que no eres él único que se ha dado cuenta que la razón por la que nuestros ejércitos anteriores perecían tan fácilmente era precisamente por esa falta de orden y compañerismo. Cada vez que hay una jodida batalla cada quien hace lo que puede por sobrevivir, pero no hay una preocupación por trabajar en equipo para sobrevivir.