Why can’t have you?

Prólogo

Apresuro mi paso para poder llegar al parque, cuando por fin lo visualizo apretó el libro contra mi pecho.
Busco un lugar pacífico para poder leer en paz y tranquilidad por cuarta vez orgullo y prejuicio, amaba ese libro, el carácter de Elizabeth, los argumentos de Darcy, todo, pero lo que más amo es la osadía que tiene Elizabeth al no quedarse callada ante las cosas que dice Darcy es algo que yo practicaba mucho antes de conocer el libro y ahora, gracias a Elizabeth podía usarlo discretamente, ¡me encantaba! Abrí el libro en la página que había quedado: 
 


 

-Señorita Elizabeth, he luchado en vano, y ya no lo soporto más. Estos últimos meses han sido un tormento. Vine a Rosings con la única idea de verla a usted. He luchado contra el sentido común, las expectativas de mi familia, su inferioridad social, mi posición y circunstancia, pero soy incapaz de contener mis sentimientos y estoy dispuesto a dejarlos a un lado y pedirle que ponga fin a esta agonía. 


-No comprendo.

 
-Permítame que le diga que la admiro y la amo, apasionadamente. Por favor, le ruego que acepte mi mano. 


-Señor, yo..., me hago cargo de la lucha que ha mantenido y lamento mucho haberle hecho sufrir. Créame que no ha sido deliberado. 


-¿Y es ésta toda la respuesta que voy a tener el honor de esperar? 


-Si, señor. 


-¿Se está riendo de mí? 
-No. 


-¿Me está rechazando? 


-Estoy segura que esas consideraciones que le han....... - 
 


Y el llanto de un niño interrumpió mi hermosa lectura ¡Increíble! Alce mi cabeza y miré a un señor -que parecía padre primerizo - cargando a un niño como si fuese de cristal y en algún momento se pudiese quebrar, sonreí enternecida por tal escena y cuando me dispongo a regresar a mi lectura veo a una pareja discutiendo y desde donde me encuentro puedo visualizar a ese chico, mi vecino, ¿Cómo se llamaba? ¡Ah claro! Cole Higgins, uno de los chicos más codiciados en nuestro pequeño pueblo, lo que no sabría decir es que si es codiciado por su cara y cuerpo o su dinero, porque ¡vamos! El chico era guapo y él lo sabía.

Fastidiada por mis pensamientos hacia Cole decidí regresar, mi madre debía estar más que enojada por mi repentina desaparición y mi padre, bueno, mi padre tendría alcohol hasta las orejas y ni cuenta se daría de la falta de mi presencia.

Volviendo a mi madre ¿Por qué no es así con mis hermanas? ¡Por el amor a Dios! Tenían reputación de rameras. 

Ayuda del cielo, eso era lo que necesitaban ellas para poder limpiar su reputación y gracias a esa reputación la mía era un asco, yo no era conocida como Rebecca Elizondo la súper niñera, ¡no! Yo era conocida como la hermana de las rameras. 
Detuve mi paso al estar frente a mi deteriorada pero hermosa casa y suspiré tratando de prepararme para lo que habría allí dentro.

—¡¿En dónde rayos has estado Rebecca?! ¡¿Sabes todo lo que ha sucedido en tu ausencia?! — yo la mire y evite el comentario que rondaba en mi cabeza ¿Cómo lo sabría si acabo de llegar madre? ¡Ja! Respondía eso y mi hermosa cara quedaría como trasero de mono. Dejé de pensar en estupideces cuando vi el rostro furioso de mi madre.

—Lo siento madre, pero los Luca me han necesitado — obviamente mentí, no quiero siquiera imaginar lo que sucedería si le digo que estaba en el parque, leyendo el libro que me había prohibido leer.

—De acuerdo Rebecca, necesito que limpies la casa, ordenes todo perfectamente y que prepares la cena, vendrá un amigo de tu padre, espero que todo este perfecto ¿de acuerdo? — yo asentí y ella se dio la vuelta dejándome sola, solté un suspiro y me puse manos a la obra.

Dos horas después todo estaba perfectamente arreglado y yo toda sudada ¡iugh!, me di la vuelta y me dirigí hacia el sótano que la abuela - quien antes era la dueña de la casa- al saber el trato que tenia mi madre hacia mi, había arreglado para mi, ¡Oh sí nenes! ¡esta era mi cueva! , pero antes de poder entrar escuché la voz super irritante de mi hermana mayor, Luisa.

—¿A dónde crees que te diriges, Becky? — soltó con burla, ¿ya lo había mencionado? Nadie en mi casa me quería, bueno, nadie a excepción de Kian.

—Fíjate que iba a montar un rinoceronte ¿A dónde crees que podría ir Luisa? —solté con sarcasmo y Luisa me miró con enojo, pero regreso a mirarme con burla, yo no entendía que era lo que sucedía

—Mamá quiere que te arregles — y con eso se marchó, dejándome con un mal presentimiento, y como yo soy mitad bruja, ese presentimiento se hizo realidad. 
 

 

 

Holaa, soy Sky y está es mi nueva novela. Voy a tratar de que no hayan horrores ortográficos, perooo si ven alguno por favor díganme. 
 

Besos, Sky 😘
 


 




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