Capítulo 2: La Oportunidad
A pesar de su resistencia inicial, Leo decidió darle una oportunidad al trabajo. El gimnasio donde Max lo había inscrito era un lugar vibrante, lleno de energía y entusiasmo. Los muros estaban adornados con fotografías de campeones y carteles de eventos pasados. Al entrar, sintió una mezcla de nostalgia y desasosiego. ¿Era este el lugar donde podría encontrar un nuevo propósito?
Los primeros días fueron difíciles. Leo se sintió fuera de lugar, rodeado de jóvenes que apenas comenzaban su camino en las artes marciales. Sin embargo, a medida que pasaban las semanas, comenzó a ver destellos de potencial en sus alumnos. Entre ellos, había un chico llamado Alex, un joven talentoso que había llegado al gimnasio buscando una salida a sus propios demonios. Leo vio en él un reflejo de su propia lucha interna.
Alex era un apasionado del jiu-jitsu, pero carecía de confianza. Cada vez que subía al tatami, se mostraba inseguro y temeroso de fallar. Leo, recordando sus propias inseguridades de juventud, decidió tomarlo bajo su ala. Con cada clase, Leo no solo le enseñaba técnicas de lucha, sino que también le transmitía la importancia de la disciplina y la perseverancia.