Capítulo 4: La Lucha Interna
A medida que su relación con Alex se profundizaba, Leo comenzó a sentir una lucha interna. Por un lado, quería seguir siendo el "León Salvaje", el luchador temido en el ring; por otro, anhelaba ser el hombre que Alex necesitaba. La presión de mantener su imagen de guerrero lo llevó a un punto de quiebre.
Un día, tras una intensa sesión de entrenamiento, Leo se encontró en el vestuario, golpeando el saco de boxeo con furia. Cada golpe era una manifestación de su frustración. Max entró y lo observó en silencio. "¿Por qué no hablas con él?", le sugirió. "No puedes seguir escondiéndote detrás de tu rabia".
Leo se detuvo por un momento, respirando con dificultad. "No sé cómo hacerlo. Soy un luchador, no sé ser vulnerable", respondió, su voz llena de dolor. Max, con su sabiduría juvenil, le dijo: "La verdadera fuerza no está solo en ganar peleas, sino en ser honesto contigo mismo"