Wildflower (borrador)

Capítulo 3

—Bienvenida, mi señora. —me dice el personal de la empresa inclinando la cabeza en un saludo.

Les dirijo una mirada en donde ordenó que pueden retirarse — Necesito que llames a este jovencito... ¿Rostov?

—¡Ah! El chico nuevo, enseguida lo llamó. —dice Luisa, la recepcionista.

—Hay algo que no concuerda con los datos que me has dado. —mencionó con la mirada puesta de Luisa— Y si en verdad ese... joven, no sabe quién es su padre, ¿Cómo es que lleva el apellido y no sabe que es del?

—La señorita Catalina tuvo que cambiarse el apellido por órdenes del señor. —dice en susurro pues nos encontramos en medio del pasillo hacia recepción— ¿Razón? No lo sabemos.

—Investiga más a fondo por qué y si es necesario que la enamores para sacarle esa información, hazlo. —asiente.

—Como ordené. —dice dando un paso atrás cuando Luisa se acerca.

—Señora, el joven.

—Antes que nada, quisiera disculparme por el accidente del día de ayer. Reconozco que fue irresponsable de mi parte no estar atento a las indicaciones que se dan. Pero le juro que será la primera y última vez que suceda esto. —dice sin apartarme la mirada.

—Eso espero. Por lo mientras necesito que dejes el puesto que se te asignó y... —tomo una profunda respiración—, te pongas al corriente con mi agenda. A partir de hoy serás mi asistente personal.

—¿Asistente personal? —dice mirando a Gusev quien está en su celular concentrado.

—Es lo que dije, mi asistente gana el doble que cualquier otro empleado, y tú encajas en el perfil que hemos estado buscando desde hace tiempo.

—Pero... no estudié para eso —susurra.

—Creo que alguien no se cree lo suficientemente capaz para llevar aquel papel. —digo mirando de reojo a Gusev quien sonríe al notar mis intenciones.

—Si lo soy. Soy capaz de eso y más.

—Tu negativa dice lo contrario a tu respuesta.

—No haga esperar a la señora, sabe a la perfección que tiene cosas que hacer y que cada segundo que esté aquí equivale a 1.5 millones de dólares perdidos. —presiona Gusev.

—Yo... no sé qué decirle, me ha tomado por sorpresa.

—Solo es cosa de un: Si o no.

Se queda en silencio durante lo que parecen siglos, hasta que suspira con resignación. —Acepto ser su asistente personal.

—Has tomado la mejor decisión de tu vida...?

—Alexander. —dice con una leve sonrisa.

Mi nombre es Alexander.

—Ya sabes que hacer, Gusev —le miro y asiente— En un lapso de una hora te veré en mi oficina Alex, no más no menos. —lo llamó con el seudónimo que hace años no uso.

—Como ordene.

Asiento mientras comienzo a caminar hacia el elevador que me llevara a la oficina principal.

Cuando llego al pasillo, doy la orden de que libren el espacio de Jude para que ese niño se instale lo mas pronto posible.

Una vez listo, me adentro a la inmensa oficina que ha sido ocupada desde que tengo uso de mi memoria.

El gran ventanal te deja a ver una hermosa vista de la gran ciudad, mientras que las personas desde esta posición se ven como unas simples hormigas empleadas.

La oficina es fría, sin interés alguno para una persona visual, tiene un toque de antigüedad, el escritorio de roble hace contraste con las paredes negras de esta, el piso de mármol hace juego con las puertas.

Todo perfectamente acomodado.

Sin mancha alguna, ni error que lo haga menos.

—Bien, comencemos con esto. —me digo a mi misma en el momento que tomo un reporte de movimientos de estos últimos años, y comienzo a revisarlo minuciosamente.

. . . . . .

—Adelante. —me quito los lentes en el momento que entra Gusev y el.

—Como ya sabes esta es presidencia, donde estarás las 24 horas del día prácticamente a lo que se te ordené.

—Entendido. —dice grabándose cada parte— Señora Bianca...

—Bianca, solo dime Bianca.

Asiente no muy convencido. —Bianca, le comentaba a señor Igor sobre la opinión que tengo al respecto sobre el nuevo proyecto a lanzar de los hoteles, y quería saber si podría escucharlos.

—Adelante, —señalo la silla de enfrente y toma asiento—, ser mi asistente también es que escuche tus opiniones, y al mismo tiempo que veles por el futuro de la empresa, no solo por ti.

—Con permiso. —escucho a Gusev.

—Prosigue. —lo aliento.

—Bien, —suspira y se frota las manos— primero quería dar mi buen visto ante la nueva propuesta de Marketing que para la nueva promoción de Flower Black, es una estrategia muy bien trazada, que sin duda eso la posicionaría como la mejor cadena hotelera, pero en el lapso de una semana por mucho, cuando en realidad lo que nosotros estamos buscando es que nos posicionemos en la número uno de un día para otro. —asiento— Por lo que he pensado sobre hacer un nuevo hotel. Se que parece loco lo que le diré, pero es necesario. La empresa es conocida más que nada por la comodidad que se ofrece en dichas propiedades, pero he visto las reacciones para nada favorables y entre ellas encontré una donde se expresa la falta de empatía para las personas con discapacidad. Hubo una reseña que captó toda mi atención, pues en esta expresaban el trato inadecuado que le dio una dependiente a una niña con síndrome de Down.

—Nadie me informó de ello. —comentó molesta.

—Lo que sucede aquí es que esta situación se dio cuando el Sr. Rostov aún seguía vivo.

—Y no hizo nada.

—Lamento decir esto, pero está en lo correcto. Lo dejo pasar sin más. —suspira— Este comentario género que el otro 25% de la población se niegue a invertir pues esas personas en su mayoría son con discapacidades como la de aquella niña.

—Por lo que aun cuando se sacan nuevos proyectos ese 25% se niega a invertir, por culpa de... —niego mientras cierro los ojos. —¿Hay más?

—Me puse a investigar a la niña y di con el paradero de sus padres y ella, fui a buscarlos para pedirles una disculpa, los encontré, en cuanto mencione el nombre de la compañía, se pusieron a decirme infinidad de cosas, pude tranquilizar la situación y cuando les pedí ver a la pequeña, se negaron, no entendí porque, hasta que mencionaron que había sido mandado por el Sr y por seguridad de todos, lo mejor era irme, cuando les dije que él había fallecido, no lo creían y tuve que mostrarles las noticias de hace 20 años para que creyeran.



#1142 en Thriller

En el texto hay: infidelidad, odio, amor dolor

Editado: 30.04.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.