Hate And Centaur

Marloc fue liberado, siendo capaz de ir con los pequeños Rapan y Gilp, ambos estaban atemorizados.

—Lo siento, esto es mi culpa — se lamentaba de haberlos dejado atrás — yo quería pedirles que esperen por mi, yo iré hacer algo para liberarlos.

—Nos has hecho feliz al volver por nosotros, sabemos que solo estorbamos, pero haremos todo lo posible para serle de utilidad — sus palabras oprimían el pecho del hombre.

—No es necesario, solo esperen por mi — les pedía intentando evitarles el peligro — volveré, solo esperen.

Volvió a darle la cara a la inmensa criatura, la cual parecía que levantaba su rostro para verse más imponente, el humano de apariencia deforme tenía un mal presentimiento de este trato, pero no tenía elección.

—¿Que debo hacer?

—Debes matar al señor de la zona sur del bosque, solo entonces regresaras con el y tus niños serán libres.

—¿Cómo es ese tipo? ¿Es tan problemático para necesitar a un tercero? ¿De que debo cuidarme? — inicio a lloverle con preguntas, pero la inmensa criatura no parecía dispuesta a contestar ninguna pregunta.

—Solo sal del bosque y entra por el lado sur, encontrarás a tu objetivo en corto, ni se te ocurra decirle algo de mi o tú situación — los múltiples vellos de su cuerpo se levantaron en señal de amenaza.

Los seres de madera empujaron a Marloc fuera de los aposentos del enorme ser, siguió andando por la oscuridad, solo teniendo de guía la corriente del aire, al salir le fueron entregada su espada y su bestia de montura, subió en ella y fue nuevamente a su carreta, tomando la jaula que aún tenía al batdemon, acercó su dedo verde, el cual rápidamente perdió la punta por la feroz criatura, al observarla bien podía notar que está parecía flotar en el aire, la mini criatura formó un lazo con el superviviente del desierto negro, dejándolo salir de su encierro y apareciendo un cuarto ojo más pequeño bajo los otros, en el lado verde de su cráneo.

—Con esto debería ser suficiente para tomar por sorpresa a esa cosa — musitó disgustado al ser utilizado.

Sin esperar más salió del bosque del mismo lado de donde entró, para ir al sur, buscando su encuentro con este misterioso sujeto.

—¿Están en una guerrera territorial? ¿Por qué necesita a un don nadie para liquidarlo? ¿Es alguna clase de monstruo tan temible como ese gusano? — cientos de ideas cruzaron su mente, pero entendía que solo tendría respuestas al encontrar a este ente.

Al ingresar al sur pudo ver cómo el bosque lucía color naturales, no como en la parte norte, donde todo estaba teñido de un tono carmín, sé detuvo un momento en este bosque siniestro.

—Si puedo controlar a estás bestias con mi mente, debería poder.. — pensaba para luego concentrarse, en breves momentos sus pensamientos radicaban en la pequeña criatura voladora, consiguiendo ver lo que esté veía — ¡Impresionante! ¡Puedo hacerlo! ¡Con esto yo..!

Quedo sin habla al ver por los ojos del batdemon como una figura misteriosa se acercaba a él.

—¡Esto es malo! ¡El me ha visto antes que pudiera verlo a él! — bramaba preocupado del alcance del enemigo, pero una idea cruzo su mente — ¿No fue así como me pudo ver la cosa bajo la montaña? Ese bastardo debe estar conectado con sus múltiples pelos a cada árbol, eso explicaría el número casi infinito, además de que esos solo seguían una orden a la vez y si al igual que yo puede ver a través de los seres con lo que se crea una conexión, explicaría como encontró a Gilp y Rapan, incluso la voz.

La sombra de su enemigo se posó sobre el, revelando a un centauro con un casco de guerra y una lanza de puntas torcidas de un tono rojo, era un poco más alto que Marloc aún estando montando la bestia exhala fuego, tenía algo parecido a piedras incrustadas en su hombro derecho, los cuales se extendían hasta el pecho.

—¡Entrega todo lo que poseas! — ordenó el anormal monstruo.

—Se supone no le diga nada de lo que ocurre, pero si puedo hacerlo cooperar yo podría vencer y salvar a Rapan y Gilp — pensaba cuidadosamente, un movimiento en falso y nunca más los volvería a ver con vida.

—¡¿Acaso eres un parásito?! — vocifero sin cuidado, esto hizo enojar al extraño, quien hizo bailar la extraña lanza en sus manos.

—¡Realmente deseas morir! — se preparaba para hacerlo pagar por tan osadas palabras.

—¡Tu, espera! ¡Yo creí que eras como esos sátiros! ¡No intentaba insultarlo! — en su arranque por detener el encuentro reveló algo importante.

—¡¿Quieres decir que sabes el secreto de Legión?! ¡Es solo un parásito! — la voz rasposa sonaba bastante aliviada — eso es más valioso que cualquier objeto que tengas.

—¡No! ¡No! ¡¿Por qué siempre acabo metiendo la pata?! ¡Siempre era igual en la oficina! ¡No debía decirle nada a Rosio de su fiesta sorpresa y termine diciéndoselo o cuando el jefe me contó que George sería despedido y se me salió en la reunión..! — se sentía pésimo tras su error.

—¡Espera! ¡No sabes dónde está! Si vas así como así el resultado será el mismo — intento persuadirlo antes de que se fuera.

—¿Aún sabes más? — se sorprendía de tan oportuna situación, pero no hizo más que arrojarle su arma, su bestia reparo, recibiendo la lanza en su pecho, muriendo en el acto, desapareciendo otro de sus ojos rojos en su cráneo verde, quedando solo dos.

—¡Mierda! ¡Volví hablar de más! Ahora debe creer que trabajo para esa cosa — gritoneaba molesto al lado del cadáver de su bestia.

El centauro volvía al ataque con sus patas delanteras estaba por aplastarlo, su espada estaba en su cintura no tenía tiempo para usarla, su peso y la potencia indicaba que si intentaba detenerlo con su anormal brazo se rompería, el tiempo de respuesta era escaso debía decidir, las patas cayeron con gran fuerza sobre el lugar.

—¡Estuvo cerca! — respiraba agitado, luego de tirarse a un lado, pero su enemigo fue por su arma, la cual al volver a su mano cambio, volviéndose una lanza que cubría todo su brazo, en este múltiples bocas surgieron, dando gritos — ¿Qué clase de arma es esa?