Wings of Fate

Capítulo 5: La Hija del Rocío

El cielo amaneció cubierto por una neblina azulada, una señal de transición entre estaciones… o de un cambio mayor por venir.

Lysiane no durmió bien. Los sueños la llevaron a lugares que no conocía: bosques cubiertos de niebla, voces que susurraban su nombre, alas que se deshacían en agua y luego volvían a nacer en el viento.

—¿Te has sentido… incompleta alguna vez? —le preguntó a Cael, cuando lo encontró esperándola junto a los estanques sagrados.

—No —respondió con honestidad—. Pero sí me he sentido dividido. Entre lo que soy… y lo que se espera de mí.

Caminaron en silencio. Cael notó que las alas de Lysiane se mantenían estables por primera vez, pero su tono era inusual: no eran solo aire, ni solo agua. Eran una mezcla. Cambiaban con cada emoción, cada pensamiento.

—Mi madre solía decir que yo era como el rocío —murmuró Lysiane—. Que no pertenecía del todo a la noche, ni al día. Que brillaba por un instante, y luego… desaparecía.

—No vas a desaparecer —dijo Cael con firmeza.

Ella lo miró, sorprendida por la intensidad de su voz.

—¿Cómo lo sabes?

Cael la observó un momento. Luego levantó una mano, y con un gesto delicado, el viento acarició el cabello de Lysiane.

—Porque el viento no sigue a quien se desvanece. Lo sigue a quien se queda.

Ese día, sin que nadie más lo supiera, Lysiane usó su magia por voluntad propia. Frente al estanque, hizo danzar el agua sin tocarla, fusionándola con una ráfaga de brisa suave. Una armonía sutil.

Pero alguien los observaba. Una figura encapuchada entre los árboles del límite del santuario.

Y sus ojos no tenían ni un atisbo de bondad.



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En el texto hay: fantasia romantica, magia, hadas

Editado: 18.05.2025

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