Capítulo 11: Ecos del Legado

Los días siguientes al despertar en el Círculo de las Almas fueron como caminar entre dos mundos. Lysiane sentía la energía antigua latir bajo su piel como una corriente viva. Ya no necesitaba invocar su magia: ésta respondía sola, casi como si tuviera conciencia propia.

—Tu aura… —dijo Cael una tarde, mientras observaban desde una ladera las nubes danzar con su paso— ha cambiado. Antes vibraba como un río agitado. Ahora… parece una tormenta en calma.

—No sé si eso es bueno o peligroso —respondió ella, con media sonrisa.

—Ambos. Pero eso ya no importa, ¿verdad? —La miró con seriedad—. Has cruzado un umbral del que no hay regreso.

Lysiane bajó la mirada hacia sus manos.

—A veces quisiera no haberlo cruzado. Ser como todos los demás.

—Tú nunca fuiste como los demás —dijo Cael, tocando su mejilla con suavidad—. Ni siquiera antes de que el Círculo te llamara.

Sus ojos se encontraron. Y por un segundo, no existía más que ese momento. El roce de sus dedos. La música del viento. Las alas de ambos extendidas sin esfuerzo.

Pero entonces, la calma se rompió.

Desde el cielo, una figura descendió con rapidez: era Elarion, uno de los Guardianes más leales al Consejo.

—¡Al fin los encontramos! —rugió, posándose con violencia—. Lysiane… estás cometiendo un acto de traición. Estás despertando una magia que fue prohibida por una razón.

Cael se adelantó, escudo de viento en mano.

—¡No darás un paso más!

—¿Tú también? ¿Un Guardián del Aire defendiendo a una inestable?

—Ella no es inestable. Es la única cosa que este Reino necesita para cambiar.

Lysiane se irguió, sus alas brillando con destellos iridiscentes que mezclaban cielo y agua.

—No quiero pelear. Pero no permitiré que me silencien. No otra vez.

Entonces, el aire estalló. Elarion lanzó una ráfaga cortante, pero Lysiane alzó una mano y la desvió como si moldeara el viento. No con violencia, sino con armonía.

Cael contraatacó, creando un muro de corrientes. No querían herir… solo escapar.

Y lo lograron. Pero no sin que Elarion enviara un mensaje al Consejo:

“La Heredera ha despertado. Y no está sola.”