El entrenamiento de Lysiane comenzó al amanecer. Eliara la guiaba, con pasos suaves pero firmes, enseñándole a conectar con la magia que aún dormía en su pecho. La sanadora sabía que el proceso no sería fácil, pues el amor, como elemento, no podía ser controlado a voluntad. Era impredecible, fluido, como el viento y el agua… pero a la vez más vasto y profundo.
—El amor no es solo una emoción —le explicó Eliara mientras las primeras luces del día se filtraban entre los árboles. —Es una fuerza que puede unir o destruir, como el río que da vida o arrastra con su corriente.
Lysiane, con el colgante en su pecho brillando débilmente, se concentró. Era difícil. En su interior, sentía el eco de un poder que no comprendía completamente. Su mente se llenaba de imágenes de Cael, de su risa, de la calma que solo él le traía. Pero también sentía su dolor, el vacío que el Consejo había dejado en él.
—Respira hondo —instruyó Eliara—. Deja que el amor por lo que más valoras fluya. No lo retengas. Libéralo.
Lysiane cerró los ojos y pensó en Cael, en su relación, en lo que él representaba para ella. De repente, una energía cálida se extendió desde su pecho, como un río desbordado, hacia sus manos. Al abrir los ojos, vio cómo sus dedos brillaban con una luz dorada.
—Lo tienes —dijo Eliara, su voz llena de admiración—. Ese es el primer paso. Has conectado con la esencia del amor. Ahora debes aprender a controlarlo, a no dejar que te controle.
Lysiane sonrió, pero la duda seguía en su mente.
—Pero, ¿cómo controlo algo tan… libre? ¿Cómo puedo usarlo sin destruir todo a mi paso?
—Con confianza —respondió Eliara—. Confía en ti misma, Lysiane. El amor no es solo lo que sientes por una persona. Es lo que sientes por todo lo que te rodea, por el mundo entero. Es el vínculo que une todo lo que existe.
Mientras Lysiane continuaba su entrenamiento, Cael permaneció cerca, observando, siempre alerta. Aunque su corazón latía por ella, sabía que su misión no era solo protegerla, sino también apoyarla en su descubrimiento. La magia de Lysiane era poderosa, pero aún era inexperta.
—Estás progresando rápido —dijo Cael, acercándose cuando Eliara le dio un respiro a Lysiane—. Sé que puede ser abrumador.
—Lo es —respondió ella, un poco agotada, pero también emocionada—. Pero me siento… más completa. Como si algo dentro de mí por fin estuviera cobrando sentido.
—Es solo el comienzo —dijo él, tomándola de la mano—. Sea lo que sea que nos espera, lo enfrentaremos juntos.
Pero esa sensación de calma que había crecido entre ellos fue interrumpida cuando Eliara, con una expresión grave, se acercó.
—Hay algo que no te he dicho. El Consejo está cerca. Saben que has despertado el poder del amor, y no se detendrán hasta que te tengan. Debemos prepararnos.
Lysiane asintió, su mente llena de nuevas determinaciones. El entrenamiento no solo era para controlar su poder… era para sobrevivir.