Capítulo 24: La Prueba del Corazón

El viento soplaba con fuerza mientras Lysiane y Cael llegaban a un claro en el bosque. Habían estado corriendo durante horas, buscando un lugar seguro, pero sabían que el tiempo se les acababa. No podían confiar en que la barrera que Lysiane había creado fuera suficiente para frenar al Consejo por mucho más tiempo.

—Tenemos que detenernos —dijo Cael, deteniéndose y mirando a su alrededor. La sensación de ser observados era innegable.

Lysiane, todavía sintiendo la energía del amor corriendo por sus venas, asintió. Se sentó en el suelo, agotada, mientras él vigilaba.

—¿Cómo sigues? —preguntó él, inclinándose junto a ella, tocando su mejilla con suavidad.

—Estoy bien… solo un poco cansada. Pero mi poder está creciendo. Siento que puedo hacer más, pero aún no sé cómo controlarlo completamente.

Cael se quedó en silencio, observándola. Sabía lo difícil que debía ser para ella procesar todo lo que estaba sucediendo: su linaje, su poder, y la creciente conexión que sentía por él.

—Lo estás haciendo bien. Mucho mejor de lo que crees.

Lysiane sonrió levemente, pero luego su expresión se tornó seria.

—No solo soy una hada más, Cael. Soy la hija del Vínculo, del amor… y ahora sé que no solo el Consejo me está persiguiendo. El amor como elemento es una amenaza para todos. Si ellos me encuentran, el mundo podría cambiar para siempre.

Cael se arrodilló frente a ella, tomando sus manos con firmeza.

—No estás sola en esto. Yo estaré contigo, no importa lo que pase. Juntos podemos enfrentarlo.

Pero antes de que Lysiane pudiera responder, una figura apareció entre los árboles, una sombra alargada que parecía disolverse en el aire mismo.

Eliara.

—Están cerca —dijo con urgencia—. El Consejo está a punto de llegar. No tenemos mucho tiempo.

Lysiane se levantó rápidamente, y Cael hizo lo mismo. Aunque sabía que no podrían evitar un enfrentamiento directo por mucho más tiempo, su determinación aumentó. Eliara les había dado el tiempo necesario para prepararse, y aunque su poder aún no era completo, Lysiane sentía algo en su interior que no había sentido antes: el amor como su fuerza, no solo como una conexión con Cael, sino con todo lo que representaba el equilibrio del mundo.

—¿Qué hacemos ahora? —preguntó Cael.

Eliara los miró fijamente.

—Debemos ir al Templo de los Elementos. Allí hay un antiguo artefacto, una fuente de poder que puede fortalecer tu magia. Y puede ser nuestra única esperanza de detener al Consejo.

Lysiane se preparó, su corazón palpitando con fuerza. Sabía que el camino hacia el Templo de los Elementos no sería fácil, pero también sabía que no podían dar marcha atrás.

—Vamos. —Dijo Lysiane con determinación—. No hay tiempo que perder.

Y con eso, se adentraron en la oscuridad del bosque, sabiendo que la prueba del corazón aún estaba por llegar.