Wings of Fate

Capítulo 35: Raíces y Rupturas

La tierra se extendía ante ellos, vasta y cubierta de una niebla espesa con olor a musgo y corteza. A diferencia de los otros reinos, el Reino de la Tierra no se revelaba con majestuosidad, sino con una fuerza muda que vibraba bajo sus pies. Cada paso hacía que el suelo respondiera, como si el bosque respirara con ellos.

—Este lugar es… denso —murmuró Lysiane, acariciando con los dedos la corteza de un árbol antiguo. Éste pareció temblar levemente ante su contacto.

—Y vigilante —agregó Cael, mirando alrededor—. Todo nos observa.

No tardaron en encontrar el corazón del bosque: un claro cubierto de flores silvestres y enredaderas. Allí, un anciano de barba cubierta de líquenes los esperaba sentado sobre una raíz que sobresalía del suelo. Su piel era marrón como la tierra húmeda, y sus ojos, verdes como la savia.

—Soy Thalos —dijo con voz profunda, como el crujido de un roble al viento—. Guardián de la Tierra. Y ustedes... son el final de algo que nunca debió empezar.

—¿El final? —preguntó Cael.

Thalos los miró con pesar.

—Los elementos están en desequilibrio no por exceso de poder… sino por unión indebida. El amor entre elementos opuestos siempre genera rupturas. Aire no debe fundirse con Agua, como Fuego no debe abrazar a la Tierra. Ustedes son grietas en el ciclo.

Lysiane sintió un nudo en el pecho.
—¿Entonces estás diciendo que... debemos separarnos?

Thalos no respondió con palabras. Extendió una mano y el suelo bajo ellos tembló. Vides salieron disparadas, atrapándolos por separado. Lysiane cayó de rodillas mientras la tierra la envolvía, sumiéndola en una visión.

Vio un futuro posible: el Reino de Liria dividido, el cielo enfrentado con el mar, montañas colapsando y fuego devorando los bosques. Todo causado por el "amor no elemental".

—No es real —dijo ella, cerrando los ojos con fuerza—. No es real.

—El amor no tiene que ser lógico, ni elemental —gritó Cael desde el otro lado—. ¡Es más antiguo que los elementos!

Una ráfaga de viento lo liberó parcialmente, y Lysiane sintió algo responder dentro de ella. No era Agua. No era Aire. Era otra cosa.

La tierra cedió, liberándolos. Thalos se puso de pie, y aunque no sonrió, asintió.

—Tal vez… ustedes sean algo nuevo.

Del suelo brotó una piedra verde con una espiral dorada. Lysiane la tomó con reverencia.
Era el fragmento del equilibrio.



#1224 en Fantasía
#4988 en Novela romántica

En el texto hay: fantasia romantica, magia, hadas

Editado: 18.05.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.