El Reino de Liria despertó con una nueva luna.
Las fronteras entre los elementos ya no existían. Las hadas comenzaron a entrenarse juntas, no por su poder, sino por su voluntad. Aquellos que habían sido ocultados, rechazados, o temidos por ser "distintos", eran ahora los portadores de una nueva era.
Cael regresó con el brazalete del cielo más brillante que nunca. Su poder de aire, ahora más fuerte, se alimentaba de su vínculo con Lysiane, que había sido reconocida como la Primera Hada de la Quinta Esencia.
Ella no dominaba solo un elemento.
Ella los entendía a todos.
En el claro del bosque donde años atrás Lysiane había jugado sola, ahora florecía un árbol de alas: un regalo de la magia naciente. Y en ese claro, Cael la esperó, como siempre lo había hecho.
—¿Estás lista para quedarte? —preguntó él.
Lysiane sonrió. Se quitó el colgante en forma de gota y lo enterró bajo el árbol.
—Estoy lista para comenzar.
Y mientras sus alas se abrían al cielo, reflejando todos los colores del nuevo Liria, el viento susurró un secreto entre las hojas:
“Cuando una hada elige amar… el mundo cambia para siempre.”
Fin.