—Creí que no tendrías encendedor —habla Jonas riendo.
—No, me han dado uno nuevo —responde ella mirando el cielo.
—Veo que es especial, los dibujos son tiernos, seguramente tu novio te quiere demasiado —dice él y Adalid no responde. Solo se limita a fumar.
—Siento si metí la pata —se disculpa encendiendo su cigarro. Después de unos segundos ella habla.
—Tranquilo, la persona que me lo dio no es mi novio, es un simple amigo de infancia.
***
Al llegar a casa Adalid no deja de recordar las palabras de Jonas.
"Seguramente tu novio te quiere demasiado"
Ella no quiere darle más vueltas al asunto, además el tenía novia. Saluda a su madre y sube a su cuarto, se coloca una ropa más cómoda y saca los materiales que le había dado la noche anterior Alex.
Escoge un lienzo y en este primero hace un boceto de aquel rostro él cual la tiene tan nerviosa, intenta recrearlo todo lo que puede, dejándolo ser casi real. Comienza a combinar colores, dándole vida a aquel rostro, recuerda que aun sus audífonos están con batería, así que para y los busca poniendo una de sus canciones favoritas, Who de Lauv. Pasan las horas y ya ha terminado dándose cuenta que ha combinado rasgos de Alex y Jonas.
¿Como es posible? Se pregunta aun confundida
—Lo dejaré así, me sirve para un personaje de mi historia —dice y suspira.
Guarda todo y se lava las manos, se ve en el espejo y ve que tiene una pequeña mancha de pintura así que la limpia. Saca su celular y entra a su correo donde encuentra un mensaje nuevo.
"Buenos días señorita Adalid, le informamos que su libro ya esta a la venta en cualquier parte del mundo, este ha sido publicado con su nombre y como usted lo ha mandado. Espero tenga buen día"
Soltó un grito de alegría y bajo a la sala para informarle a su madre.
—¡Madre! —grito bajando las escaleras.
— ¿¡Que paso!? —pregunto la mujer asustada
—¡Madre, mi libro ya ha sido publicado! —exclama emocionada.
—¡Felicidades cariño! —dice la mujer y la abraza. —Estoy orgullosa de ti.
—Gracias, creo que tendrás que preparar mi comida favorita para festejar —responde y las dos ríen, ese era el mejor día para Adalid.
***
Alex toma su guitarra e intenta afinarla un poco, hacia unos cuantos años no la utilizaba. Seguramente por que desde la última vez que toco fue para y por Elizabeth, su ex, ahora nuevamente lo estaría haciendo pensando en ella, en lo hermosa que era, en lo introvertida pero al mismo tiempo extrovertida que podía ser mediante el arte y la escritura.
Empezó tocando una melodía suave, que se convirtió en lágrimas que corrían en sus mejillas. Tocaron su puerta así que las seco rápido y habló.
—Diga.
—Alex, un paquete para ti ha llegado —dijeron y el frunció el ceño.
"Me he olvidado de aquel libro"
—Ya salgo —respondió, bajo rápido y atendió al repartidor firmando y dándole gracias a su hermana por haberle dicho.
Subió de nuevo a su cuarto y abrió el paquete dejando ver el título de aquel libro. "Las flores en invierno de Adalid Smith"
***
Al día siguiente había salido al mismo lugar donde fumaba todos los días, llevando consigo un libro para leer.
—Creo que ya es constante que nos encontremos en las mañanas —dijo Jonas a lo que Adalid asintió.
—Si, no se me hace raro encontrarte acá —responde sin despegar la vista del libro.
—¿Qué lees? —pregunto el.
—Desprecio y tragedia de Escorpión —habla ella mirándolo.
—Dios, amo ese libro, la trama es bastante buena como su mundo, es uno de mis libros favoritos —ríe levemente.
—¿Lees? —pregunta ella. —No sabia, ni siquiera se me había pasado por la cabeza.
—Tampoco eres la única lectora, te digo que he leído algunos libros bastante buenos.
—Me gustan casi todos los de Escorpión, tiene su mundo fantástico el cual es impresionante, además la saga Deluxe que saco hace poco me encantó —dice ella y apaga el cigarro.
—Ayer he ido a una librería y he visto algunos, especialmente uno llamado las flores en invierno, pero en ese mismo instante no he podido comprármelo ya que me llamaron por algo urgente, estoy pensando ir en la tarde a comprarlo —habla el dejando a Adalid helada, ese era su libro.
—Espero te guste la obra, debo irme —y con estas palabras se levanta y vuelve a casa.