—Seria mejor que descansará en la habitación de huéspedes Alex —insiste de nuevo Adalid, pero él niega.
—No veo ningún problema en dormir contigo —insite él, ella suspira cansada.
"Entender a un borracho no es fácil" piensa
—Vale, entonces vas a dormir conmigo —y de solo decir aquellas palabras las mariposas en su estómago vuelan, sintiendo a un punto ganas de vomitar.
Adalid ayuda a Alex a subir las escaleras mientras este murmura cosas poco entendibles, apenas y se pueden escuchar pequeñas frases. Caminan torpemente por el pasillo hasta llegar a la habitación, Adalid abre la puerta y Alex ingresa sentándose en la cama.
—La habitación tiene tu perfume, creo que es la edición más reciente de VICTORIA'S SECRET, fresas y champaña —dice él.
—No te equivocas, ahora, tienes olor a alcohol, aún así no tengo ropa que prestarte, no soy hombre —informa ella a lo que él ríe y se acuesta.
—Dormiré, me siento cansado —y con estas últimas palabras se acomoda en la cama y el silencio domina aquella habitación.
"Estoy loca"
Sin hacer mucho ruido entra al baño, se cepilla, moja su cara y sale. Se acomoda en la cama dándole la espalda a Alex y a los pocos minutos de estar allí, siente un brazo rodear su cintura, y con esto queda en el mundo de los sueños.
Pasan las horas rápidamente y pronto se hace de día, su puerta es tocada y abierta dejando ver ante los ojos de su madre una escena bastante tierna, Alex y Adalid abrazados. No sabe como es que Alex ha llegado a dormir con su hija, aún así no dice nada y regresa a la cocina.
Los gritos de su hermana la despiertan y al reaccionar nota que ha dormido abrazada de Alex, su rostro está apoyado en el pecho de él mientras este la abraza -casi posesivamente- de la cintura.
—Buenos días —saluda él con voz ronca.
Adalid no responde y solo se limita a suspirar y levantarse dirigiéndose al baño. Al poco tiempo sale y se encuentra a Alex sentado en la cama.
—Buenos días.
—Me acuerdo muy poco de anoche, me podrías explicar, ¿por qué estoy en tu casa y por qué he dormido contigo? —pregunta él a lo que ella asiente.
—Ayer más o menos a las 10:00 p.m. tocaron el timbre, así que me dirigí a ver quien era encontrándome contigo borracho, te deje entrar y te dije que tu madre había de estar preocupada, aún así me respondiste que le habías dicho que dormirias en la casa de Katy, en eso te ofreci dormir en la habitación de huéspedes pero tu te negaste y dijiste que querías dormir conmigo —responde ella y él solo frunce el ceño.
—En verdad me lamento mucho Adalid, no era mi intención hacerte sentir incomoda o algo por el estilo, estaba muy borracho y no media mis palabras, igualmente gracias por haberme ayudado —ella solo asiente y se cambia en el baño. Pasan los minutos y los dos bajan encontrando a un hombre y una mujer conversando.
—Buenos días hija —saluda su madre a la par que el hombre.
—Buenos días —responde ella abrazando a su padre.
—Hace mucho no te veía hija, estas hermosa como tu madre —dice él a lo que ella ríe levemente.
—Buenos días Señor Smith —saluda el dándole la mano al hombre.
—Hola Alex, hace años no te veía, ¿cuando fue la última vez que te vi?
—Cuando fuimos junto a mi familia a la playa, han pasado 4 largos años —responde él.
—¿A que hora llegaron? —pregunta Adalid.
—Entre las 11:30 p.m. y 12:00 p.m. los trenes han presentado problemas, así que ha algunas personas se les ha atrasado el viaje —responde su padre.
—Vale.
—Adalid, ¿Por qué Alex durmió contigo?, tuvieron alguna pijama —pregunta su madre a lo que ella inventa una excusa.
—Alex vino anoche para traerme algunos lienzos como regalo, comenzanos a platicar y después de unas horas el sueño nos ganó, ya era demasiado tarde, así que le dije que se quedara en casa —responde ella y su madre solo asiente.
—Voy a casa Adalid, fue bueno pasar tiempo contigo, muchas gracias —dice él y se despide de las tres personas en la sala.
Se dirige a la puerta y sale de aquella casa dejando a Adalid pensando con todo lo que había pasado anteriormente.
Y entonces ella lo sabe, nada es casualidad.