Prólogo

Hace mucho, mucho tiempo, cuando sólo existía el invierno y en el mundo reinaba el hielo; el rey Cold, tan frío que era capaz de matarte con sólo mirarte, se enteró que habían tres familias invernales cuyos poderes eran capaces de crear cosas diferentes al hielo.

Según lo que había escuchado, la primera familia era capaz de transformar el hielo en flores, olores y sabores, por lo que éste pensó que eran incapaces y fallarían, así que les cedió cuatro meses del ciclo anual para poder creer en los rumores, si la familia no era capaz los lanzaría vivos a los tigres blancos.

La segunda familia podía hacer derretir el hielo, los corazones, repartir alegrías y felicidad a quienes se acercaban, pero el rey no cedió, el calor podría derretir al reino y matar a todos los que habitaban en él. Pero les puso un nombre, ellos serían verano.

La última familia era fría pero no como el invierno; sus capacidades eran hacer descender las temperaturas antes de que llegara el invierno, cambiar las hojas verdes de los árboles por tonos ocres, haciendo secar las hojas y los vientos soplar con fuerza, llevando nostalgia a quienes rodeaban.

Como lo habían acordado, la primera familia inició con el ciclo anual y tuvo éxito así que el rey decidió que la familia sería nombrada "primavera"; la segunda familia no pudo demostrar su talento; y luego, la tercera familia tuvo el mismo éxito que la primera, por lo que fue nombrada "otoño". Finalmente vino el despiadado invierno para terminar el ciclo anual.

Un nuevo ciclo inició, la primavera lo hizo bien como el año anterior, pero al finalizar su ciclo, de repente se vino un inmenso calor que hizo derretir el hielo, los páramos, el Polo norte y Polo sur; hizo morir a los pingüinos, osos polares, y cualquier cantidad de animales de invierno, dejando casi por extintos a los seres invernales donde también murió el rey. Los pocos habitantes que quedaron vivos le declararon la guerra a los veraniegos y catástrofes naturales como tornados surgieron a causa de la guerra, donde los más afectados fueron los humanos. 

Ya cansados de ver aquella guerra que sólo destruía al mundo, el otoño obligó al invierno y al verano a hacer una tregua, la cual consistía en que ninguno de los dos se encontraría porque la primavera y él los separarían; el único modo en que se verían sería en la corte de estaciones, cada cincuenta años donde sólo se encontrarían los próximos al trono.  

Fue ahí, en ese preciso instante, donde nacieron las cuatro estaciones.