La chica invernal tenía sospechas de que esto sucedería y así fue, desde que les llegó la hoja de citación para ir en gala al reino de la primavera nada le daba buena espina y ni decir cuando llegó a la escuela, sintió como las malas energías pasaban por su lado como perro por su casa.
Alrededor todo se vuelve difícil de visualizar, es como si aquellas energías se llevaran sus huesos, ninguno de los cuatro puede sentirlos pues la oscuridad les abraza y la debilidad les está haciendo una mala pasada.
El tiempo parece ir demasiado lento y debajo de la cama están saliendo sombras por doquier que acorralan a todos; la oscuridad ya no tiene espacio en el infierno por lo que ahora quiere habitar en la tierra.
Esta no es su primera vez, ahora lo ha recordado, ha recordado que tenía cinco años cuando los Spectrum atacaron el palacio y los padres de Spring y Autumn estaban allí, hablando con sus padres. Su madre era la sucesora del trono del invierno, el padre de Autumn y el de Spring eran los de sus respectivos reinos y sólo ellos tres lucharon contra ellos a pesar de verse vencidos, pero todo fue con unas cuantas palabras que recitó su madre.
«Cuando la oscuridad está cerca, cuando los Spectrum atacan, cuando ya no hay esperanza la luz de las estaciones prevalece como las cuatro dagas. Y las runas de cada quien tomarán fuerza en nuestras manos como las dagas Therion que caerán como mil truenos»
Desde aquel día, su madre decía aquellas palabras en cada esquina del reino, era como protección, como la sobreprotección que ella y su padre le tenían, por eso nunca le enseñaron como luchar y tampoco salir del reino, decían que todo debía ser a su debido tiempo.
Aún puede sentir la voz de su madre diciendo aquello, una y otra vez, la siente como ecos encerrados.
Las otras tres estaciones la miran con lo poco que les queda de fuerzas, Winter repite las palabras inconscientemente, a ellos les ha parecido extraño lo que grita pero a la vez es muy familiar, sus padres solían decirlo.
—Cuando la oscuridad está cerca, cuando los Spectrum atacan, cuando ya no hay esperanza la luz de las estaciones prevalece como las cuatro dagas. Y las runas de cada quien tomarán fuerza en nuestras manos como las dagas Therion que caerán como mil truenos —Recita aquellas palabras con más fuerza —...¡Vamos idiotas, repitan conmigo!
Las palabras han dado resultado, los cuatro chicos brillan como luz en la oscuridad, pero no luz del alma, es luz de física que todos pueden ver. La luz de Winter es blanca, la de Summer amarilla, la de Autumn naranja y la de Spring es rosa. A todos en una mano les surge una extraña daga: El cabo de la daga tiene el signo de estación a la que pertenecen y su color correspondiente; las dagas no tienen una sola lámina, son dos y están cruzadas como dos flechas aleatorias que se encuentran al final, como dos letras S.
Ninguno puede creer lo que está pasando, es como si la daga los guiara y hacen runas que no sabían que existían; son como cuatro hijos de la guerra luchando por la justicia, por lo que les pertenece.
Cuando una sombra aparece frente a ellos, la daga les toca y es extraño, pero las sombras desaparecen y quedan charcos de sangre.
Como cuatro chicos de pueblo que están en una inmensa ciudad se sienten, como si no pertenecieran allí pero Winter está dispuesta a luchar y esconder aún más su dolor para saltar ya sea al cielo, o lanzarse al precipicio del infierno con tal de encontrar a sus padres.
Todo ha desaparecido, las luces parpadean; justo cuando estaban convencidos de que todo había terminado, una gran pantera se se arroja sobre Winter. Los chicos no son capaces de dar un paso hacia las dos que luchan contra el suelo, no es por egoísmo sino por miedo, nunca se habían enfrentado a algo y están en shock.
Winter logra hacerle un rasguño en la cara con el objeto metálico y la arroja hacia atrás, cuando esto sucede toma la figura de una mujer totalmente cubierta de brea. Los cuatro observan detenidamente y graban en sus mentes cómo camina, es enorme y extremadamente delgada, no tiene ojos, ¿Cómo rayos puede ver?
Toma a Winter por la mandíbula y la alza, sus pies quedan colgando.
—¿Dónde están las piedras? —era la misma voz de mujer de hacía un momento.
—No sé —dice entre dientes.
—¿Quieres ver a tus padres? Entonces entrégalas —suelta una horripilante carcajada —. Te crees tan ruda, pero sólo eres una pendeja —le pasa la lengua por la mejilla.
—Que no las tengo, maldita —sube la mano lo más rápido que puede y le entierra la daga en un orificio que parece ser su ojo.
La horrible cosa lanza un grito ahogado y tira a Winter contra la pared. Summer aprovecha y le lanza la daga, ésta se entierra en la parte trasera de su cabeza por lo que nuevamente grita y vomita brea.
—Nos volveremos a ver, esto aquí no termina —amenaza.
La daga therion vuela hacia la mano de su dueño y la mujer de brea desaparece.
—¿Qué fue eso? —Spring mira hacia donde la figura acaba de desaparecer, todos lo hacen.
—¡¿Y yo qué putas voy a saber?!
Winter está más que alterada, aquella cosa le había hablado sobre sus padres, que le entregara las piedras si quería volver a verlos; ella no sabe donde están pero ganas no le faltan para buscarlas y entregarlas a cambio de sus progenitores, pero sabe que sus padres preferirían morir antes que entregarlas por lo que piensa en encontrarlas y cuidarlas, y no dejar que nadie las toque.