Wire Madness

Capítulo 8: El valle Road Rage

Los técnicos Manolo y Isidro se encuentra tomando una siesta en el interior de su vehículo. Manolo sueña con su compañía de telecomunicaciones y la empresa de robots de su hijo. Isidro sueña con un harem de mujeres en traje de baños mientras está en un trono dándole frutas, pero este se transforma en una pesadilla que lo despierta.

—Mierquina, una pesadilla. ¿Qué hora es? —Dijo Isidro que se levanta y ve la hora su Smart watch y añadió. —Son como las siete de la mañana. Una hora mas no hace daño.

Isidro se vuelve a dormir durante una hora hasta que el despertador que tiene Manolo lo levanta.

—Isidro, levántate que tenemos que trabajar. —Dijo Manolo.

—Cónchale, Manolo no me molestes. —Respondió Isidro que no quiere levantarse.

—Vamos levántate, que hay que trabajar. —Contesto Manolo que lo sacude como a un muñeco de trapo.

—¡Ya ta bien! que ya me levanto. —Respondió Isidro que termina de despertarse y añadió. —Diache, concho, yo quiero seguir durmiendo.

—Dormir mucho, no es bueno. —Contesto Manolo.

—Si, si, si, si, Manolo, como tu digas ahora donde tenemos que ir. —Respondió Isidro.

—Déjame ver en el artefacto. —Contesto Manolo que ve en el artefacto, el listado de clientes, el filtra para encontrarlos clientes más cercanos y añadió. —Tenemos uno a unos cinco kilómetros.

—Vamo al mambo, Manolo. —Respondió Isidro que se despierta por completo.

Manolo quita el camuflaje y enciende el vehículo para ir hacia donde está el cliente. Después de cinco kilómetros viajando por el camino, va a instalarle a varios clientes, hasta que llegan a un desierto donde activan el modo aerodeslizador para navegar por el desierto. Ellos van instalados ordenes por el desierto.

—Que frio hace en el desierto. —Dijo Manolo que se muere de frio.

—Siempre hace frio, no sé de qué te quejas. —Respondió Isidro.

—Si, pero aquí es peor, no entiendo porque no nieva por aquí. —Contesto Manolo.

—Lo hace, pero no estamos en época. —Respondió Isidro.

Ellos se montan en su vehículo donde Manolo activa el calentador para enfriarse.

—Qué raro, yo no siento tanto frio. Sera los efectos secundarios de la magia, antes me moría de frio, ahora como que me acostumbre, tengo miedo. —Pensó Isidro.

Por los retrovisores ven unas luces al fondo.

—Nos están siguiendo. —Dijo Manolo que acelera.

Una música de orquesta comienza a sonar en el camino hasta que se convierte en un Sinfónico Groove metal. Una horda de vehículos armados los persigue.

—Y quien rayos son ellos. —Exclamo Isidro.

—No lo sé, pero debemos perderlos. —Respondió Manolo que acelera a todo lo que da.

—Los tenemos muchachos, ahora lord Ulgalion nos bendecirá por ello. —Dijo uno de los corredores.

Unos corredores los adelantan y unos esbirros les lanza lanzas explosivas desde la parte de atrás. Manolo los confrontan, libera a Pinky para que les lance lanzas explosivas para acabar con los esbirros. Manolo activa la torreta de Isidro para que dispare a los vehículos de atrás y de la derecha. Por detrás les están disparando por lo que Manolo activa trampas que salen debajo del vehículo que son tachuelas que inhabilitan a los corredores traseros, pero ellos se recuperan convirtiendo sus ruedas en levitadores electromagnéticos. Él frena de golpe, pero ellos lo esquivan, pero aprovechan y le disparan un garfio electromagnético que inhabilita el vehículo lo que provoca que ellos lo capturen en una jaula electromagnética.

Los monstruos que son entes lovecraftianos con ropas de Mad Max celebran y los llevan a su guarida. Ellos se quedan encerados en una jaula mientras el líder de ellos hace acto de presencia.

—Vaya, Vaya, Vaya, pero mira quien tenemos aquí, pero si son los técnicos que han llamado la atención de lord Ulgalion. —Dijo el líder de los corredores del desierto.

—Mira se parece a elementor de metal. —Respondió Manolo que reconoce el aspecto de su líder que es similar a elementor de metal de Max Steel solamente que tiene un pantalón de punk con un brazo cañón con cuchillos como megatron de revenge of the fallen.

—Buen trabajo, cariño ahora podrás restregárselo a tus compañeros conductores. —Dijo una ser lovecraftniana humanoide femenina con vestimenta victoriana.

—Si, lord Overcult Killian, vamos a ejecutarlos. —Respondió uno jorobado lovecraftiano.

—Todavía no Quasar, quiero que lord Ulgalion lo vea y determine su destino. —Contesto Overcult.

—Si, usted lo dice, lord Overcult, sus deseos son órdenes. —Respondió Quasar.

Ellos llaman a lord Ulgalion por el artefacto hasta que toma la llama.

—Overcult, dime hace mucho que no vas a misa, que te trae llamándome en medio de una reunión. —Dijo Ulgalion que están en medio de una reunión de la facción.

—He atrapado a sus más grandes enemigos. —Respondió Overcult.

—Tú tienes que estar bromeando. —Contesto Ulgalion.

—No estoy bromeando, si usted quiere véalo usted mismo. —Respondió Overcult que les muestra a los técnicos capturado.




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