Wishgranters

El Purgatorio

En un lugar donde el paso del tiempo es irrelevante y lejos de cualquier contacto humano existe algo. Un enorme complejo arquitectónico bajo tierra con  diversas funciones que tiene una forma piramidal invertida. El último piso es el de mayor área y el primer piso es el de más profundidad, pero también el más pequeño. Allí está una oficina blanca y fría. Ahí se reúnen ellos, los doctores a cargo de administrar cada nivel.

 

-Supongo que el plan falló. Fue demasiada inducción y eso arruinó el proyecto- Dijo uno de ellos con una sonrisa burlona en el rostro.

 

-Todavía no, hay que asegurarse de que haya algún rastro y si la encontramos, quizá tengamos alguna ganancia.- Suspiró con rabia otro de los doctores. Todos se detienen en seco y uno de ellos lanza una mirada intimidante hacia su colega.

 

-¿Asegurarse de su rastro? Ya habíamos acordado en desechar aquella matraz. Si no podía hacer bien su trabajo, es mejor que se quede en la basura con los demás. Nadie ha salido de ahí nunca.- respondió severamente el doctor.

 

-Eso dices, pero todos sabemos que hay rebeldes. Ese es otro tema del que tenemos que encargarnos.

 

-¿Y los Asolantes? Esos hombres bestia que viven en las montañas.- Dijo uno, y continuó -En vez de declararles guerra, podríamos llegar a un acuerdo...Ya que nosotros debemos permanecer aislados, pero ellos van libremente por zonas boscosas como los skinwalkers, podemos usarlos como cazadores.-

 

-...Ya veremos-

 

...

 

Mientras tanto las dos niñas llegan a la puerta de la casa... Las nubes en el cielo se acumulan y tapan la poca luz que ya había en el cielo.

 

-Creo que está oscureciendo- Dice Blanca. -¿Deberíamos volver?

 

Lía levanta la cabeza -Siento que algo me atrae aquí, desde lejos sentía que alguien llamaba. Alguien está solo y quiero hacer algo al respecto.-

 

Las dos entran a la enorme casa mientras la puerta se cierra detrás de ellas.

 

-¿Fue el viento cierto?- Dijo Blanca.

 

Ambas avanzan por la sala destruida y polvorienta. Lía se fija en los cristales rotos del piso y se acerca a inspeccionar. Son retratos rotos y fotografías de una familia de 3 miembros, las cuales tenían los rostros desfigurados y manchados. Mientras tanto, Blanca se fija en las paredes viejas y con papel rasgado. Hay enormes rasguños en ellas. En eso ambas escuchan crujir la madera del piso y lo que parecen ser pisadas. Las niñas entran en pánico y deciden esconderse en una habitación a la que llevaba la sala.

 

Las dos guardan silencio mientras ven por un hoyo en la pared a un anciano extraño que está desnudo y camina encorvado. Este tiene los brazos extremadamente largos y llegó a la sala como si las hubiera sentido allí. El anciano gira la cabeza y ellas alcanzan a ver que tiene la mandíbula desprendida, la lengua colgando, unos dientes de aguja y 4 ojos totalmente negros. Mientras ellas están paralizadas de miedo, el viejo parece darse cuenta y se les queda mirando desde la sala mientras sonríe de alguna forma. Unas palabras resuenan en la cabeza de Lía:

 

"Si apagas por completo los 5 sentidos puedes pasar desapercibido. Si no sientes nada en ti, ellos tampoco. No grites, no llores, no rías, no muestres ninguna señal de emociones"

 

Lía se aterra y busca una salida de aquella habitación mientras Blanca hace un enorme esfuerzo por no dejar salir ni un sonido.  Blanca intenta meterse debajo de la cama que está podrida mientras Lía busca en los viejos armarios. El viejo se acerca a la puerta y empieza a rasguñarla a la vez que emite un fuerte chirrido con su garganta.

 

Blanca encuentra un hoyo debajo de la cama y le avisa a Lía para escapar por ahí. El anciano rasguña la puerta con mucha mas fuerza y poco a poco la rompe hasta entrar rápidamente a la habitación. Las niñas ya no estaban allí.

 

Desesperadas, las dos bajan por las escaleras hasta que llegan a un lugar completamente oscuro. Lía toca la pared de su derecha tratando de conseguir un interruptor.

 

-Quédate aquí mientras yo enciendo la luz- Dijo.

 

Después de unos 3 minutos lo encuentra y enciende el bombillo que estaba en medio del techo. Estaban en un enorme sótano en muy mal estado. El piso es de concreto y las paredes grises. Hay una mesa de madera gastada con instrumentos cortopunzantes oxidados y en el centro hay unas especies de restos quemados en el piso, como si hubiesen encendido una gran fogata en medio del cuarto; sin embargo no había de hollín en el techo. Al fondo había un túnel que estaba en medio de la pared. Ellas temerosas de que el anciano las persiga, se fueron por ahí a pesar de la oscuridad y esperando que al final puedan salir al exterior.

 

-Tengo miedo Lía- Dice Blanca entre lágrimas.

 

-Yo también, pero lo más probable es que este túnel lleve al exterior. Ahora que lo recuerdo, oí de unas voces que si permanecemos tranquilas los monstruos no nos encontrarán. Estoy aquí contigo y no dejaré que te hagan daño, ¡nos iremos juntas!-Exclama Lía, llena de esperanza y piensa para si misma:

 

"Si en este mundo existen los monstruos y el horror, ¡Tienen que existir los milagros y la bondad! Es simple equilibrio ¿cierto?"

 

Siguieron andando durante unos treinta minutos y en completa oscuridad guiadas por las paredes escarbadas del túnel, ocasionalmente llegando a tocar cosas sólidas, cosas lisas y hasta líquidos pegajosos desconocidos. No podían percibir bien el olor pero parecía ser uno fuerte. Poco a poco fueron sintiendo el cansancio y no había indicios de luz o cambio alguno. Ambas empiezan a sentir sueño y sin darse cuenta se quedan dormidas mientras flotan.

 

...

 

Lía despierta y ve la luz al final del túnel. Ya habían llegado al exterior o al menos ya había salido el sol afuera.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.