[02]
EL ARTE DE CAGARLA MONUMENTAL
Ĺa clase que seguía a continuación después de haberse dado una jartura, alías hartura hablando más decentemente, era Arte, Aprendizaje y Desarrollo. Resumido en AAD para comodidad de su servidora, aquí yo, gracias.
Regresando;
Se sentía más entusiasta y decidida ahora que había comida en su estómago, por lo que se encontraba sentada paciente y en espera de su compañero con una reluciente sonrisa y ánimos hasta el cielo.
Pero pasó el rato, el salón se había llenado, incluso había llegado la maestra, y cada quien tenía a su compañero mientras que el taburete a su lado seguía vacío.
Anatasha le restó importancia, sin bajar de ánimos, no sería la primera vez que trabajaría sola, aunque sería un poco aburrido porque planeaba molestar a su compañero durante las clases.
-¡Bievenidos a una entrega más de Arte, aprendizaje y amor! Digo, desarrollo -exclamó la profesora con entusiasmo y júbilo-. Hoy -junta sus manos-, haremos nuestros primeros dibujos al estilo libre. -informó carismática e ilusionada- Así que, por favor, saquen sus cuadernos de dibujo y materiales, ¡Y pongan manos a la obra!
La profesora le cayó bien con ése ánimo pintoresco y alegre, sobre todo con ése estilo medio hippie que gritaba de buena forma lo pintoresca que era esa mujer.
O que se daba sus fumaditas de marihuana, ambas opciones eram viables.
Aparte, tenía un aura diferente a la de los humanos comunes, la niebla que liberaba su ser era más blanca que la del resto, que siempre se mantenía un poco opaca o cultida.
Sin embargo, eran pequeños detalles sin mucha importancia.
Anatasha, obediente y entusiasta, sacó sus lápices de colores de carbón y su cuaderno nuevo, en donde pretendía hacer única y exclusivamente todos los trabajos de la escuela.
Preparó una hoja y llevó el lápiz a sus labios, mientras pensaba en que podría dibujar.
-¡Oh, linda! ¿Tú eres Anatasha Ivanovakof, cierto?
¿Han oído esa canción angelical de "Ahhhh" que ponen en las misas?
Esa fue la que ella escuchó cuando, por primera vez desde que llegó a tierra estadounidense, escuchó a alguien pronunciar correctamente su apellido.
Con todo y acento ruso mi amorsh.
-Así es. -asintió, con una sonrisa leve y respetuosa.
La profesora se acercó, con esos verdodos ojos dulces y alegres. Se quedó junto a ella y agarró sus caderas.
-Yo soy Melanie Hottman -se presentó, sin abandonar el entusiasmo y la dulzura-, pero todos me dicen Miel, no sé porque será. -ríe.
‹Que agradable personaje› pensó.
-Mira nada más, te hace falta un compañero. -notó con las cejas fruncidas y genuina inconformidad.
-No, tranquila, podré apañármelas sola. -aseguró golpeando el borrador del lápiz contra el cuaderno.
‹Siempre quise decir apañármelas› pensó distraídamente.
-¡Estoy segura! Vi los ejemplares de tú currículum, ¡Preciosisímos! -hace una mueca de pena- Pero aquí las cosas tienen un poco de diferencia con referencia a las instrucciones en Rusia y no quiero que te atrases o estreses en mi clase.
‹Atrases o estreses, se siente bien decirlo, como cómodo› Opinó en su mente ‹Aparte rima; Atrases o estreses... Oh, me está viendo divertida ¿sonreí como loca sin gracia aparente otra vez?›
-Entiendo. -asintió, más seria.
-No es por ser mala o fingir ser profesional. -Aseguró con una sonrisa dulce y penosa.
-Lo sé, señorita Hottman. -Tasha sonríe levemente.
-Bien. -sonríe conforme- Veamos... -pasea la mirada por el salón, escaneando a todos sus alumnos-... ¿Señor Hale? -Él mencionado levantó la cabeza y la volteó viendo a la profesora, Anatasha dejó de sonreír. Era Jasper- ¿Le importaría hacerle asesoría a la señorita Ivanovakof hasta que esté al corriente de las clases, por favor?
Jasper la miró unos segundos, y el lado más alemán de Tasha se presentó, colocándole una cara de póker impenetrable a sus emociones.
-¿Qué? -Escupe la pareja de Jasper con horror- ¿Y yo? -preguntó señalándose con su dedo índice.
-Será temporal -repitió Hottman con diversión-. Además, estoy muy segura que podrá seguir observando al señor Hale desde su puesto.
La chica enrojeció y cerró la boca de golpe.
Jasper suspiró.
-Por supuesto, señorita Hottman.
Él Vampiro, tranquilo y serio, se colocó de pie y recogió sus pertenencias. Anatasha sonrió cuando miró a la, ahora ex, compañera de Jasper. Pues ésta le mandaba sus peores deseos con una mirada fulminante y labios fruncidos.
Le recordó a Lydia.
-Considéralo un pequeño favor. -La señorita Hottman le guiñó un ojo a Anatasha y luego caminó de regreso a su escritorio, pasando por el lado de Jasper- ¡Vamos, Vamos, sólo tienen tres horas para hacerlo!
Jasper se sentó a su lado, dejando su mochila acomodada contra la mesa y sus pertenecias sobre ésta.
-Hola, chico vampiro. -saludó Anatasha casual, Jasper la miró de reojo- Que inusuales iris, ¿puedo fotografiarlas?
-¿Cómo sabes lo que soy? -interrogó fijando su mirada en el papel, con un tono de voz neutro- ¿Y por qué hueles tan... Diferente? -se acomoda tomando una respiración entre palabras.
-¿Por qué tan curioso, vampirosín? -atacó con burla mientras cogía su lápiz y miraba su hoja.
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Editado: 05.05.2020