Orschwiller, Alsacia1685.
Las fuerzas armadas del reino resguardaban el castillo, una turba de gente era visible a lo lejos, salían de entre las ramas de los árboles, una gran luz naranja era la revelación de que la multitud venía con antorchas, una parvada de cuervos acompañaba a la muchedumbre, de entre las sombras resaltaba un gran grupo de ojos amarillos penetrantes, todos los guardias armados se preparaban para el ataque, el rey Antón resguardado desde el matacán contemplaba la escena, una hermosa joven de cuerpo exuberante se hizo visible de entre la oscuridad, postro sus pies frente al puente levadizo, llevaba puesto un vestido largo y violeta con adornos dorados, su larga cabellera castaña se agitaba con el viento, tenía la piel bronceada y unos ojos penetrantes, los guardias le apuntaban con lanzas a su ejército, pero ninguno de ellos mostraba el más mínimo temor. Un cuervo se postro en el hombro izquierdo de aquella joven. – ¡Sabes perfectamente que no eres bienvenida en estas tierras Elly! – Exclamaba el rey desde lo alto del matacán. – Si no me estuvieras esperando, no estarías resguardado en mi castillo, con todos tus leales súbditos protegiéndote. – Le contestó y dio inicio a su discurso. – La hora ha llegado, yo te jure que volvería a reclamar mi trono, lo que me pertenece, y esta noche de luna llena, veras a mi pueblo levantarse en la espera de una nueva vida. – Todos sus acompañantes gritaban de emoción, los invasores se conformaban por un gran número de hombres y mujeres, algunas panteras negras, y desde el cielo la bandada de cuervos volaba en círculos sobre ellos. Bastaron solo unos segundos para que los arqueros que acompañaban a la joven atacaran con flechas el castillo, varios guardias fueron heridos, aquellos que aún permanecían de pie tiraron sus lanzas hacia la multitud, el cuervo en el hombro de Elly estiro sus alas y bajo al suelo, sus patas tocaron tierra convirtiendo el ave en un hombre alto de piel negra, el mismo que levanto sus manos para volver cenizas las armas que estaban por acribillarlos. La joven a la cabeza susurró paciente. – Animi deliquio, oborto aeternam. – inmediatamente todos los guardias que seguían vivos cayeron al suelo, el rey corrió a protegerse dentro del castillo, los cuervos cruzaron desde lo alto transformándose en humanos dispuestos a quemar todo a su paso, asesinando a todos los sirvientes del rey. Algunos pueblerinos se apresuraron a levantar el puente, pero Elly alzo sus manos y las agito con fuerza esto provoco que las cadenas se trozaran, el rastrillo se cerró frente a ellos, la líder miro sobre su hombro a su fiel acompañante. –Me parece que es tu turno Rupert. – El hombre le sonrió y soplando suavemente hizo caer la enorme reja, las panteras, que también eran brujas fueron las primeras en entrar buscando a sus presas, los demás se resguardaban dentro del castillo en una especie de persecución, en el gran salón el rey estaba por huir cuando de un golpe la puerta se abrió para dar paso a la joven bruja, la sombra de ambos en las paredes dejaba claro que esta le había clavado una daga en el pecho y con orgullo se sentó en el trono para presenciar aquella masacre en la que sus fieles seguidores acababan con todos los habitantes del pueblo.