Una caja de gloría en la tierra de azúcar
Burkittsville, Diario de Elly.
Mi nombre es Elly Kedward, y supe desde el primer instante en el que conocí a Meredith Johnson que sería una amenaza, desde que Blair dejo de existir y se fundó Burkittsville cambie mi imagen con el paso del tiempo, siempre volviéndome alguien diferente, bueno el disfraz solo era necesario ajustarlo cuando arrasaba con todos los habitantes del pueblo y volvían a habitarlo, cada cincuenta años aproximadamente, siempre cazando a las brujas que llegaban, esperando que alguna de ellas fuera mi hermanastra, pero falle, fue entonces que llegó Meredith, una chica rubia de mirada profunda, tenía mis sospechas de que fuera ella, pero nunca había demostrado tener el más mínimo poder así que la descarte, hasta aquel día en las gradas de la escuela cuando leyó mi mente y antes de eso había explotado la pluma de Geraldine, sabía perfectamente que yo no lo había hecho, a partir de ese momento mis sospechas incrementaron, pero no estaba segura del todo, días más tarde la vi usando la telequinesis para impedir que su celular cayera al suelo, constantemente entraba a la tienda de antigüedades sin ser vista y a escondidas de su padre, así que decidí enviarle la paloma para saber si su poder había crecido lo suficiente y así fue, no lo pensé más y tome la iniciativa, puse bajo un hechizo vudú a Devon y a sus secuaces, con Geraldine fue distinto me debía muchos favores así que la mantuve como mi mano derecha, no podía arriesgarme a ser descubierta, pero me asegure de que muriera, deje de percibir su vitalidad así que supuse que mi plan había resultado pero no fue así, grande fue mi sorpresa cuando su padre me dijo que estaba viva, y cuando comenzó a terminar con mis sirvientes uno a uno tuve que poner a Geraldine al mando pero fracasó, no pudo matar a las hermanas Adams que por años se escondieron ante mi vista y por si eso no fuera poco se dejó arrestar por la policía, ¡malditos! siempre traicionándome, durante décadas había tenido un acuerdo con los cazadores de brujas del pueblo, ellos no atacarían a mis brujas de magia negra, pero las cosas se me salieron de las manos cuando intentaron revelarse y no tuve otra opción más que utilizarlos como marionetas, poniéndolos bajo un hechizo de identidad y que olvidaran que yo era una bruja, así pasarían de considerarme una amenaza a su líder, finalmente el día ha llegado y no tengo otra opción más que enfrentarme a Meredith Johnson, derrotarla es la única alternativa, una vez que la asesine tendré el control total de todo, y muy posiblemente podre revivir a todos mis fieles súbditos de manera permanente, juntos haremos que la raza de brujas blancas desaparezca, hipócritas con su naturaleza malvada, me habría gustado que las cosas fueran de diferente manera pero son demasiado falsas, y ahora la rubia tiene aliadas, necesito almas inocentes para fortalecerme, para resucitar a mi ejército, es la única manera de que mi plan no fracase.
Burkittsville, Actualidad.
- ¿Hablas en serio? – Me preguntaba Bonnie. – Lo es, Anastasia Gerald es la mismísima Elly Kedward, eligió ese disfraz para pasar desapercibida, pero planea una guerra, y tenemos que estar preparadas. - ¿Quieres decir que la loca de mi hermana tenía razón? – Dijo Thammy recibiendo una mirada fulminante de su hermana mayor. – Sí, corremos un gran peligro, tenemos que estar preparadas y ahora que las cosas están claras debemos resguardarnos en un lugar seguro, y se perfectamente que mi departamento no lo es porque Anastasia, quiero decir Elly me ayudó a mudarme. – Bonnie exclamó. - ¡La casa infernal! – Yo fruncí el ceño tratando de entender de que hablaba. - ¿La casa infernal? ¿Qué es la casa infernal? – Esta vez fue Thammy la que me contestó. – Existe una leyenda de que la bruja de Blair hace muchos años había maldecido la cabaña que está en el lago, impidiendo el paso a seres mortales a excepción de niños y las personas que estuvieran de su lado, pero si la profecía es cierta entonces eso no es una leyenda y también es verdad. – Yo seguía tratando de comprender la situación. – No entiendo como esa casa puede servirnos de refugio. – Bonnie continúo hablando. – La misma leyenda dice que solo las cuatro brujas de las coordenadas podrían revertir el hechizo de la casa infernal y lograr que sea un lugar seguro para la magia blanca. – Me cruce de brazos quedándome aún con más dudas. - ¿Qué son las brujas de las cuatro coordenadas? – Thammy fue la que me contesto. – Se dice que según la profecía habrá cuatro brujas juntas en el pueblo de Blair para ese entonces capaz de controlar los cuatro elementos según un poder en particular hidrokinesis para el agua, alteración de la percepción para el aire, pirokinesis para el fuego y el dominio total del vitalum vitalis para la tierra, pero eso es solo un mito ya que son poderes comunes en muchas brujas, durante el paso de los años cuando cuatro brujas blancas poseedoras de los cuatro poderes particulares se reúnen y tratan de revertir el hechizo mueren al instante, siendo atravesadas por los cuatro jinetes del apocalipsis.- Bonnie continuo hablando.- Pero si Elly te declaró la guerra quiere decir que tú eres la chica de la profecía, y si eso es real, todo es posible, Thammy puede revivir a los muertos aun cuando solo se tratan de huesos, quiere decir que domina la tierra, yo puedo alterar la realidad para las personas, así que supongo que controlo el elemento del aire ¿Qué es lo que puedes hacer tú? – Me quede pasmada, jamás había podido utilizar la pirokinesis, era un don que simplemente no poseía. – Puede ser que la hidrokinesis, no lo sé, tal vez. – Thammy se miró con su hermana antes de hablar. – Solo hay una forma de averiguarlo. – Las tres caminamos a la fuente que estaba en la plaza del pueblo, estando frente a ella Bonnie fue la primera en alentarme a intentarlo. - ¡Adelante! concéntrate, despeja tu mente. – Las dos hermanas se pusieron una a cada lado mío, yo estaba justo en medio temblando, me frote las manos y cerré los ojos, trataba de que mi respiración fuera controlada y profunda, lentamente y con seguridad fije mi vista en la fuente, poco a poco se formaron ondas en la fuente como cuando alguien lanza piedras al agua, después comenzó a burbujear como si estuviera hirviendo y el vapor empezó a salir hacia el cielo, las tres nos quedamos perplejas, incrédulas de lo que veíamos. - ¡Lo tienes! Podríamos intentarlo, pero nos falta una cuarta. – Dijo Thammy, entonces se me ocurrió una idea. – Creo saber dónde podemos encontrar una cuarta bruja, pero no estoy convencida de que vaya a ser fácil. – Cautelosamente las tres nos dirigimos hasta el hotel donde vivían ahora las hermanas Adams, en la habitación Thammy resguardó el hotel bajo un hechizo de protección con ayuda de su hermana, las dos lo recitaban una y otra vez sin detenerse mientras yo estaba en el suelo nuevamente haciendo un viaje al inframundo. - Spiritu duce, in me est. Deduc me in tenebris vita ad extremum, ut, salutaret inferí. Descensum. - Al llegar cruce por el pasillo buscando la habitación de Paimon, el tiempo era oro en esos instantes. Al otro lado de la ciudad, en la alcaldía Anastasia visitaba a Geraldine tras las rejas, la joven se contoneaba por los pasillos a la vista de los oficiales del pueblo, todos la observaban con detenimiento, se trataba de su líder, al llegar a la celda la otra joven sintió su presencia e inmediatamente se acercó a la castaña. - ¿¡Has venido a salvarme!? – Le preguntó con entusiasmo. Anastasia negó con la cabeza. – Cuando viniste a mí porque tu padre no te prestaba atención ni los muchachos volteaban a ver tu horrendo rostro lleno de acné me rogaste, imploraste que te dotara de belleza y así lo hice y me juraste lealtad, y me trajiste a ese trio de idiotas, buenos para nada, jamás me fallaste, ni cuando te pedí que le hicieras la vida imposible a Meredith, pero has sido mi más grande fracaso, jamás lograste deshacerte de ella, ni tus patéticos amigos pudieron acabar con esa ingenua rubia, así que lo menos que te mereces es estar aquí, les di la orden a todos de que te dejaran encerrada y no te dejaran salir bajo ninguna circunstancia. – Geraldine rompió en llanto. –Sé que te he fallado, pero hice todo lo que me pediste ¿No merezco una segunda oportunidad? – Anastasia le dio la espalda, lista para retirarse, no sin antes dirigirle unas últimas palabras. – Pero claro que la tendrás, ten por seguro que vendrán por ti. – Y sin decir más abandono a la joven a su suerte. Por mi parte, cuando llegue al área designada en el infierno para Paimon el demonio me pidió que me inclinara ante él, pero podía verlo a través del reflejo del brillante suelo, tenía la apariencia de ser un hombre joven y apuesto, unos ojos profundos y azules, usaba una gran corona hecha de oro y con muchas joyas, de la misma sobresalían dos cuernos que apuntaban hacia el techo, de los mismos cuernos colgaban varios collares de oro con pedrería, vestía como los antiguos egipcios, de su cadera colgaba un cinturón con las tres cabezas de Erick, Patrick y Devon y estaba montado sobre un dromedario. - ¿A qué has venido? Como te atreves a entrar en mis territorios después de desterrarme de la tierra, de tu cuerpo. – yo me quede callada unos segundos esperando que hubiera terminado de hablar. – He venido a pedirte un favor, sé que tal vez no debería, pero es necesario. – El demonio solo se mofo de mi comentario. - ¿Qué te hace pensar que voy a ayudarte? Me gustaría escuchar que era lo que querías antes de que te vayas. – Entonces le conteste sin levantar la mirada. – Se dé buena fuente que tienes bajo tu dominio a una bruja, la misma bruja que te ayudo a que entraras a mi cuerpo y habitaras en él, la necesito viva. – Nuevamente el demonio se burló de mí. - ¿Scarlett? ¡Te has vuelto loca niña! Esa bruja es una inútil, además no es de las tuyas, ella me vendió su alma a cambio de una promesa que jamás le cumplí. Aunque debo de admitir que lejos de servirme no ha sido más que una molestia, un estorbo en mi territorio, he pensado en más de una ocasión en deshacerme de su alma para siempre evaporándola. – Yo tenía que detenerlo. - ¡No lo haga! Sé que tiene razones para tenerla aquí con usted, pero si me deja sacarla yo le entregaré un alma más a cambio, la que usted quiera. – Paimon se quedó pensativo. – Eso depende, hay un alma que me interesa en estos momentos, para mis servicios, es un alma podrida y malvada, entrégamela y te dejare llevarte a la bruja pirómana. – Ese último comentario había sido una respuesta para mis dudas, Scarlett dominaba la Piroquinesis, sin duda la necesitamos, así que sin pensarlo dos veces le pregunte: - ¿De quién es el alma que desea? – Segundos más tarde estaba despertando en la habitación del hotel, las chicas se me acercaron para saber si lo había logrado. - ¿Qué te dijo? ¿La dejara libre? – Me preguntó Thammy. – Sí, pero tenemos que hacer algo por él, debemos ir por alguien. – Bonnie me miró fijamente. - ¿Por quién? – La noche avanzaba a toda prisa, habíamos avanzado por el camino pedregoso hasta las profundidades del bosque, al llegar a nuestro destino bajamos del coche y caminamos entre el fango. – Bonnie ¿Puedes sentirla? - Le pregunte a la mayor de las Adams, ella pasaba su mano por encima de toda la hojarasca del suelo. - ¡Creo que la encontré! Hay que excavar aquí. – Ambas sumergimos las manos en el lodo fangoso y entonces pude sentir los restos. –Rápido Thammy, trae la urna. – La joven pelirroja se acercó a mí a toda prisa. - ¿Ahora qué? – Me preguntó. –Hay que cambiarnos y seguir con el plan. – Le conteste. Minutos más tarde las tres nos encaminamos hasta la fiscalía que estaba completamente sola, nada más estaban dos guardias, uno en la recepción y otro cuidando las celdas, a los dos los puse a dormir con un hechizo, al llegar a la celda, Geraldine se levantó de la banca. - ¿Han venido a sacarme? ¿Me van a salvar? – Moví los dedos de mi mano y la reja se abrió. - ¡No precisamente! – Conteste ante los ojos temerosos de la joven nos fuimos de aquel lugar, minutos después nos reuníamos en el comedor de las oficinas, Geraldine no dejaba de moverse y de gritar aun cuando la teníamos amarrada sobre la mesa, vestíamos túnicas rojas a su alrededor. - ¡Déjenme! Malditas brujas, no van a ganar esto. – Thammy y Bonnie habían encendido la chimenea. - Tal vez no ganemos, pero vale la pena intentarlo. – Le dije de un solo movimiento pase la daga por su garganta, las tres nos quedamos aterrorizadas viendo como la vida se le escapaba del cuerpo, luego de estar petrificadas un par de segundos mirando a Thammy le dije: - ¡Es tu turno! – la pelirroja tenía una urna en las manos donde estaban algunos huesos humanos, la menor de las Adams dejo que la sangre escurriera dentro del envase y luego le escupió, lanzó aquello dentro de la chimenea y una gran llamarada invadió la sala, tuvimos que agacharnos para no quemarnos una silueta humana aún en llamas se reflejó ante nosotras y se tiró al suelo apagándose. - ¿Cómo llegue aquí? – Preguntó. – Meredith hizo un trato con Paimon, le debes a ella tu salida del infierno. – Le contestó Bonnie, la chica de cabello rizado me miro desde el suelo y me abrazo de la cadera. - ¡Gracias! ¡Gracias! De verdad lamento haberte entregado a Paimon, yo no sabía que eras una bruja, hare todo lo que me pidas, cualquier cosa es mejor que volver a ese horrible y espantoso lugar. – Le hice una seña para que me soltará y se pusiera de pie. – no te preocupes Scarlett, te necesitamos, deberás demostrar que puedes ser fiel a nosotras. – Scarlett asintió con la cabeza. - ¡Lo sé! La guerra contra Elly Kedward, todos hablan en el infierno de ella. – Mire fijamente a las tres chicas frente a mí. – Así es, y deberemos pelear sin miedo, pero antes debemos hacer algo más. ¿Puedes transmutar? - Le pregunte a Scarlett. - ¡Claro que sí! ¿A dónde tenemos que ir? – Me preguntó, tome de la mano a Bonnie y Scarlett hizo lo mismo con Thammy, las cuatro desaparecimos y llegamos a la entrada de la casa infernal, las malas vibras podían sentirse en el aire, junte una roca y la lance a la casa, pero antes de que la tocará se hizo polvo, nos decidimos a derribar el hechizo, Scarlett se colocó al sur de la casa, Thammy al este, Bonnie al oeste y yo en el Norte, las cuatro comenzamos a repetir al unísono. –Salve seres protectores de norte, salve seres protectores del sur, salve seres protectores del oeste y salve seres protectores del este, nosotras los invocamos, atiendan nuestro llamado, reviertan el hechizo que por años ha dañado. – Las nubes en el cielo caminaban a toda marcha, un relámpago cayó sobre el techo de la casa y esta se llenó de estática, la tierra retumbo y el agua se agito. Con temor me acerque a la entrada y levante la mano, la puerta se abrió, cerrando los ojos di un paso subiendo al primer escalón de la entrada y nada me sucedió, suspire de alegría, estaba por amanecer así que las cuatro entramos a la casa, nos instalamos en la mesa al tiempo que Thammy le servía un vaso de agua a Scarlett. – De verdad no sabes cuánto te agradezco que me sacaras de ese lugar infernal, no quiero volver ahí bajo ningún motivo. – Me decía la chica frente a mí. – Yo solo le sonreí. – No tienes nada que agradecerme, al contrario, creo que nosotras también tenemos que agradecerte a ti, sin tu ayuda no nos habríamos podido resguardar en este lugar, ahora es la única protección que nos queda. – La chica daba un trago a su vaso cuando Bonnie le hizo una pregunta. – Si no querías estar bajo las ordenes de un demonio ¿Por qué aceptaste convertirte en una bruja de magia negra? – Scarlett daba un sorbo a su vaso antes de contarnos su historia. – Yo no conocía los riesgos, en aquel entonces estaba en la secundaria, siempre fui muy bonita, no es por presumir, mi hermana menor me admiraba, decía que yo era su ejemplo a seguir, iba por ella a la escuela siempre, mi madre se hacía cargo de nosotras ella sola, papá falleció cuando mi hermana tenía dos años, yo trabajaba por las tardes en una tienda esotérica, odiaba a mi compañera de trabajo, siempre disfrutaba de hacerme la vida imposible, si se equivocaba en los inventarios o en cualquier cosa siempre me culpaba a mí, y como sus tíos eran los dueños le creían, con el sueldo mínimo apenas nos alcanzaba para malvivir, todos los fines de semana una anciana iba a surtirse para sus rituales, yo siempre pensaba que era simple fanatismo, digo mucha gente acudía para comprar velas aromáticas, jabones, otros solo iban por curiosos y algunos chicos que pensaban que podían ser como Harry Potter, estaba muy de moda por aquellos días, pero esa anciana siempre sabía que era lo que quería y cada fin de semana era fiel, una tarde solo quedaba yo, estaba por cerrar cuando inesperadamente la señora llegó y me toco el hombro, me dijo que necesitaba urgentemente unas cosas, la verdad si se hubiera tratado de alguien más me habría negado pero en lo personal y sin saber porque me agradaba, que tonta era, ese día me anime a preguntarle para que compraba todas esas cosas, y entonces me confesó que había vendido su alma a un demonio quien le había otorgado poderes, y que solo tenía que concederle una serie de favores que él le pidiera y a cambio sus fuerzas aumentaban, la verdad fingí asombro pero no le creí nada de lo que me había dicho, “son tonterías” pensé, antes de irse me dijo que cuidara mucho de mí, pues el demonio al que le rendía tributo estaba devotamente interesado en que yo fuera de su propiedad, esa misma noche luego de cerrar la tienda me fui a casa, cuando estaba dormida escuche unos gritos en la habitación de Lindsay, corrí hasta su recamara pero solo alcance a ver como una mujer alta y joven absorbía su alma, aquella dama de negro me inmovilizo en el suelo sin siquiera tocarme, cuando termino con el cuerpo de mi hermana desapareció entre un espeso humo negro, me arrastre hasta Lindsay, trate de que reaccionara pero nada funcionaba, cruce a la habitación de mi madre con ella en brazos pero mamá yacía en un profundo sueño, no se movía pero tenía pulso, salí al medio de la calle y me postre de rodillas gritando de dolor, fue en ese instante cuando la anciana apareció como si hubiera escuchado mis lamentos, ella me tomo de las manos y me dijo que me entregara a Paimon, que sería la única forma de regresar a mi hermana de la muerte, le tome la palabra porque quería a mi hermana de regreso, la llevamos hasta su casa, vivía en una casa tenebrosa, tenía velas por todo el lugar, amuletos muy extraños y figuras de demonios por todo el lugar, colocamos a mi hermana en la mesa, la anciana me hizo un corte en una mano a la fuerza y con mi sangre formo un pentagrama en el pecho de Lindsay, repetimos un hechizo de un libro y el pentagrama se prendió, todo se había quedado a oscuras, sople un cirio y este se encendió la anciana había desaparecido, una voz a mis espaldas llamo mi atención e hizo que se me cayera la vela al suelo, era mi hermana, que preguntaba por mí, la tome entre mis brazos y la apreté como si no quisiera soltarla nunca, luego su voz era distinta, el demonio hablaba a través de ella y me ordenaba que firmara el libro, el asunto me lleno de escalofríos y no pude negarme, mi hermana y yo salimos de la casa, en la entrada puse una mano en el aire y el lugar comenzó a incendiarse, pasaban los días y el demonio no me había atormentado en lo absoluto, descubrí que tenía poderes como el incendiar cosas con solo verlas, podía controlar la electricidad y desplazarme de un lugar a otro sin moverme, pero mi hermana, ya no era la misma, estaba siempre callada, de mal humor, no comía en lo absoluto o eso creía hasta que una noche la descubrí comiendo carne cruda directo del refrigerador, me asombro pero no me asusto, un día estando en el trabajo, la sobrina de los dueños me estaba haciendo pasar un mal rato, dijo que me había robado dinero de la caja registradora y me despidieron, ella estaba en un pasillo mirándome con una cara burlona, acomodaba mercancía cuando pase a su lado con mis cosas lista para irme a casa, pero antes de salir le derribe el estante encima, sin tocarlo claro está, para asegurarme de que se hubiera lastimado le prendí fuego, lo último que supe es que termino en el hospital con severas quemaduras pero sigue viva, el mayor problema fue al llegar a casa, todo estaba silencioso, y había muchas cosas tiradas por doquier, busque a mi madre en su recamara, en la sala, hasta que escuche un ruido en la cocina, mi hermana, o lo que yo creía que era mi hermana, desmembraba a mi madre y se comía sus entrañas, me lleve las manos a la boca para no gritar, entonces lo decidí, no podía seguir con esa situación, y tome un cuchillo del fregadero, me acerque a ella sin hacer ruido y se lo clave en la espalda, aquel día llore como nunca, había perdido todo lo que tenía, pensaba que no podía ser peor y lo fue, se apareció frente a mi ese demonio sobre su dromedario, era una especie de espejismo, y me dijo que a partir de ese momento solo nos teníamos el uno al otro, yo me llene de odio y rencor, a la vida, a la bruja que me metió en eso, al demonio, odiaba todo, y no podía hacer nada, no tenía fuerza de voluntad, el me controlaba a su antojo, fui de ciudad en ciudad formando cultos que le rindieran tributo, misas negras llenas de sacrificios, tanta muerte, tanta gente inocente. Y ver a mi hermana en el infierno transformada en ese horrible mostro solo empeoraba todo, no saben cuánto sufrí tanto en vida como en muerte. – Scarlett no pudo seguir, rompió en llanto frente a nosotras, Bonnie le daba palmadas en la espalda para tranquilizarla y su hermana Thammy se atrevió a hacerle una pregunta. - ¿Jamás supiste quien era aquella mujer de negro? ¿La que se llevó el alma de tu hermana? - La chica de cabello rizado levanto la mirada y se limpió las lágrimas. – En ese momento no lo supe, hasta que conocí la historia detrás de todo, era ella, la bruja de la que todos hablan, Elly Kedward. – Dijo mirándome a los ojos, yo me levanté de la silla y les di la espalda, me puse las manos en la cabeza y entonces llegó a mí una duda. - ¿Dónde creen que este en estos momentos? – Les pregunte a las otras tres chicas sentadas en la mesa. Al mismo tiempo que nosotras estábamos resguardándonos del mal, La bruja suprema de la magia negra estaba por reunirse en la torre más alta de la alcaldía junto a todas las autoridades del pueblo, estaba lista para armar a su ejército, aquellos cazadores de brujas que se habían vuelto sus aliados la esperaban sentados alrededor de una gran mesa rectangular, la joven bruja cruzó las puertas y todos se pusieron de pie frente a ella, sonrió y les hizo una seña para que se sentaran, apoyo sus manos en la mesa y se inclinó para mirarlos a todos más de cerca, entonces rompió el silencio y la incertidumbre.- Amigos, llegó la hora, es tiempo de acabar con las brujas. -