Ese día desperté, sentí la brisa del aire que entraba por la ventana. La mañana se sentía fresca, había amanecido lloviendo, tome una chaqueta y baje a la cocina, había traste sucios en la encimera, abrí el refrigerador e inspeccione los alimentos, saque la caja de leche y la vertí en un vaso de vidrio, caminé hasta la sala y prendí el televisor
-La misma basura de siempre- Dije en tono molesto
Me quede sentada en el sofá un par de minutos, la lluvia empezó a hacerse cada vez más constante, había algo en mi interior que me hizo sentir vacía, es decir, afuera el paisaje era majestuoso, y no tenia con quien verlo, vivía sola, estaba siempre sola, no había nadie con quien compartir una palabra, quizás así sería. A veces la soledad es buena, pero a la larga, afecta algo en ti, quizás tus emociones.
Mire el reloj, 8:30 am. Tenía que ir a la escuela, subí a mi habitación, y me metí a la regadera, el agua caliente caía por mi cuerpo, hizo que me relajara un poco, el vapor empañada las paredes, después de unos minutos estaba vistiéndome, tomé unos Jeans, una chaqueta negra de cuero y mi mochila. Bajé corriendo la escalera 9:11 am marcaba el reloj, me apresuré a salir, entre a mi auto y conduje hasta la universidad. Al llegar estacioné el coche y me quede un momento.
-Otro día – Dije
Entre a mi salón, me senté en una butaca cerca de la puerta, el maestro hablaba y hablaba, me quedé mirando el libro que tenía sobre mi escritorio. Cuando terminaron las clases encontré a mi amiga Paola cerca de la salida
-¡Hey Nallely ! -Grito
-Hola.
-¿Por qué llegaste tan tarde?
-Estaba lloviendo así que...
-Si, si. ¿Oye que harás está noche?
-Nada, creo que estudiaré un rato. O dormir, me hace falta- Dije mientras sacaba los libros de mi casillero.
-Oye- dijo molesta mientras lanzaba una mirada frustrada.
-¿Qué?
-Prometiste salir conmigo está noche
-Cierto. Discúlpame es que no me he sentido bien.
-A mí no me importa paso por ti a las 8. Estas lista.
-Hice una mueca de desaprueba y subí a mi auto.
Me quede mirando mis libros un momento. Encendí el auto y regrese a casa. Al entrar había un olor muy peculiar, caminé hasta la cocina, puse la cafetera al fuego y tosté un pan, 6:45 pm, subí a mi habitación, arregle mi cama y me acosté. Mi teléfono sonó
-¿Ya te estás arreglando?
-Si
-Está bien, yo ya estoy lista ¿paso por ti antes?
-No. No creo que sea necesario. A las ocho nos vemos ¿Si?
-Estaba bien.
Luego de colgar busque un vestido azul marino que colgaba del closet y unas zapatillas del mismo color, Arregle mi pelo en un molote de lado.
Dieron las ocho y se escuchó un golpe en la puerta.
-Debe de ser ella- remede
Bajé la escalera y abrí
-Solo me quedare una hora- le advertí
-Te aseguro no querrás regresar
Subimos a su auto
-¿A dónde iremos?
-A un antro ya te había dicho
-Me quede mirando la ventanilla, tantas luces y gente caminando sola en las noches.
-¿Que tienes?- pregunto
-Estoy cansada- hizo una mueca.
-Sé que no es eso, dime que pasa.- Me quede callada unos segundos y me volví a la ventanilla.
-Estos últimos días me he sentido un poco vacía, sola, hay una frustración dentro de mí. No sé qué sea, extraño a mi familia.
-No empecemos con eso. Piensa, es mejor que estés aquí, aquí tienes la escuela que siempre quisiste, estas estudiando lo que siempre soñaste.
-Lo entiendo. Pero me hace falta algo que jamás creí extrañar.-Dije mientras una lágrima rodaba por mi mejilla.- A mi familia.
-No llores. Se te correrá el maquillaje y déjame decirte que en especial hoy te vez increíble, quizás hasta consigas un ligue.