Seguí caminando por los pasillos y ya no me importa que la gente mire que estoy llorando, me vale una puta mierda que me miren, de todos modos no preguntan porque, tienen miedo. Iba rumbo al baño, pero una fuerte mano me toma del brazo y me jala cerca de el, levantó la cabeza un poco y veo que es Jacob. Sus ojos reflejan preocupación, pero los míos lo ven con furia.
—¿Alex podemos hablar?
Eso ni siquiera sonaba a una pregunta, lo ignoro y me suelto de su agarre y trato de irme, pero el me lo impide.
—Alex por favor— ruega.
Veo desesperación en sus ojos, pero él es la principal razón por la que mi vida se arruino.
—¡No Jacob, mi vida ya es un desastre ya no la arruines más! — le grito y no me importa que me vea llorar.
—Alex- — no lo dejó terminar y corriendo hasta salir fuera del instituto y me fui directo al bosque tiré mi mochila al lado de la carretera y de paso me senté junto a ella. Limpie con mis manos las lágrimas que me empaparon mis mejilla, me arden los ojos horrible, pero no puedo parar las lágrimas salen por sí solas y para decir verdad no me importa.
Miro hacia el cielo siento que me relajo un poco varios sollozos se escapaban de mis labios, acerco mis piernas a mi pecho y las envuelvo con mis brazos sintiéndome más protegida y dejó que las lágrimas sigan saliendo.
Estos sin los momentos en los que no puedo encontrar ni siquiera alivio en mi misma. La soledad me esta aniquilando, el pecho se me oprime y no se que hacer para parar el dolor.
JACOB
Me sentía mal por Alex, esto es mi culpa.Trate de seguirla, pero ella es demasiado rápida y la perdí en la multitud de estudiantes.
Me desespere; Alex no puede estar sola en esas condiciones, tan frágil. Volví al instituto en busca de Tracy.
Ella va a tener que entender que su hermana no tiene la culpa y no me importa si no me perdona, pero no tengo un buen presentimiento de tan solo pensar que Alex está ahí afuera sola.
ALEX
Seguía en la misma posición cuando siento que una mano toca mi hombro, al voltear a ver veo a un hombre entre treinta y tres años de edad con ojos azulados y cabello canoso. Un escalofrío pasó por mi cuerpo entero como si algo en mi decía que esto no es bueno.
—¿Quién eres? — preguntó, el seco una lagrima con su pulgar mirándome con algo de tristeza.
— Alex tu no me conoces, pero yo si a ti— solo puede quedar más confundida. Mis sentidos se alteraron al darme cuenta que él sabe mi nombre.
—Me llamo Will y necesito algo de ti— dice para después tomarme del brazo y jalarme con brusquedad hasta un auto negro que estaba a nos más de tres metros de donde estábamos.
—¿Que necesitas de mí? — pregunté comenzando a desesperarme estoy muy nerviosa y débil para siquiera tratar de escapar.
—Ya lo sabrás querida— dice y después hace algo con su mano pidiéndole al chófer que encienda el auto y arranque.
Me dedique a ver a través de la ventana sin ni siquiera importarme que me secuestra un extraño viendo como los pinos pasan rápidamente como si ellos fueran los que se movieran. Me quede tan intrigada que ni me di cuenta que llegamos, el tal Will me saca del auto al igual que me metío a fuerza, veo una inmensa mansión que alrededor tiene muchos guardias con pistolas a la mano algunos me quedaron viendo un tanto con admiración y eso sólo provocó más temor en mí.
Will me llevó adentro de la mansión y enserio era inmensa que apenas entramos y ya no recuerdo por donde, era como un laberinto.
Will me llevó a un lugar que creo que es un sótano, pero es muy grande para ser un sótano había una mesa tamaño humana en medio que estaba alumbrada por el único foco encima haciendo ver la escena más tétrica.
Iba a preguntar qué diablos hacía aquí pero ni siquiera pude darme la vuelta cuando siento como el ensartaba una jeringa en mi cuello y todo lo demás se vuelve negro.