La curiosidad podía más y destape el auto, que digo auto es un hermoso Camero negro que hace mucho moría por tener. Lo quede viendo completamente hipnotizada hasta que mi papa me habla.
—Oh si... tu tío Damon te lo iba a regalar en año nuevo.
El tío Damon es uno de mis tíos favoritos, ya que él es el típico tío más cool de la familia que tiene una fortuna.
Me fui acercando despacio al auto, cuando mi mano lo toca por primera vez sentí una corriente eléctrica recorrer mi espalda y adrenalina comienza a hacer mi corazón palpitar más rápido.
—¡TE AMO TÍO DAMON! — grito a todo pulmón dando varios saltitos mientras los demás hacían risitas o solo sonreían.
Noté a Ethan que se encontraba hipnotizado viendo el auto son quitarle la vista de encima como si fuera a correr. El camino al otro lado del auto y cuando vi que tenía intención de tocarlo.
—¡No lo toques!
—Oh por favor princesa, déjame conducirlo por una vez.
—No el auto es mío y yo planeo estrenarlo.
—Oh vamos Alex no seas malvada.
—Ser malvada es mi especialidad — digo y el me da una mirada seria, pero mantiene una sonrisa en su rostro.
—Hey chicos no se peleen...hagamos esto voy a tirar las llaves al aire y el primero que las agarre conducirá el auto.
Dice mi madre sacando unas hermosas llaves del bolsillo.
Ethan y yo nos colocamos en un lugar con suficiente espacio para saltar por las llaves.
—¿Listos? — pregunta mi mamá, los demás se acumularon detrás de ella interesados en saber quién de los dos va a conducir el auto de mis sueños.
Ethan y yo asentimos al mismo tiempo, mamá esperó unos segundos formando ansiedad en el ambiente para después lanzar las llaves iban a caer en mi mano, pero de repente Ethan mete su mano enfrente de la mía y las llaves caen en la de él.
—Oye eso es trampa— digo irritada.
—Hay Alex no siempre puedes ganar — dice el jugando con las llaves con sus dedos, me doy media vuelta dándole la espalda.
—Alex no te enojes conmigo — lo ignoro.
—Qué quieres que haga para que dejes de ignorarme.
—Las llaves.
—No perdón princesa, pero es un Camero entiéndeme—dice señalando el auto.
Entonces comienzo a respirar con dificultad y todos me ven con preocupación, Ethan preocupado se acerca más a mí y me sujeta de la cintura evitando que cayera al suelo, aprovecho y le robó las llaves de las manos y corro al asiento de piloto, segundos después Ethan entra en el asiento de copiloto hecho furia.
—No vuelvas a hacer eso.
—Solo fue una broma.
—¡Alex nunca vuelvas a hacer algo parecido!
Grita y contengo el aliento unos segundos.
Que el me grite me trae recuerdos horribles.
—¡Me Escuchaste! — grita el provocando que, de un salto, vuelvo a contener la respiración tratando de evitar que las lágrimas no se acerquen, pero los ojos se me cristalizaron. El al notarlo enseguida se arrepiente.
Me toma de la muñeca bruscamente jalando me hacía el y envolviendome en un abrazo.
—Perdóname Alex perdóname.
Una lágrima traicionera resbaló sobre mi mejilla y perdiéndose en la camisa de a Ethan.
—Tranquilo...yo también tuve la culpa— dije y el apretó más el abrazo.
Al separarnos le di una sonrisa, el trato de sonreír, pero se le formó una mueca triste, no dije nada solo me coloqué el cinturón y Ethan me imitó.
Iba a arrancarías el auto cuando alguien abre una de las puertas traseras y entro al auto, yo y Ethan volteamos al mismo tiempo encontrándonos a Noah sonriente.
—Qué onda tórtolos — dice alegre.
—¿Qué haces aquí Noah? — pregunta Ethan.
—Después de verlos reconciliarse el papa de Alex me pidió que les echara un ojo.
Me siento avergonzada de que todos hayan visto la escena. Ethan me voltea a ver.
—Tu padre es algo sobre protector verdad.
—Algo— digo prendiendo el motor de auto.
Papá va conduciendo el Volvo rojo de mamá enfrente y Jacob va conduciendo un Volvo verde atrás de nosotros, en sí vamos en medio.
(...)
Durante el viaje íbamos a toda prisa porque Ethan y Noah iban de decir tonterías y cantaban pésimo las canciones Intencionalmente.
Luego de una media hora, papa para el auto en medio de dos gruesos pinos, yo me estacione al lado y Jacob a mi lado. Todos nos bajamos de los autos y comenzamos a caminar detrás de mí padre.
Pero de repente paró en seco porque a mis pulmones se le comenzó a faltar el aire, una picazón horrible en la garganta y un dolor de cabeza insoportable, apreté con mis dedos mi frente y un quejido salió de mi boca.
—¿Alex? — pregunta Ethan que me sostiene cuando mis piernas se debilitan tanto que voy a caer al suelo.
—Alex más te vale que no sea una broma— me advierte Ethan.
Un líquido tibio sale de mi nariz deslizándose hasta entrar en mi boca tiene un sabor metálico, sabor a sangre.