Wolf Soul: La amenaza de los Lobos Sombra

Capítulo 17

Muchos contratiempos, ¡es hora de retomar el camino a casa!

Los cuatro lobos caminaban observando sus alrededores atentamente. Ya estaban adentrándose en una zona con árboles, lo cual les indicaba que se habían alejado varios metros del río.

—Yukiko —dijo de pronto Makoto, rompiendo el silencio que se había mantenido durante un buen rato—. ¿Cómo es que no sabes cazar, si peleas tan bien? Si lo piensas bien, son dos cosas muy parecidas. En ambas debes atacar a tu oponente hasta que ya no pueda luchar.

—Lo sé —respondió la mayor—. Sin embargo, en las peleas el rival raramente se escabulle, usualmente está acercándose para atacar y así es fácil alcanzarlo. Pero las criaturas débiles siempre están ocultas o corriendo por todas partes a gran velocidad. ¿Cómo se supone que las atrape?

Makoto miró hacia arriba con una expresión pensativa. Tras haber pensado en una buena respuesta, sonrió un poco y miró de reojo a la que se hallaba a su lado.

—Imagina que la presa es Atsu.

El macho se sobresaltó levemente al oír su nombre.

—Solo debes perseguirlo como hiciste hace poco, y una vez estés lo suficientemente cerca lo muerdes —explicó Makoto, todavía sin mirar fijamente a la loba de pelaje cenizo.

—No creo que haya sido buena idea darle ese ejemplo —pronunció Atsu con la cabeza baja.

—Suena sencillo. Practicaré con Atsu —dijo con una sonrisa maliciosa. Comenzó a acercarse a este como si estuviese acechando a un pequeño e indefenso roedor.

—¡A...atrás Yukiko! —exclamó temeroso aquel que se había transformado en la presa de la de ojos amarillos.

De la boca de la hembra no salió ni una palabra más. Inmediatamente corrió tras el lobo mientras gruñía. Estos comenzaron a correr en círculos frente a las dos más jóvenes.

Ice, quien había estado pendiente de la conversación, ahora miraba la escena y contenía su risa.

—¡Atsu, defiéndete! ¡No dejes que te convierta en su presa! —gritó Makoto.

—S...si. ¡Eso haré! —contestó él para luego voltearse y mirar a la loba fijamente mostrando sus colmillos, haciendo que esta se detuviera.

Ella simplemente gruñó y se acercó más al macho.

—¡Corre Atsu, te va a atacar! —exclamó Ice. Sabía perfectamente que su compañero no sería capaz de luchar contra ella otra vez, por lo que la mejor opción era que huyera.

Tan pronto como esas palabras fueron captadas por su sistema auditivo, el lobo corrió alejándose lo más posible de Yukiko.

—Me parece que Atsu es muy manipulable —dijo Makoto sin dejar de mirar al nombrado.

—¿En serio? —preguntó Ice mirando a su amiga con sus luminosos ojos celestes, que casi siempre denotaban curiosidad.

—Sí. Ha hecho exactamente lo que le acabamos de decir. Además, él odia a Yukiko pero no fue lo suficientemente dominante como para defender su idea, sino que accedió fácilmente a nuestra petición de ayudarla.

—Tienes razón —dijo Ice—. Eso podría causarle muchos problemas en el futuro. Un lobo que se limita a hacer lo que los demás le dicen y casi nunca decide por su propia cuenta, cualquiera se aprovecharía de él.

—Es cierto —afirmó Makoto.

Durante su charla se escuchaban los gritos y gimoteos del pobre Atsu.

—¡Ya detente, loca! ¡No soy comestible! —exclamó sin dejar de correr.

—Es verdad —dijo la hembra para luego parar—. Aún si te cazo, seguro tienes un sabor terrible.

El lobo finalmente pudo sentarse en el suelo con tranquilidad al ya no ser perseguido por Yukiko. 
—Eso debería ofenderme. Pero al menos no volverás a corretearme como a un conejo.

—¡Un conejo! —exclamó Yukiko moviendo sus orejas y mirando fijamente a un punto, justo donde se encontraba Atsu.

Este se levantó de un brinco y se puso en posición defensiva, sin poder evitar meter su peluda cola entre sus patas.

—¡He dicho que no soy un conejo! —dijo retrocediendo lentamente—. Deja de mirarme de esa manera.

—No te miro a ti, tonto. Es a él —dijo señalando con su hocico a un conejo que se hallaba detrás del macho, no muy lejos.

—¡Un conejo! —exclamó Ice alegremente tras haber dado un gran salto para quedar frente a la mayor. Esta se relamió los labios, ya podía imaginar como sabría la exquisita carne del roedor dentro de su boca.

—Me temo que eso es mio —espetó la mayor.

—Aún te falta atraparlo —le recordó Makoto, quien se encontraba echada boca abajo a un metro de los demás.

La loba rodeó a Ice y se dispuso a correr tras su presa. El pequeño animal notó enseguida la presencia de la depredadora, por lo que comenzó a correr y dar saltos para salvar su vida. Pasaron mucho tiempo corriendo, Yukiko ya estaba fatigándose, la velocidad no era una de sus mejores cualidades. El conejo avanzaba rápidamente, también saltaba y en algunas ocasiones iba en zigzag para confundir a la cazadora.



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En el texto hay: lobos, animales, misterio y drama

Editado: 12.05.2019

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