Velocidad y agilidad es la clave
Repetí esa frase en mi cabeza un par de veces intentando ignorar la mirada crítica de la señora evaluando cada movimiento que dé, el cuerpo fornido y la mirada amenazante volvía a Kay intimidante, pero algo que he aprendido es enfocarse en sus debilidades y no sus fortalezas.
Tome un largo suspiro e inhale el aire con el olor a pino que la naturaleza otorgaba dándome relajación y confianza. Asentí dándole a entender a Kay que empezara.
Nos acercamos hasta estar frente a frente, nuestras miradas se intercambian y sentí una sensación en el estómago que me presentir que esto podría ser divertido.
El hizo su primer movimiento y agache mi cabeza esquivando su golpe, mi puño impactó en su abdomen en cambio recibí una patada en la rodilla provocando que me doblega. Voltea a mirar a la suprema quien tenía una expresión de aburrimiento.
¿Quiere un show? Le daré un show.
Deje que el color de mis ojos cambiase y más furia entrara en mí. Cuando volví a ponerme de pie de inmediato le di un golpe en su mejilla derecha, sin dejarlo digerir el golpe lo pateé mandandolo a unos cuantos metros lejos.
El al voltearme a ver parecía asombrado y confundido por haberlo tomado por sorpresa, pero una sonrisa juguetona apareció en su boca y en segundos volvió a aparecer frente a mí y no tardó en darme un buen golpe en mi abdomen obligando al aire a dejarme y dándole el tiempo suficiente para golpearme tan fuerte llevando a mi espalda a chocar con uno de los pinos.
El impacto fue tan fuerte que una gruesa rama cayó justo a mi lado. Mas furia invadió mi ser y podía sentir la sed de golpear algo correr en mis venas. Tome la gruesa rama y se la lanza a Kay, este no tardó en agacharse y la rama siguió volando en dirección a la suprema.
Como reacción inmediata salí corriendo llegando en segundos y lanzándose encima evitando que el tronco la golpeara.
El estruendoso ruido del impacto de la rama resonó en una parte un poco alejada en el bosque sonó dando un pequeño temblor en el suelo.
Me levanté y cuando la vi a los ojos vi asombro en ellos.
—Lo lamento no era mi intención.
—Me salvaste— la observe confundida.
—Lograste suprimir el enojo para salvarme.
—Mmm... creo que sí.
—Eso requiere de mucho esfuerzo.
—¿Enserio? — no pareció importarle mi asombro.
—Es asombroso — por primera vez le sonreí con honestidad.
Los chicos salieron corriendo supongo que por el estruendoso ruido que la rama causó.
—Es un honor informarles que esta manada está muy bien preparada.
No pudimos contener la emoción y algunos gritaron y saltaron de emoción.
—El único problema es que no puedo hacer esta manada oficial hasta que estés casada.
—De eso no debe preocuparse— le informo y Ethan se coloca a mi lado entrelazando su mano con la mía.
—¿Están seguros?
—Claro que si yo lo amo.
—Y yo la amo.
—Wow... almas gemelas— él y yo sonreímos.
—Muy bien, espero su confirma muy pronto fue un placer conocerlo— me alzó la mano que con gusto estreche.
Creo que deje una buena segunda impresión.
(...)
Los siguientes días pasaron tranquilos organizando todo y al fin llega el día de festejar. Luego de muchas compras y dejar todo listo cayó la noche. Los invitados comenzaban a llegar y la música relajante al fondo volvía el ambiente cálido. Amigos y familiares reunidos para poder festejar este gran logro.
Nosotras tres nos pusimos de acuerdo en vestirnos en vestidos de blanco, cada una con el vestido del mismo color y los chicos en smoking negro dando honor al tema de la fiesta "BLANCO Y NEGRO"
Debo admitir que no me agradaba la idea de los vestidos en blanco, pero al ver la manera en que mis mechones azulados resaltan me resultó hermoso.
La mayoría de la velada me la pase cerca de la mesa de postres tratando de que Megan o Tracy no me vieran devorar la comida.
Por desgracia Ethan me descubrió.
—Con que comiendo los postres.
—No me mires así, ellos me rogaban desde lejos que los comiera— eso lo hizo reír.
—Qué tal si— me tomo de la cintura —mejor me concedes un baile— Me arrebato el cupcake de la mano devolviéndolo a la mesa y jalándome la pista de baile.
No me moleste en protestar con Ethan simplemente no puedo evitar decirle que no.
Sus manos me pegaron a su cuerpo que por supuesto no me molestaba. La música era lenta y enrolle mis brazos detrás de su cuello acercando nuestros rostros pudiendo poder oler el olor a menta de su aliento.
Mi mentón descansa sobre su hombro donde puedo inhalar mejor su esencia. Observe alrededor admirando la decoración de blanco y negro y a lo lejos veo a mi madre y tío teniendo una buena conversación en familia. Cerré los ojos y me concentré en Ethan, el tacto de sus manos sobre mi cintura y su adictivo aroma.
Nuestros cuerpos se movían al ritmo de la lenta melodía, pero lo único que en realidad nos importaba era la cercanía entre nosotros.