🐺 El Legado Oculto
Narrado por Serena
El Valle estaba en silencio.
No el silencio de la calma, sino el de la expectación. Como si el aire contuviera el aliento, esperando que algo se revelara. La tercera llama me esperaba. Y con ella, el juicio de mi linaje.
Erkin caminaba a mi lado, su presencia firme como siempre. Pero esta vez, no podía acompañarme. La prueba debía ser enfrentada sola.
—¿Estás segura? —preguntó, su voz baja.
—No. Pero estoy decidida.
Me tomó las manos, las besó con ternura, y me miró como si quisiera memorizarme.
—Recuerda quién eres. No lo que te dijeron. Lo que sientes.
—Lo que siento… eres tú.
Nos abrazamos. Luego, me giré hacia los lobos guardianes.
—Estoy lista.
Me condujeron a una caverna oculta bajo el Valle. Las paredes estaban cubiertas de símbolos lunares, y el suelo brillaba con una luz tenue. En el centro, una piedra negra con vetas plateadas pulsaba como un corazón.
—Esta es la piedra del origen —dijo el guardián más anciano—. Aquí se guarda la verdad del linaje. Solo quien lleva la sangre de la Luna puede tocarla.
Me arrodillé frente a ella. Rohana rugía dentro de mí, no con furia, sino con reverencia.
—¿Estás preparada para saber quién eres realmente? —preguntó el guardián.
—Sí.
Extendí la mano.
Al tocar la piedra, el mundo cambió.
Me encontré en un templo antiguo, rodeada de lobos blancos. En el centro, una mujer de cabello plateado y ojos dorados me observaba. Era la Reina Original, pero más joven. Más intensa.
—Serena —dijo—. Has llegado al final del ritual. Pero antes de encender la tercera llama, debes saber la verdad.
—¿Qué verdad?
—Tu linaje no es solo real. Es divino.
El templo se iluminó. En las paredes, vi escenas talladas en piedra: una loba descendiendo de la luna, un niño nacido bajo su luz, una traición, una caída, una promesa.
—Eres descendiente directa de la diosa Selene —continuó—. Tu sangre lleva su marca. Por eso sobreviviste al hielo. Por eso tu loba es blanca. Por eso el reino te llama.
—¿Y Sienna?
—Ella también es hija de la Luna. Pero su corazón fue corrompido por el odio. Por el deseo. Por el miedo.
—¿Entonces somos iguales?
—No. Porque tú elegiste el amor. Y ella eligió el poder.
La visión cambió. Vi a Sienna de niña, abrazándome. Vi a nuestros padres, orgullosos. Vi el momento en que ella descubrió que yo tenía la marca. Vi su dolor. Su envidia. Su decisión.
—Ella no es tu enemiga —dijo la Reina Original—. Es tu espejo. Y solo tú puedes romper el reflejo.
—¿Cómo?
—Con compasión. Con fuerza. Con verdad.
Volví a la caverna. La piedra brillaba con intensidad. Los guardianes se inclinaron.
—La tercera llama ha sido encendida —dijeron.
Erkin entró corriendo. Me abrazó con fuerza.
—¿Qué viste?
—Mi origen. Mi hermana. Mi destino.
—¿Y qué harás con esa verdad?
—La usaré para unir. No para dividir.
Esa noche, el cielo se abrió. La luna roja brilló con fuerza, y las tres llamas se alzaron sobre el Valle. Los lobos guardianes aullaron. Rohana rugió. Y yo… me transformé.
Mi loba emergió, más grande, más luminosa. Mi pelaje blanco se volvió plateado. Mis ojos brillaron como estrellas. Y en mi pecho, la marca de la diosa Selene resplandeció.
Erkin se transformó junto a mí. Leonard rugió con orgullo. Juntos, nos alzamos sobre el Valle.
—La Reina ha despertado —dijeron los guardianes.
—Y el ritual está completo —añadió Erika, que había llegado con Marcus.
Pero yo sabía que esto no era el final.
Era el principio.
Porque ahora, debía regresar al reino.
Y enfrentar a mi hermana.
No como enemiga.
Sino como Reina.