Wonderland: el Origen de Alicia

CAPÍTULO 11: EL ORÁCULO

 

Tal como les aconsejaron las Flores del Jardín, los hermanos se dirigieron hacia el Este. No sabían qué podrían encontrarse allí, ni siquiera sabían si aquellas Flores les habían engañado y ahora iban directos hacia una trampa.

Los niños estaban todavía enfadados con Wonderland, aquel ser misterioso que al principio se había mostrado amable y comprensivo con ellos y que después de tentarlos a que lo soñaran, los había dejado atrapados en ese lugar, sin posibilidades de escapar y advirtiéndoles del grave peligro de muerte que corrían. Tal vez por eso los hermanos estaban tan asustados y desconfiaban de todo lo que veían en ese lugar. 

Sí, era cierto que el País de las Maravillas era fantástico. Todo cuanto podían ver, los sonidos que podían escuchar, incluso los aromas que olían, eran maravillosos. Nada de aquello indicaba que el País de las Maravillas fuera oscuro y siniestro pues a simple vista no parecía un lugar peligroso. Más bien parecía un lugar brillante y colorido, único, mágico, especial y de ensueño. Un lugar que solo puede existir en tu imaginación o en un bonito sueño. 

Y tal vez hubiera sido así de no ser por la escalofriante noticia que les había contado Wonderland. Si de verdad el País de las Maravillas era tan horrible y peligroso como él decía, ¿por qué los había engañado y los había dejado atrapados allí?

Entonces, los hermanos recordaron la conversación que habían mantenido con las Flores del Jardín. Esas Flores parecían muy sinceras cuando les contaron todo lo que sucedía a su alrededor, así que decidieron no desconfiar de ellas.

Las Flores Cantoras les habían dicho que antes de que ellos llegaran, otras tres personas entraron en el País de las Maravillas. Los niños no sabían que sucedió con ellas ya que las Flores se mostraron muy reacias a profundizar en el tema, pero su sexto sentido les decía que no debieron acabar muy bien. Sin embargo, las Flores parecían tenerles a esas personas un gran respeto, incluso temor, al igual que hicieron con los niños cuando se presentaron como la Cuarta Alicia. 

De hecho, algunas Flores se negaron a hablarles por miedo a que ella las matara. De nuevo «ella»... Pero, ¿quién era? Los niños recordaron que tanto aquel extraño Conejo Blanco, las Flores del Jardín y el propio Wonderland les habían advertido de «ella»... Y al parecer todos coincidían en que era peligrosa y más valía evitarla. 

Además, las Flores les habían contado que se aproximaba una rebelión contra la Reina del País de las Maravillas a causa de su tiranía, y que ahora sus habitantes se habían dividido en dos bandos: aquellos que defendían a la Reina, y aquellos que trataban de derrocarla y acabar con su malvado reinado. 

Así pues, las Flores del Jardín también lo habían afirmado con otras palabras: el País de las Maravillas era un lugar siniestro, peligroso y oscuro, que se desmoronaba por momentos.

Todo parecía indicar que se avecinaba una guerra. ¡Una guerra! Los niños no querían verse sometidos en un conflicto como aquel, pues justamente habían sido víctimas reales de una catastrófica y sangrienta guerra en Alemania, una guerra cruel que se había cobrado la vida de miles de personas inocentes —sus padres entre ellos— y los había dejado huérfanos en aquel horrible orfanato del Mundo Real. Aún así, no podían lamentarse de su actual situación en el País de las Maravillas porque ya no podían dar marcha atrás ni regresar a la Realidad, pues se habían quedado atrapados en el Sueño para siempre.

Así que de momento solo podían hacer una cosa: seguir los consejos de las Flores del Jardín y visitar a Abssolette. Los hermanos estaban intrigados respecto a ese misterioso ser... ¿quién sería? Según las Flores, era el Oráculo del País de las Maravillas. Una criatura tan antigua como el mismísimo País de las Maravillas, la creación más importante. Un ser inteligente, sabio y con capacidad de predecir el futuro...

Los hermanos estaban realmente intrigados. Querían conocer a Abssolette y hacerle mil preguntas. Querían saber acerca de su destino, y sobre todo, querían saber más del País de las Maravillas, de sus habitantes, y sobre todo, querían conocer la historia de las Tres Legendarias.

Los pequeños avanzaban por el Jardín cogidos de la mano, asombrándose constantemente de todo cuanto podían ver: la belleza del paisaje los deslumbraba por completo, pues todo era brillante, colorido y hermoso. Además, los habitantes del País de las Maravillas eran totalmente extraordinarios. Se encontraron con todo tipo de animales extraños y sorprendentes, y con criaturas y seres fantásticos que parecían salidos de un cuento de hadas. Los niños pasaron cerca de un lago de aguas cristalinas y cuando se acercaron para beber pudieron ver que desde el fondo del lago una fémina casi tan transparente como el agua les saludaba sonriendo. Los hermanos, sorprendidos, le devolvieron el saludo. También vieron que unas mujercitas pequeñitas con coloridos sombreros puntiagudos entraban y salían sin cesar de unas setas gigantescas. Esas setas debían ser, sin duda, sus casas.



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En el texto hay: fantasia, retelling, distopia

Editado: 27.08.2018

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