Wonderland: el Origen de Alicia

CAPÍTULO 22: LA INTEMPERIE

 

Atracaron en una pequeña costa cubierta de nieve. Del cielo, que en esos momentos había adquirido un peculiar color malva, caían finos copos de nieve de los cuales ninguno era de igual forma al anterior. Los hermanos se preguntaron, intrigados, en qué momento exacto había comenzado a nevar, pero lo cierto era que no tenían ni idea. Tampoco sabían cuánto tiempo había trascurrido en su larga travesía en barca por el Lago Abismal; puede que hubieran sido horas, tal vez minutos o incluso segundos. Lo que sí tenían por seguro es que el viajecito se les había hecho eterno, y que ese frío helador no les ayudaba en nada a despejarse y concentrar sus ideas.

El Caballo B1 les había salvado de morir ahogados en aquel horroroso lago gélido. Después de descubrirle su verdadera identidad, pues no todo el mundo tenía el placer de navegar todos los días con la Cuarta Alicia a su lado, el Caballo Blanco les había relatado el siniestro suceso que había ocurrido en el Jardín, y cómo el Jabberwocky y el Ejercito de Naipes Reales habían dado muerte al Ejercito de Ajedrez del Caballero Blanco y a las Flores del Jardín. ¡La Tercera Alicia había matado a todo un batallón y a sus preciadas amigas! ¡Y todo por intentar ayudarlos y ocultarlos de la vista de la Reina!

Pero lo peor de todo era que ese crimen ya estaba planeado de antemano. ¡Destruir a las Flores del Jardín y acabar con el Ejercito de Ajedrez de una sola jugada, y todo gracias a los chismes traicioneros de ese maldito Gato hablador! Desde luego, él estaba confabulado con la Reina del País de las Maravillas, la maldita Tercera... ¡Seguramente se infiltró en el bando Rebelde para pasarle información de todos sus movimientos a esa cruel bruja! Y entre los dos urdieron semejante trampa, pues estaba claro que ese Gato metiche había conducido a las Piezas de Ajedrez a una muerte segura sabiendo que no solo se tendrían que enfrentar al terrible dragón de engranajes, sino que también deberían luchar contra los sanguinarios Naipes... ¡Toda una emboscada planificada!

Pero los niños juraron que eso no iba a terminar así, no... ¡Ellos mismos se encargarían de poner a la Tercera Alicia en su lugar y darle un buen merecido!

Nada más llegar a tierra firme, los pequeños se bajaron de la barca de un salto y ayudaron al Caballo B1 a atarla con un trozo de cuerda gruesa a un poste, y juntos emprendieron un largo paseo bajo y sobre la nieve. Si en algún momento hubieran echado la vista atrás, tal vez hubieran visto que las pisadas que dejaban sobre la capa de níveo color se tornaban de una tonalidad escarlata con contextura más líquida...

—Bien, niños. Esto es lo que haremos: pasaremos el resto de la jornada en la Intemperie y justo cuando recobremos fuerzas partiremos hacia la Ciudadela Cristalina. Es una larga travesía de siete pensamientos hermosos y el camino es traicionero, por lo cual nos conviene ir prevenidos y bien descansados. ¿Habéis entendido?—el Caballo Blanco echó un vistazo a la parejita de hermanos que iban caminando de la mano junto a él. Se abstuvo de añadir que probablemente ellos fueran un lastre en su camino hacia la gran Ciudad de Marmóreo y que seguramente retrasarían el viaje, pero aún así lo pensaba.

—Sí, sí... ¡No somos tan tontos como nos creen!—protestó el muchachito, frunciendo el ceño—. Y por cierto, dinos... ¿cómo es esa Ciudadela Cristalina? ¿Y la Ciudad de Marmóreo?

—Bueno, dejadme que os cuente...—el Caballo B1 se mesó las crines y sonrió con melancolía—. La Ciudadela es una ciudad fortaleza construida sobre una gigantesca montaña de hielo. Todas las casas militares están elaboradas con el más puro hielo y resistentes piedras transparentes y cristalinas como el agua. La montaña está rodeada de una alta y ancha Muralla realizada a partir de una excelente combinación de hielo, duros diamantes y mármol. Cuando el Sol se digna a aparecer y sus rayos caen perpendicularmente sobre la Muralla, ésta se ilumina de todas las tonalidades del Arco Iris. Simplemente es hermosa a la vista... Oh, pero eso no os debe engañar: la Muralla no se puede atravesar así como así, pues los Guardianes Etéreos siempre la están vigilando... Y otra ciudad que obtiene mucha protección es Marmóreo; el Castillo se alza imponente sobre la cima de la montaña y está completamente diseñado al más puro estilo del ajedrez: torreones, alfiles, murallas y torres... Todo en mármol blanco sobre negro.

—Debe ser impresionante—murmuró la pequeña, mostrando una diminuta sonrisa.

—Lo es—corroboró el Caballo—. Al igual que el Caballero Blanco de Marmóreo... ¡Él si es impresionante! Pero lástima que no tenga una descripción precisa para semejante valiente criatura.

—¡Oh, qué ganas tengo de conocerle!—exclamó la niña, emocionada.

—Y lo harás, pequeña. Lo harás muy pronto—le aseguró tranquilamente la Pieza de Ajedrez, pero de pronto su rostro se tornó serio de nuevo—: Niños, hemos llegado al poblado... A partir de ahora no os separéis de mí, no miréis a nadie directamente a los ojos y no les habléis si no os dirigen la palabra abiertamente. ¿Queda claro?



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En el texto hay: fantasia, retelling, distopia

Editado: 27.08.2018

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