Writober 2022

Día 18 - Demonios

Día 18 - Demonios
 

Había sangre en mi boca. Sangre que me habían obligado a beber para que el ritual comenzara. Bebí, evitando a toda costa que mi rostro no demostrara el asco de ese sabor metálico. Se sentí como lamer un poste de la calle. Tragué, logrando que mi familia sonriera, orgullosa.

No es lo que piensas. No estoy en medio de un sacrificio humano. Mi familia ha estado atada al ocultismo por generaciones. Somos los únicos en el mundo que conoce la verdad. El cielo y el infierno siempre han estado invertidos. Mientras gran parte de la población humana adoraba estatuas de ángeles y santos, nosotros nos manteníamos alejados de esos monstruos sin alma, que solo esparcían el mal sobre la tierra.

Suena loco, lo sé. Debo admitir que de niña no creía nada de esto, aunque no creía lo otro tampoco, eso de que una paloma preñó a una virgen… ajá. Mi fe comenzó a los cinco años. Cuando una noche, mientras todos dormíamos, un ángel vino a visitarme. Era hermoso, sus alas se extendían como diamantes, olía a dulce. Extendió su mano hacia mí, llamándome la elegida de Dios. Y como la inocente que era, le creí.

Mi padre llegó a tiempo, logró evitar que esa cosa me llevara. Le disparó justo en el corazón, y fue ahí cuando mostró su verdadera cara. Su expresión fue horrorosa, me miró, clavando sus ojos en los míos, sentí que me maldecía en silencio, pero comprendí que los demonios eran ellos. Y sus presas favoritas eran las niñas inocentes. Como yo.

Ahora de adulta, era mi turno de seguir el legado, quedábamos pocos, y aunque intentábamos extender la palabra a los demás, éramos tomados por locos y adoradores de satanás. Si tan solo supieran lo que él ha hecho por nosotros. Todo lo bueno viene de él y de sus servidores. Pero los ángeles fueron listos y crearon toda una obra llena de milagros y cosas bonitas. Todo para ocultar la escalofriante verdad.

Agarré aire, mientras el círculo de tiza bajo mis pies comenzaba a brillar. El ritual estaba comenzando. Tendría el honor de conocer al mismísimo Lucifer. Y debo admitir que es más hermoso de lo que imaginé.

Extendió su mano y tomó la mía. Sus ojos brillaban, transmitiendo una paz absoluta. Acarició mi mejilla y se acercó hasta susurrar en mis labios.

— ¿Aceptas el don que voy a otorgarte? —sus palabras me estremecieron.

Asentí, y recibí con ella una sonrisa y un beso lleno de electricidad. La sala quedó en silencio. Sentí que mi cuerpo flotaba, Lucifer me estaba dando un poco de su luz. Al alejarse, asintió. Dio una mirada al clan que se había formado desde el inicio de los tiempos, hizo una reverencia, y desapareció.

A partir de ese momento sería una más de sus servidoras. Y estaba más que dispuesta en acabar con esos desgraciados arlequines. Ahora tenía el poder suficiente para darles su merecido.




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