Xilam Balam

Chismes de farándula

Había pasado la semana de exámenes y todos estaban en la escuela sólo para recibir calificaciones antes de las vacaciones de invierno.

Balam salía de la clase de matemáticas con una amplia sonrisa, llevando su examen con un 8 de calificación. Estaba tan absorto en su examen que no se dio cuenta de que Ixchel caminaba frente a él y chocó con ella, soltando su examen.

―¡Fíjate por dónde caminas, troglodita! ―reclamó ella.

―Tú tampoco te fijaste por donde ibas ―respondió él. Ixchel vio en ese momento el examen en el suelo y en su rostro se esbozó una sonrisa maliciosa.

―Un ocho. Es lo que se espera de un troglodita como tú. ―Ella abrió su mochila y sacó su examen con un 10―. Y eso no es todo, 10 en filosofía, en física, en literatura… ―de repente su rostro se ensombreció―, sólo un 8.5 por ese misógino cavernícola de química ―y en seguida se recompuso―, pero nada que empañe mi promedio.

―Qué curioso ―Balam sonrió―, justo en química yo obtuve el 10.

―¡Cosa que no habrías hecho sin ayuda de Rosa! ―el gesto de Ixchel se descompuso tanto que Balam dio un paso atrás―. Sin la ayuda de una mujer los hombres no son nada. Lo que demuestra que… ―un grupo de chicas pasaron corriendo y empujando a Ixchel. Todas iban gritando, emocionadas hacia Facundo, que estaba al final del pasillo.

―Lo que faltaba ―Ixchel entrecerró los ojos―. El club de las bobas. ¿Ahora qué celebran? ¿Facundo sacó un 6 de promedio?

Ambos se acercaron para ver lo que sucedía. Facundo, con un gesto realmente arrogante hablaba de alguna audición para algo llamado “La escuelita”, y diciendo que pronto lo verían en TV. No era algo que les interesara así que salieron para reunirse con sus amigos en la explanada principal del colegio, contándoles lo que escucharon de Facundo.

―¡¿La escuelita?! ―Narcisa reaccionó de inmediato―. ¡No puede ser! Si él pudo aplicar, seguro yo también podré.

―¿Qué es eso de “la escuelita”? ―preguntó Ixchel.

―Es un reality para jóvenes aspirantes a estrellas de TV ―explicó Narcisa―, es una producción de la famosa crítica de TV, Cathy Chamoy. Todos los que logran pasar audición y entran al concurso, se hacen famosos.

―¿Quién es Cathy Chamoy? ―preguntó Chava. Ixchel encogió los hombros.

―En serio no saben nada de nada ―Narcisa buscó en su teléfono celular hasta encontrar la imagen de una mujer de aspecto chocante―. ¡Es ella! Cathy Chamoy, famosa productora de TV Chichimeca…

―Espera, ¿ella es productora de TV? ―Balam de arrebató el celular.

―Sí, ¿por qué?

―No puede ser ―Balam parecía asombrado―. No es solamente eso, es líder de uno de los clanes más prolíferos del xilam, los millonarios del clan del xilam-kuun, guardianes de la abundancia, del valle de México, descendientes directos de los emperadores aztecas.

―¿En serio? ―Narcisa recuperó su celular con una amplia sonrisa―. ¡Esto es genial! Si sabe que yo soy combatiente xilam seguro me aceptará en “la escuelita”

―¿La conoces, Balam? ―preguntó Ixchel.

―¡Claro que la conozco! Es la madre de una de mis novias.

―Oh-oh ―expresó Narcisa y todos miraron de inmediato a Rosa a quien se le deshacían sus trenzas y se le iluminaban sus ojos.

―¡No! ―Balam se corrigió de inmediato―. Quiero decir… de una de las que creen que es mi novia, pero que resultó no ser la indicada y…

Mientras Balam hablaba, todos los demás corrieron para quedar debajo de las bancas, cubriendo sus cabezas y… ¡Booom!

Un poco más tarde todos estaban en casa de los Flores, con algunos golpes y heridas y Balam con la cara negra de hollín, el cabello erizado y echando humo.

―Ya veo ―momentos después, Agapanto hablaba a los jóvenes, observando a la mujer en un video―. Supongo que tendrás que ir a recuperar tu glifo.

―O casarte con la hija de la millonaria ―dijo Rosa de mala gana.

―¡No voy a casarme con esa niña boba!

Balam les contó cómo fue en esa ocasión. En Ciudad de México llegaron a ese clan justo con la señora Chamoy. Es un clan de una élite muy hermética, en donde cada uno de los miembros son gente famosa que están más interesados en generar fama y dinero que en las artes marciales. Del xilam ellos no conservan nada más que el conocimiento teórico.

Se le presentaron dos opciones, Stella una chica muy alta y delgada de dientes sobresalientes y nariz ganchuda además de un humor pésimo y Cassandra, una joven sumamente banal pero de mucha belleza.

―Como en la mayoría, Balam se dejó llevar por la más atractiva ―Chava concluyó el relato―. Cuando la besó el choque eléctrico fue tan fuerte que hasta se les vio el esqueleto.

―No hay de otra ―dijo Balam―. Aprovecharé el periodo vacacional para viajar a la ciudad y recuperar el glifo.

―¡Yo también iré! ―Narcisa mostró un formato en el teléfono―. Acabo de ser aceptada para una audición. ¡Seré famosa!

―¡Y yo! ―dijo el abuelo Chebo con entusiasmo―. ¡Todas esas bellezas de la TV! No me lo perdería por nada del mundo.

―Ven Chava ―Ixchel se puso de pie―. Vamos a preparar el equipaje.

―¿Tú también irás? ―reclamó Balam. Una sonrisa se dibujó en el rostro de la joven.

―A donde haya algún glifo, iré yo también.

Un par de días después, todos llegaban algo entumecidos y fastidiados del largo viaje en autobús. Rosa estiraba sus brazos, desperezándose.

―Entonces… decidiste venir ―dijo Balam como quien no quiere la cosa.

―No creas que vine por ti. Mi tío Anturio me pidió vigilar a Narcisa, sólo por eso vine. ―Ella tomó su maleta y Balam sonrió. Después de todo, aquella escena de celos en el colegio le hizo saber que Rosa, aunque lo negara, aún estaba interesada en él.

Fueron de inmediato a las instalaciones de la televisora TV Chichimeca, todos caminando muy pegados entre ellos, pues acostumbrados al clima de la costa, ninguno iba preparado para el frío invernal de la Ciudad de México. El guardia de entrada los observó, suspicaz.

―¿Asunto?



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En el texto hay: fantasia, romance juvenil, situaciones comicas

Editado: 17.11.2025

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