En lo que restaba del año, Balam evitó estar cerca de Ixchel. Con lo vengativa y maquiavélica que era, él no podía confiar en que su venganza fuera suficiente para ella. Para él fue un alivio cuando ella aceptó acompañar a Chava a la finca de Chiapas para las vacaciones de fin de año.
―Pensé que irías a ver a tu familia ―Rosa caminaba con Balam por la plaza adornada con luces navideñas.
―No yo… Ixchel me da miedo.
―No te culpo ―Rosa rio en lo bajo―. Pero yo creo que ya considera que están a mano, no deberías creerla tan malvada.
―Pero no es sólo eso ―Chava encogió sus hombros―. Hace tiempo que Chava no lo pasa con sus padres. Creo que le hará bien estar solamente con ellos como familia. Mi tía me llamó esta mañana y me dijo que estarán paseando por las cascadas de agua azul y el cañón del sumidero. Les hará bien estos días juntos.
―Sí, supongo que sí, pero ¿tú? Facundo, tu tío Lacho y tu abuelo se fueron a visitar a su familia en Oaxaca y es un poco triste pasar estas fechas lejos de la familia.
―No estoy lejos de la familia ―dijo Balam―, estoy contigo. ―Rosa abrió mucho sus ojos al escuchar eso. Balam respingó cayendo en cuenta de lo que dijo.
―Quiero decir… es que, tu familia me ha tratado tan bien que… Bueno, ya los siento a todos como de mi familia. ―Rosa sonrió al escuchar eso.
―Creo que mamá y papá también te ven como un hijo más ―comentó ella―. La abuela Hortensia y Jacinto aún no te aceptan del todo, pero… yo los conozco, en realidad ya se encariñaron contigo.
―Si tú lo dices ―dijo Balam con sarcasmo.
―Hace meses que Jacinto no te cobra por existir, ¿o no? Quiere decir que ya te perdonó la vida. Y la abuela ha aceptado entrenarte junto con nosotras.
―En eso tienes razón. La abuela está cediendo. ―Balam miró al cielo, taciturno―. ¿Sabes? Hace unos días me dijo que cuando tenga todos los glifos, ella misma confeccionará tu vestido de novia. ―Rosa se atragantó con el pozol que iba tomando.
―¿De… novia? ―exclamó entre tosidos.
―¡No! Bueno… ―Balam rio con nerviosismo―, es que ella… yo…
―¡Balam! ¡Rosa! ―Narcisa llegó corriendo con ellos. Por primera vez, Balam agradeció que llegar a interrumpir―. ¿han escuchado? La señora Cathy Chamoy vendrá la siguiente semana a pasar el año nuevo en Valladolid. ¿No es grandioso? La última vez nos rechazó la audición a Facundo y a mí por culpa de Balam, pero… ¡esta vez no perderé la oportunidad! ―Narcisa cambió su tono por uno dramático―. Le mostraré mis dones actriz, ella se dará cuenta de que soy ideal para la “Mary sue” de sus novelas.
―Sí, bueno… yo creo que estará más interesada en que Balam reconsidere el compromiso con Cassandra, pero bien, tú inténtalo ―dijo Rosa.
La simple idea de tener a la familia Chamoy cerca puso a Rosa de tan mal humor que Balam ya no pudo estar con ella como lo deseaba. Decidió que lo mejor era dejar que se le pasara y el día de navidad, llegó a casa de los Flores llevando algunos regalos que dejó en el árbol.
―¡Balam! ―expresó Azucena al ver la cantidad de regalos―. ¡Has traído muchos regalos!
―Este, sí… ―Balam sonrió acomodando los regalos―. Ustedes ya son como mi familia, así que…
―¿Mío? ―Violeta señaló un regalo grande.
―¡Vaya! ¡Qué instinto tiene! ―dijo Balam―. Así es, hermosa, este es para ti.
―¡El mío! ―Jacinto habló imperativo, estirando sus manos.
―Basta, niños, saben que los regalos se abren hasta después de la cena ―regañó Azucena―. Pasa Balam, Rosa está cortando flores para el centro de mesa.
Balam fue de inmediato a buscarla, ella estaba a un lado de una mesa, recortando algunas flores para acomodarlas en una canasta.
―¿Necesitas ayuda?
―¡Balam! ―expresó al verlo―. Llegaste temprano, la cena la servimos hasta las 10.
―Quise venir a ver si necesitaba apoyo ―Balam se acercó a ella―. Además… ―hizo una pausa y sacó una pequeña caja de regalo de su bolsillo―. Dejé otro regalo para ti en el árbol, pero quería darte este en privado.
Rosa tomó la pequeña caja, la abrió y sacó de ella un hermoso broche de pelo en forma de una rosa roja de cristal y aros de oro.
―¡Balam! ¡Es hermoso!
―Era de mi madre ―Balam sonrió con ternura―. De sus cosas, es lo único que sobrevivió del incendio. Recuerdo que se peinaba con una trenza a un lado y se lo colocaba cerca de su oído… se le veía hermoso. ―Balam tomó el broche y lo colocó sobre una de las trenzas de Rosa, a un lado de su oído y sonrió―. Sí, justo así de hermoso como se te ve a ti.
―Balam… ―Rosa se sonrojó entre un breve momento de silencio incómodo. Balam estaba a punto de acercarse a besarla cuando ella respingó llevando sus manos al bolsillo de su delantal―. Ya que tú me diste el regalo antes, yo también te daré el tuyo ―le alargó una pequeña caja azul―. Espero que te guste.
Balam lo abrió encontrando un guardapelo oval. Balam lo abrió y vio que dentro estaba la foto de sus padres.
―¡Rosa…!
―Tomé la idea de Chava ―Rosa sonrió tímidamente―. Él tiene un guardapelo con la foto de sus padres porque dice que así ellos lo protegen. Así que pensé que tú podrías tener a tus padres contigo, protegiéndote todo el tiempo. Además ―ella quitó una de las fotos y mostró un espacio interior―, tiene un hueco para que puedas esconder ahí tu glifo, así podrás llevarlo contigo sin que nadie lo note.
―Rosa, es perfecto… ―Balam al fin se acercaba a besarla cuando…
―¡Eso no se vale! ―Jacinto los señalaba, acusatoriamente―. ¿Por qué ustedes se dan el regalo ahora? ¡Yo quiero el mío ya!
―¡Mocoso entrometido! ―gruñó Balam―. ¡Espera a después de la cena!
―¡No! ¡Quiero mi regalo!, ¡quiero mi regalo!
―Jacinto ―Rosa le habló con ternura―, no hagas berrinche. Ven, te daré el regalo que yo compré para ti, pero no se lo digas a mamá, ¿está bien?
Rosa entró a la casa con su hermanito y Balam dio una patada en el piso, enfadado.
―¡Ah, maldito mocoso! ¡Si tan solo hubiera esperado un par de minutos…!