Xilam Balam

Hechizo de amor

Estaban ya en el penúltimo semestre del bachillerato. Balam quiso aprovechar el acercamiento que tuvieron en vacaciones de verano con Rosa para estrechar más su relación, pero tenían menos de un año para los exámenes de admisión a la universidad y todos, incluyendo hasta a Narcisa, se reunían para estudiar casi todas las tardes, haciendo difícil que estuviera a solas con ella. Para acabarlo de arruinar, Facundo, que iba un año adelantado, había fallado en su examen de admisión a la universidad de Mérida, y, aunque sí fue admitido en el Instituto de Bellas Artes de Quintana Roo, los hacía pensar que el examen podría ser más difícil de lo que pensaban, por lo que se esforzaban mucho en su preparación.

Llegó diciembre y antes de tomar sus vacaciones en Cancún. Ixchel y Chava se organizaron con Rosa y Narcisa para celebrar el cumpleaños de Balam, quien cumplía ya 19 años.

―Un año más y pasas de la adolescencia a ser un joven adulto de 20 ―dijo Chava, sonriendo.

―Si lo dices de ese modo suena deprimente ―Balam suspiró―. Ya estoy a un año de los 20 y no he tenido novia. Y con todo esto del examen no he tenido tiempo de acercarme más a Rosa.

―Al menos ya tuviste tu primer beso ―Chava suspiró―. Yo ni eso.

―Sabes que Ixchel jamás se casará ―Balam se burló―. En tu necedad por estar con ella, te mantendrás en eterno celibato.

―No te creas ―Chava esbozó una amplia sonrisa―. Yo cumpliré 19 en febrero y ella sus 18 en marzo. Ambos aplicaremos a universidades en Quintana Roo. Ella dice que venderá la casa y la escuela de Valladolid para iniciar otro negocio allá. Ten por seguro que ya solos, sin ustedes rondando, con un negocio en conjunto y viviendo en la misma casa… ―el rostro de Chava se iba tornando soñador―. ¡Seguro será hermoso! Estudiaremos sólo ella y yo, iremos juntos a la escuela y quizá con el clima cálido de la costa…

―Sí que tu imaginación se despierta rápido, ¿eh? ―reclamó Balam.

Pero Chava le hizo pensar en algo más. Ellos se irían de vacaciones a Cancún y Narcisa seguro pasaría el tiempo con sus pretendientes. Tendría 15 días para estar solamente con Rosa y seguro podría robarle un segundo beso.

Al siguiente día, Ixchel y Chava partieron y Balam se dio cuenta de que no le sería tan fácil. Siempre, cuando estaba dispuesto a ser romántico, si no era Lacho pidiéndole dinero, el abuelo Chebo solicitándole ayuda para que le presentara alguna jovencita de su escuela, o incluso los padres de Rosa solicitando algún mandado. Siempre tenían que interrumpirlo.

Justo en vísperas de navidad, Chava le llamó por teléfono a Balam para pedirle de favor le enviara la imagen de algunos documentos que olvidaron en su estudio. Balam entró a la casa de Ixchel para ayudarlo cuando vio sobre el escritorio el pesado libro de brujería. Se aseguró de que nadie lo viera, lentamente se acercó y de repente lo abrió revisando el índice con prisa.

―Hechizos de amor… hechizos de amor… ¡Aquí hay uno! “El beso inminente” ―Balam comenzó a leer―. Hechizo para conseguir el beso de la persona amada. Necesito… ―comenzó a anotar en una hoja―… fruta de la pasión... hojas de rosa roja… la saliva de una tórtola enamorada, un trozo de chocolate en forma de corazón. ¡Listo! Ahora instrucciones… “Licúe los ingredientes en 1 vaso de agua simple, agregue azúcar y hielo al gusto y adorne con el corazón de chocolate. Después de beberlo, la persona necesitará desesperadamente besar al primer hombre que vea.” ¡Es prefecto!

Balam cerró el libro y salió corriendo a conseguir todo. Preparó la bebida, se aseguró de mandar lejos a Lacho y Chebo y llamó a Rosa con el pretexto de estudiar algunas lecciones. Ella llegó a Casa de Balam, con algunos libros y se sentaron en la mesa del comedor para estudiar.

―Eh… ¿no quieres una bebida? ―Balam le alargó el vaso con la poción y una pajilla―. La preparé yo mismo.

―Oh, gracias ―ella comenzó a beberla a sorbos, muy lentamente. Balam se ponía cada vez más nervioso, ella tardaba mucho en terminarla mientras leía algunas lecciones de historia. Tamborileaba los dedos sobre su pierna, ansioso, viendo cómo la bebida al fin desaparecía en la pajilla.

―¡Al fin! ―Musitó en lo bajo cuando la bebida al fin se terminó―. Rosa…

―¡Rosa, mira lo que conseguí! ―Narcisa entró poniendo en frente de Balam un afiche con la foto de un joven asiático muy atractivo―. ¡Lo conseguí en el mercado! Es un poster de Wa-Pote, el ídolo de k-pop.

―¡Que… hombre más hermoso! ―los ojos de Rosa se hacían más grandes.

―Oh, no, no, no ―Balam tomó a Rosa por los hombros y la obligó a mirarlo―. Rosa, ¡mírame a mí!

―Eh… sí, ya te vi. ¿Por qué? ―pero los ojos de Rosa se iban hacia el afiche.

―¡No! ¡No puede ser! ¿Por qué tuviste que llegar con la foto de ese idiota?

―¡Qué genio! ―exclamó Narcisa.

―Bueno, no hay problema ―musitó Balam para sí―. El efecto se perderá en 5 días. El tipo está en Corea así que…

―¡Están vendiendo artículos de él por todos lados! ¡Anunció que vendrá de vacaciones a Valladolid! ¿Puedes creerlo? ¡Llegará hoy a mediodía!

―¡Nooooo! ―gritó Balam.

―¡Narcisa! ―Rosa habló con desesperación―. ¡Tienes que llevarme a verlo!

Balam no pudo evitar que Narcisa arrastrara a Rosa fuera de la casa. Se apresuró a seguirlas hasta una calle llena de jovencitas. Una limousine con vidrios polarizados pasó lentamente y una mano de tez muy blanca se asomó saludando, provocando los gritos de todas, incluyendo a Rosa.

―¡Tengo que verlo! ―gritaba Rosa con desesperación―. ¡Debo besarlo!

―¡Esto es una pesadilla! ―Balam corrió tras el auto que se adentró en una casa de renta vacacional.

El joven idol bajó mientras la reja del estacionamiento se cerraba con el grupo de jovencitas gritando afuera. Balam se las arregló para colarse por debajo de la limousine y se escondió entre los matorrales. A los pocos minutos vio al cantante desde la ventana de una habitación del primer piso, así que trepó por los árboles para llegar a él.



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En el texto hay: fantasia, romance juvenil, situaciones comicas

Editado: 17.11.2025

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