Xilam Balam

Usos y costumbres

No fue fácil, pero de algún modo, lograron reunir a los chamanes de los más de 50 clanes del xilam que estaban dispersos en todo el país. Gustavo Herrera, el profesor de los chicos en el bachillerato, llegó hasta el tata Saguaro y se inclinó ante él.

―Maestro. Esto debe ser demasiado importante como para que usted haya decidido salir del valle Yaqui.

―Mucho, hijo. ¡Tantos años sin verte! Gracias por acudir a mi llamado e ir a vigilarme a esos muchachos en Valladolid.

―Su visión, como siempre, fue muy exacta ―dijo el profesor―. Aun es difícil saber quién de ellos es el dios guerrero y quiénes los dioses de la tierra, la luna y las estrellas, pero es definitivo, el poder de los dioses terrenales está en ellos.

Los chamanes se concentraron en un recinto de uno de los edificios corporativos del clan empresarial. Petra, la chamana tabasqueña, tomó su lugar en el podio y se dirigió a los demás.

―Como muchos de nosotros lo hemos detectado en nuestras visiones, el nacimiento de los nuevos dioses está cerca. Y también como lo vimos, viene acompañado de la encarnación de algunos demonios. ―La chamana estiró su mano hacia Gerardo, el padre de Chava, quien estaba también en la reunión.

―Son ya más de 10 demonios los que hemos tenido que aniquilar en estos últimos 5 años en todo el país ―dijo Gerardo―, y a cuál más, difícil de destruir. Y todos estos demonios han poseído a humanos comunes, por lo que debemos estar atentos. Si una posesión en un hombre común es difícil de vencer, un demonio poseyendo a un guerrero xilam nos costará el alma. Tata Saguaro, le cedo la palabra.

―Con la persecución de los invasores hacia nuestros clanes nos vimos forzados a ocultarnos y esparcirnos por todo el país ―el chamán comenzó su alocución―. Pero nada nos dividió más que nuestra propia avaricia ―como no queriendo la cosa, miró a los representantes del clan empresarial―, clasismo ―ahora vio hacia el clan de la abundancia―, la arrogancia, los intereses personales y el poder sobre los nuestros ―conforme hablaba miraba de un clan a otro―. Pero, si realmente queremos devolver la paz que tenían nuestros ancestros en estas tierras, tenemos que olvidarnos de nuestras diferencias y unirnos. Según nuestras visiones, esta vez los dioses terrenales no nos protegerán con la guerra, sino con la paz, por primera vez, para traer la paz debemos prepararnos para esa misma paz y no para la guerra. Pero irónicamente también debemos estar preparados para la guerra, los dioses del inframundo no quieren que el mundo acabe con la guerra porque eso significa menos alimento para ellos. Esos demonios se alimentan de sangre, por lo que harán lo posible por no permitir que los dioses se manifiesten entre nosotros. ―Un integrante levantó la mano y el tata le dio la palabra.

―¿Es cierto que ya tienen identificados a los posibles dioses terrenales? ―preguntó.

―Sabemos que van a ser 4 de un grupo de 6, y los dos sobrantes, serán los primeros soldados astrales. Aún no sabemos quién es quién, pero hay un pequeño detalle, es posible que haya un demonio viviendo en uno de ellos y esa es otra de las razones por las que los hemos reunido ―el tata habló con un gesto sombrío―. Quizá debamos estar preparados, para tener que quitar la vida a un dios.

En Valladolid, los alumnos del último semestre celebraban juntos su graduación. Estaban de fiesta en los jardines de la casa de Balam, bailando y compartiendo comida y bebida que habían juntado entre todos, charlando y bailando.

―… y ¡zaz! ―Balam platicaba a Facundo lo ocurrido en Chiapas―, de un zarpazo, mis tíos le arrancaron la cabeza.

―¡Es sorprendente! La tía Nelli y el tío Gerardo son los xilam más fuertes que he conocido ―exclamó Facundo.

―¡Y sus naguales! ―expresó Ixchel―. Más que jaguares, parecían tigres dientes de sable. ¡Estaban tan hermosos! Le tengo demasiado respeto, pero ―se abrazó a sí misma con una sonrisa―, ¡me daban unas ganas de abrazarlos!

―Lo importante ―Rosa habló con una sonrisa un tanto apagada―, es que sólo cortando su cabeza pudieron aniquilarlo. En otras partes de su cuerpo la bestia regeneraba su piel en segundos.

―Son demasiado fuertes ―Narcisa habló con un gesto de temor―. Me alegro no haber estado ahí ―y al decir eso, los observó a todos con heridas discretas, pero aun visibles en sus rostros―. ¡Imaginan si me hubiera deformado la cara! Si mi plan B es ser actriz…

―¡Oye, no quedamos deformes! ―gruñó Ixchel.

Iniciaron una discusión al respecto. Balam notó que Rosa suspiró profundamente y se alejó hacia un lugar más apartado del cafetal.

―¿Estás bien? ―le preguntó.

―Es que… ¿si resulta que sí hay un demonio en mí? ¿Mi destino será ser decapitada?

―¡Ni siquiera lo menciones! ―regañó Balam―. Ya te lo dije, tu fuerza viene de que eres la diosa tierra, de eso no tengas duda.

Rosa asintió con una sonrisa triste, agradeciendo, pero sin estar muy convencida de que eso fuera cierto.

A medianoche se despidieron de sus compañeros de clase. Ayudaban a Balam a limpiar la casa cuando llegó el abuelo Chebo.

―Preparen sus maletas ―les dijo―. Viajaremos a Oaxaca.

―¿A Oaxaca? ―preguntaron a la par.

―Ya recibieron entrenamiento de todos los clanes, excepto de algún clan del xilam-luum, maestros de la tierra.

―¿No nos habías dicho que son clanes muy herméticos, abuelo? ―preguntó Chava.

―Lo son, pero también leales a sus costumbres. Ninguno quiso salir de sus comunidades para venir a enseñar, sin embargo, no se pueden negar a enseñarles en sus tierras si yo se los ordeno ―dijo Chebo con seguridad.

―¿Usted les puede dar órdenes? ―preguntó Narcisa con asombro.

―Mi padre era de ese clan, era uno de los líderes más respetados, lo que me da un lugar entre ellos. Además, estuve muchos años entrenando guerreros en ese pueblo y en sus costumbres, ellos deben obedecerme como su maestro que soy.

―Bien pues, es la única técnica que nos falta ―dijo Balam, sonriente―. Vamos a prepararnos para ir a Oaxaca.



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En el texto hay: fantasia, romance juvenil, situaciones comicas

Editado: 17.11.2025

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