Desde su viaje a Oaxaca, Rosa estaba muy cambiada, pero también estresada. Entrenaba más que nunca en su vida y era evidente lo fuerte que se volvía, pero también se le notaba más ansiosa que nunca, tanto, que todos procuraban tratarla con pincitas, pues estallaba por cualquier razón.
Chava estaba convertido en gato, descansando en las piernas de Ixchel, cuando Balam entró convertido en mono.
―¿Ahora con qué la hiciste enojar? ―preguntó Ixchel. El mono dejó salir varios chillidos, manoteando y saltando, enfadado―. Entiendo ―Ixchel rio en lo bajo―. Balam, tienes que entender que ella está más sensible que nunca, ya es la cuarta vez en esta semana que haces que todos terminen transformados ―ella levantó al gato en sus manos y le dio un beso en su nariz―, aunque yo no tengo mucho problema con eso.
Balam frunció el entrecejo y toqueteó el reloj de pulso que llevaba en su peluda muñeca.
―Ah, ¿ya casi pasa la hora? ―Ixchel dio otro beso al gato y suspiró―. Es lo único malo, puedo tener gato sólo por pequeños momentos.
Ella dejó al gato en el suelo y entró a la casa diciendo que prepararía la comida. Chava y Balam tomaron sus formas humanas unos segundos después.
―¡Ya no sé qué hacer! ―Balam habló con frustración―. Justo cuando más me decido a conquistarla, algo pasa. Y desde que está así de sensible ya no puedo ni acercarme a ella.
―Tú sigue intentando ―dijo Chava con una sonrisa―, ya se irá relajando.
―Tú solo lo dices porque te conviene estar convertido en gato ―reclamó Balam―. ¿No te da vergüenza? Te aprovechas de Ixchel y su loquera por los gatos.
―Ella está consciente de que soy yo así que ―Chava encogió los hombros―, sólo aprovecho el momento.
―Pero reconozco que tienes razón, no puedo rendirme. Ya mañana es sábado, ocuparé el fin de semana para estar con ella y ser el hombre más lindo y tierno del mundo. Cuando ella vea que soy el único capaz de ayudarla a relajarse, seguro volverá a interesarse en mí.
El sábado por la mañana, Ixchel acompañó a Rosa a tomar pedidos con algunos de sus clientes. Salían de atender a un cliente en un hotel lujoso cuando escucharon una voz chillona y pedante.
―¡Vaya, vaya! ―era la señora Polluelo―. Son “la guayaba” y “la tostada”
―¿Cómo nos dijo? ―Ixchel reclamó volteando hacia ella. La mujer lanzó un polvo que las hizo toser. Ixchel se incorporó con los ojos llorosos y la tomó por la solapa, amenazante―. ¿Qué fue eso, vieja bru…? ¿Qué pasa con mi voz?
La señora polluelo sonrió con malicia y señaló hacia la espalda de Ixchel. En el suelo, Ixchel vio su propio cuerpo, inconsciente. Reaccionó mirándose a sí misma, con el entrecejo fruncido, entonces la señora Polluelo le alargó un espejo en donde lo que vio fue el reflejo del rostro de Rosa.
―¿Qué demonios…? ―Ixchel dejó caer el espejo y volvió a tomar a la mujer de la solapa, ella alcanzó a atrapar su espejo.
―Ah, ah, ah ―la señora polluelo negó con su dedo―. Recuerda que romper un espejo da mala suerte. Y peor con este espejo de plata tan costoso.
―¿Qué es lo que pretende?
―Es fácil, pequeña ―dijo la mujer en un tono chocante―. Me enteré de que el espíritu de la diosa Tierra está despertando en tu pequeña amiguita, y temo que no puedo permitirlo. Mi Nati es la que tiene que poseer ese don.
―No es como que usted elija, vieja estúpida ―reclamó Ixchel.
―¡Yo siempre elijo! No por nada soy la líder del clan empresarial.
―¡Regréseme a mi cuerpo!
―Oh, lo haré ―la señora Polluelo sonrió―, cuando tú me ayudes a decirle a Balam que terminas con él. Es sólo eso, ya que estás en el cuerpo de Rosa, tienes que decirle que cancelas por completo el compromiso para que Balam quede disponible pata mi Nati y te regresaré a tu cuerpo. Aunque sería bueno advertirte que te apresures ―la mujer levantó un pequeño frasco en su mano―. El alma de Rosa no está en tu cuerpo, sino atrapado aquí… ―Ixchel intentó arrebatarlo―. ¡Cuidado! Si rompes este frasco, el alma de tu amiguita quedará perdida para siempre.
―¡Maldita arpía!
―Y te sugiero que sea rápido. Tu cuerpo en este momento ha quedado sin alma, y sin alma un cuerpo no sobrevive más de dos días. O te quedarías atrapada en el cuerpo de Rosa para siempre y Rosa muere, o le regresas su cuerpo a Rosa y mueres tú. Es tu decisión.
La mujer regresó al hotel dejando a Ixchel llena de rabia.
―¡Señorita Ixchel! ―Chava llegó en ese momento, corriendo hacia el cuerpo inerte de Ixchel―. ¿Qué es lo que pasó?
―Yo…. quiero decir, ella… ―Ixchel titubeó―. Fue la señora Polluelo. Chava, por favor, ayúdame a llevarla a casa. Tenemos que meterla en la cama.
―¿No debemos llevarla a un hospital? ―preguntó Chava, completamente pálido.
―Ningún doctor podrá con esto. No te preocupes, yo lo arreglaré. ―Ixchel miró con furia a la señora Polluelo que se perdía en el interior del hotel―. Como sea… esa me las va a pagar.
Llevaron su cuerpo inconsciente a la casa. Ixchel pidió a Chava cuidar de ella y salió de inmediato.
Quizá no era demasiado problema, como sea, Ixchel estaba convencida de que Rosa también odiaba la idea de casarse con Balam, así que mataría dos pájaros de un tiro. Simplemente iría con Balam a decirle que no quería nada con él, regresaría por su cuerpo y ya buscaría venganza después.
―¡Balam! ―llamó en un tono enérgico al ver a Balam en los invernaderos―. ¡Necesito hablar contigo!
―¡Rosa! ―Balam se acercó a ella con un gesto de preocupación―. Chava me acaba de llamar, ¿es cierto que Ixchel está inconsciente?
―Ah, sí… ella…
―¿Qué hacemos? ¿Podemos ir…?
―Fue la señora Polluelo ―dijo Ixchel de inmediato―. Ella… le lanzó un hechizo. Pero no te preocupes, yo conseguiré el antídoto antes de que termine el día.
―¿Segura? ―Balam realmente se notaba consternado―. Dime qué hacer, te ayudo a conseguirlo.
―¿Quieres ayudar…me…? ¿Ayudar a Ixchel?
―¡Claro que quiero! Después de todo es mi amiga.