Xilam Balam

El dios guerrero del sol

Fue una semana ajetreada. Los chamanes llegaron a Valladolid a hablar sobre lo sucedido. Habían encontrado a los traidores entre el clan luum de Oaxaca, al ver a su amo derrotado, se dejaron poseer por los demonios y trataron de tomar control de la zona, pero otros guerreros de su mismo clan los combatieron y los aniquilaron, tristemente, con algunas bajas. Lamentaron mucho enterarse de que entre los que murieron a manos de los demonios estaban los padres de Cornelia, sin embargo, ella misma por una llamada les hizo saber que ellos se habían mantenido fieles a sus ancestros y murieron con honor.

En cuanto al padre de Ixchel, no lograron hacerlo cambiar de parecer, en esa misma semana, Rosa y Narcisa acompañaron a la chica a elegir un hermoso vestido de corte sirena, muy adecuado para ella, pues su boda sería antes de entrar a la universidad.

―¿Quién lo iba a pensar? ―decía Narcisa mientras comía con Balam, Chava y Facundo en la plaza―. Ese día en la boda de Regina, cuando el ramo cayó en las piernas de Ixchel, realmente pensé que ese mito del ramo quedaba desmentido en ese momento.

―¿Tú estás de acuerdo con todo esto de que te obliguen a casarte? ―preguntó Balam a su primo. Chava encogió los hombros con una sonrisa.

―Nadie me obliga a nada. Ya supe una vez lo que es perderla… Creo que lo mejor para mí es estar formalmente con ella. Como sea, ya planeábamos estar viviendo juntos en Cancún, casados o como novios, para mí es lo mismo.

―Y hablando de uniones ―habló Facundo―, ¿cómo vas con Rosa?

―Con tanto ajetreo de los clanes no he podido estar mucho con ella ―Balam suspiró―. Pero quizá en cuanto se vayan…

―Primo, no es que tenga mucha prisa ―Chava se puso frente a él―, pero… ―su gesto se descompuso―. ¡Ya estoy hasta el copete de convertirme en gato cada que haces berrinche! ¿La vas a conquistar de una maldita vez?

―Está bien, está bien. No te alteres. En estos días he estado armando un plan, será infalible. Antes de irnos a Mérida, ella será mi novia, te lo aseguro.

―Eso me parece muy bien, así que ―Chava lo obligó a darle la espalda y de una patada en el trasero lo lanzó lejos―. ¡Empieza de una maldita vez! Lo que menos quiero es arriesgarme a convertirme en gato en plena luna de miel.

Balam llegó a casa de los Flores sobando su trasero. Rosa estaba podando algunas gardenias cuando él llegó.

―Rosa… ―Ella lo miró con sus grandes ojos y esbozó una sonrisa al verlo―.

―¡Balam! ¡No me había dado cuenta! ―expresó ella.

―¿Tanto gusto te da verme? ―Balam sonrió, pero su sonrisa se le borró cuando ella continuó hablando.

―No, no es eso…

―¿No es eso? ―preguntó Balam, decepcionado. Rosa le alargó un espejo.

―Mira, tus ojos ―Balam miró su reflejo―. ¡Están tomando un tono violeta! ¡Balam! ¡Tu ancestro mágico al fin está despertando!

―¡Vaya! ¡Es cierto!

Pero Balam se entusiasmó tanto que olvidó por completo que iba a comenzar su trabajo de conquista. Inhaló con fuerza.

―Bien ―musitó para sí mismo―, esta vez nada me va a distraer. ―Se dirigió a Rosa―. ¿No se te antoja pasear por la plaza? Te invito una nieve.

Rosa aceptó la invitación y ambos caminaron hacia la plaza principal. Balam compró un par de vasos de nieve de sabores y se sentó con ella en una banca algo aislada.

―Rosa… hay algo que….

―¡Rosa! ―Narcisa llegó en ese momento con un afiche en su mano―. ¿Qué crees? Wa-Pote está de regreso en Valladolid…

―¡Narcisa! ―Balam gritó, pero en seguida se recompuso―. Este… qué bueno que te veo. Hay una venta especial en la boutique y escuché a un par de compañeros de clases diciendo que te querían sorprender con un regalo.

―¿En serio? ¡Genial! Voy a asegurarme de que no compren baratijas.

Narcisa se fue y Balam volvió a su nieve, pensativo, tamborileando los dedos. Entonces vio que Rosa recargaba su mano sobre la banca. Quizá era mejor idea simplemente tomar su mano. Acercaba sus dedos lentamente cuando…

―¡Hermosa flor de primavera! ―Wa, el ídolo juvenil, salió de la nada tomando la mano de Rosa―. Tu amado ha regresado por el beso…

―¡Piérdete de una vez! ―Balam lo lanzó lejos de una patada y quedó jadeando de enojo.

―Balam ―Rosa lo observaba mientras bufaba como animal rabioso―, ¿estás bien?

―¡No, no estoy bien! ―Balam se dejó caer en el suelo, pataleando―. ¿¿Por qué siempre tiene que interrumpir alguien??

―Balam… ―Rosa miró alrededor, incómoda―, eh… todo mundo te está viendo. ―Balam observó a la gente alrededor, dirigiendo miradas de pena ajena hacia él.

―¡Ah, maldición! ―se rasguñó la cara, tomó la mano de Rosa y corrió con ella hasta las afueras de la ciudad, lejos de toda mirada.

―¡Balam! ―dijo Rosa, jadeando por la carrera―, ¿qué te pasa?

―Rosa… ―Balam inhaló para calmarse y la tomó por los hombros, mirándola fijamente a los ojo―. Ya no puedo, no sé por qué el destino insiste en interponerse, pero… te amo, es lo único que quería decirte.

―¡Balam! ―Rosa sintió su corazón palpitar con fuerza.

―No lo digo por decir, no es porque crea que eso me convertirá en el dios guerrero, es… ―él agachó su cabeza, volvió a inhalar y la miró de nuevo―. Es que ya me di cuenta. Todos esos glifos que entregué, todas esas chicas que elegí… no importa si en alguno de esos lugares eligiera a la segunda candidata, todas eran la equivocada, siempre lo serían, porque la única a la que yo realmente podía amar era a ti. ―Rosa lo miraba con el rostro sonrojado―. Era mi destino… encontrarte, elegirte… Tú eres la única mujer a la que podría amar, pero son tan idiota que no lo supe, no supe entenderlo y no supe decírtelo. Pero ya no quiero esperar más, Rosa, quiero que seas mi novia, formalmente y sin que nada ni nadie nos obligue más que el corazón mismo.

Rosa se sonrojaba más, Balam acercaba sus labios a los de ella lentamente, muy lentamente…

―¡Bésala de una vez, tarado! ―se escuchó una voz en el viento.

―¿Qué haces, Chebo! ―escondidos tras un matorral, Lacho, Chava, Ixchel y Narcisa observaban todo. Lacho mantenía a Chebo en el suelo.



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En el texto hay: fantasia, romance juvenil, situaciones comicas

Editado: 17.11.2025

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