Ximantsi 3. El amante de la sacerdotiza

La libreta

Uthe estuvo charlando por horas con la anciana profesora Mpadi, salió de esa casa con una combinación de sentimientos hacia Dumui. Ahora entendía cómo él logró amagar al zuthu, Dumui logró penetrar en la mente de la bestia y la hizo tener tanto miedo que el zuthu se inmovilizó, entonces pudo encontrar su corazón para aniquilarlo.

Dumui en ese momento era un héroe, él había sido capaz de arriesgar su vida para salvar a otros del zuthu y eso tenía que significar algo positivo en su vida. La profesora Mpadi tenía razón, Uthe sentía ser el eslabón que lograría hacer que Dumui se conectara con la felicidad que añoraba.

Dos días después, el calor de la primavera comenzó a sentirse, Uthe caminaba por el malecón, escuchando los cantos de las criaturas de agua. Ella musitaba el canto junto con ellas mientras caminaba, esas criaturas le cantaban siempre la misma canción y la había escuchado tantas veces que la había memorizado

Concéntrate en el futuro

que es a donde debes llegar,

deja que tu destino camine delante de ti

Y sigue con paso firme sin dudar.

La felicidad que crees truncada

y que ves sin esperanza

en un futuro distante

la vislumbrarás en lontananza.

¡Profesora Uthe! ―Dañu distrajo a Uthe.

―Hola Dañu ―saludó ella―, ¿llegando temprano a clases?

―De hecho, la esperaba a usted, profesora. Es que… ―Dañu se agachó rascándose la cabeza, indicativo de que no sabía cómo empezar.

―¿Qué hiciste, Dañu? ― dijo Uthe, suspicaz.

―¿Cómo sabe que hice algo malo?

―Los conozco, mi niño. Ahora confiesa.

―Es que… ―Dañu sacó de su mochila una libreta maltratada―, el día que usted me encargó guardar las pertenencias de Dumui vi esto en su casillero y…. no resistí la tentación.

―¿Esa es la libreta de amenazas de Dumui? ―Uthe frunció el entrecejo tomando la libreta―, ¿acaso leíste…?

―Estuvo mal, completamente mal ―Dañu suspiró―, pero… es que…

―Simplemente no resististe la tentación de ver en qué forma Dumui los amenazaba, ¿no? ¿Acaso no demostró él ser una persona muy diferente a la que creían? Dañu, él arriesgó su vida para salvarnos a todos del zuthu…

―Es más que eso profesora… mire… ―Dañu dudaba demasiado, lo que comenzaba a resultarle intrigante a Uthe―, yo no lo leí todo, sólo leí lo que escribía de mí y de Kuhu

―¿De Kuhu?

―Usted sabe, Dumui parecía odiarla más a ella que a cualquiera de nosotros, no leí nada más pero… Profesora, creo que usted también debe leer lo que escribió sobre Kuhu, es importante que entienda por qué él parecía odiarla tanto.

―¿Estás loco? ¡No voy a traicionar la confianza de Dumui de ese modo!

―No… yo sé… Mire, tenga la libreta. Yo juro que no diré nada en absoluto, ni siquiera a Kuhu, pero por favor, quisiera que lo considerara, sólo lea lo de Kuhu y saque usted sus propias conclusiones.

―No te entiendo.

―Léalo y lo entenderá.

Uthe guardó la libreta sin prometer nada, no le gustaba la idea de traicionar así la confianza de Dumui, él había confiado en ella y cometió el error de dejar esa confianza en manos de otro alumno, quien a final de cuentas sobrepasó los límites del respeto hacia su compañero de clase.

Para su sorpresa, el ambiente en el colegio era de total desconfianza hacia Dumui. Muchos alumnos y profesores sentían más miedo de él que nunca, consideraban que aquel extraño y misterioso chico era más peligroso de lo que muchos hubiesen creído, después de todo, fue capaz incluso de atemorizar a un zuthu, una de las bestias más peligrosas del universo.

Después de clase, Uthe quiso explicar a sus colegas cómo fue que Dumui logró someter al demonio, sin embargo, no encontraba cómo explicar la habilidad única de Dumui sin arruinar aún más su reputación, si los demás se enteraban de que Dumui era capaz de penetrar sus mentes, a muchos no les agradaría, así que desistió y simplemente les dejó que hablaran y especularan libremente.

Pero había algunas opiniones encontradas. Sus compañeros de clase estaban realmente impresionados por el acto de valor de Dumui y esto tenía realmente molesto al profesor Yomi. Él estaba convencido de que el acto de valor de Dumui no era otra cosa que un desplante de superioridad, el chico lo que realmente quería era demostrar lo peligroso que era, si era capaz de doblegar a un zuthu, entonces era capaz de doblegar a quien sea.

Obviamente Bete y Uthe tuvieron muchos argumentos que discutir con Yomi, pero fue como hablar con la pared, Yomi tenía su propia percepción de las cosas y él sentía tanto miedo de Dumui que nada le convencería de que el chico había sido un héroe. Esa misma tarde, Uthe recibió una llamada del hospital, Dumui había mejorado y había pedido en específico, la visita de ella.

Mientras caminaba hacia el hospital, pensaba en todo lo que había charlado con la anciana profesora Mpadi. Incluso la misma Bete había hablado de temerle a Dumui cuando recién lo conoció, el chico simplemente penetraba en la mente de quien fuera para infringir miedo, pero ¿por qué con ella no? A ella jamás le hizo sentir miedo alguno y no entendía por qué. El problema era que no podía hablar de eso con Dumui. La profesora Mpadi se lo confió bajo la promesa de que no lo hablaría con nadie, ni siquiera con él.

Optó por obviar el tópico de momento y simplemente ver cómo se encontraba Dumui de salud. Quizá le preguntaría de cómo era que dominó al demonio y de ahí encontrar un recoveco hacia las preguntas que realmente quería hacerle.

Entró a la habitación donde Dumui estaba recostado, leyendo el diario. Uthe se acercó lo suficiente para ver la nota, ahí hablaban de la hazaña como si Dumui simplemente hubiera sido el chico que por accidente distrajo al zuthu y que eso permitió a los guardias terminar con él. Uthe rio al leer la nota.




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