Ximantsi 4. El libro de los elegidos.

La república contra los protectores

El guardia Zatemxi llegaba al palacio de Datsutui caminando a grandes trancos hacia su oficina, estaba más que enfadado por los reportes que su personal le había dado esa tarde. Entró a una oficina lujosamente decorada, activó un aparato y pidió a un mboho de nombre Ueki que fuera con él a su oficina.

Ueki llegó pocos momentos después. Era un sujeto de mediana edad, con colores marrón en su apariencia, nadie que llamara demasiado la atención.

―¿Escuchaste lo que sucedió en Tse? ―preguntó Ueki al ingresar.

―Sí, un total fracaso ―Zatemxi se dejó caer en un sofá―, sacrificamos a cientos de tuki en vano, esos muchachos son más peligrosos de lo que pensábamos.

―Demasiado. La anarquía ha comenzado, muchas personas de Tse creen que ellos son seres divinos, algo así como los elegidos que aniquilarán a los zuthus por completo.

―No podemos permitirlo ―Zatemxi dio un golpe con su puño sobre el sofá―, si este fanatismo se expande a otras ciudades, la república entera peligra.

―Quizá, consejero ―dijo Ueki―, es momento de que usted retome la idea que tuvo hace algunos años. Después de todo, tenemos las memorias de Toke.

―También lo he pensado, Ueki. La república se ha vuelto blanda, necesitamos una mano fuerte que dirija este mundo ―Zatemxi levantó el puño―, alguien capaz de derrotar a esos demonios, y como alguna vez te lo dije, con un clavo, se puede sacar otro clavo.

―Yo sigo pensando consejero, que es usted el indicado ―dijo Ueki con un dejo de zalamería.

―Si el consejo Bamhña no puede actuar, lo haré yo. Sé que soy el indicado, después de todo, soy el guardián más poderoso de toda esta luna.

Ambos hombres sonrieron, sacaron de inmediato una gran cantidad de documentos de los armarios y comenzaron a analizarlos.

En la isla de Banxu, Xingu y Hojai hablaban en cuchicheos, con rostro de gravedad. Bosthi se acercó a ellos con el entrecejo fruncido.

―Es un hecho ―les dijo―, se viene la guerra. Hubo un atentado en la ciudad de Danda, hay algunos muertos y decenas de heridos.

―¡Por todos los espíritus! ―refunfuñó Hojai―, ¿quién cometió tal atrocidad?

―Supongo que alguien con mucho poder en el consejo Bamhña. Nos han culpado a nosotros, en los diarios y noticieros están imágenes nuestras, incluyendo a Feza y Mbanga, poniéndonos como principales sospechosos.

―No ha habido una guerra de esta magnitud desde la era de la monarquía ―dijo Xingu con tristeza―, Ximantsi fue un lugar pacífico por siglos, los zuthus eran sólo un mito, hasta que la huida de la princesa Tso creó tensiones entre los reinos, y se declaró la guerra. En esa era, nos dimos cuenta de que los zuthus son reales, porque muchos vinieron ante las atrocidades que cometían los ejércitos.

―¿En verdad? ―preguntó Bosthi―, no recuerdo haber escuchado hablar nada de eso en los libros de historia.

―No en los recientes ―dijo Hojai.

―Oh, ya veo ―Bosthi entrecerró los ojos―. Deberían contarnos más de lo que saben

―Todo será revelado en su momento ―dijo Xingu―, no te preocupes. El poder de los muchachos ayudará a mantener al mundo a salvo. Ya ha pasado antes, ¿o no? Uthe, estando sola, pudo dominar al mal del mundo.

―Pero no está sola, Ndomi está con ella ahora. ―Bosthi suspiró―. Si no hubiera tantos problemas en esta era, yo me habría ofrecido a acompañar a Ndomi.

―Nos haces más falta aquí ―dijo Hojai―, sé que todos ustedes quisieran…

―¡Xingu! ―Kuamba llegaba corriendo por el pasillo― ¡Hojai! ¡Los ingenieros encontraron algo! Quizá podremos comunicarnos con Ndomi sin necesidad de regresar al castillo.

―¡Al fin! ―dijo Xingu aliviada―. ¿Cómo lo lograron?

―Tú sabes que no entiendo nada de ingeniería ―dijo la hechicera―. Deben viajar a la réplica de la isla de Uthe así que prepárense para el viaje.

Esa misma tarde, un grupo de siete viajó hacia el Hemi en el diseño más reciente de Hojai. Él había tomado como modelo los autos calza, y su forma permitía un mejor aprovechamiento del flujo de energía, por lo que llegaron en sólo unas horas.

Llegando se acercaron al castillo, en donde el electrónico Boja sacó uno de los primeros prototipos de Hojai, una nave pequeña y rústica hecha de madera y cristal.

―No estamos cien por ciento seguros si funcionará ―explicaba―, pero la teoría de Mongui es completamente racional.

―Analizando el comportamiento del portal ―intervino el mecánico Za―, encontramos que el viaje en el tiempo es posible porque la persona es transformada en átomos que viajan por medio de un portal cuántico hacia un receptor en la era de la profesora.

―Pero eso sólo sucede en la isla de Uthe, ya que es ahí donde se tiene la contraparte del receptor ―dijo Mongui―, la zona del Hemi tiene un estado particular que permite una réplica de nuestra zona, lo que seguramente habrá creado un polo ionizado del trasmisor.

―¿Y eso qué significa? ―preguntó Feza.

―Significa que las partículas normales no podrán viajar bajo la influencia de ese trasmisor, pero una partícula cuántica lo hará. ―Boja tomó un trozo de papel―. Mira esta hoja de papel, tiene moléculas que se pueden cargar ya sea en forma positiva o negativa. Pero si convertimos estas moléculas en partículas cuánticas, entonces podrán ser cargadas en forma positiva, negativa, positiva y negativa y todo lo contrario de eso.

―Me acabas de provocar un aneurisma ―se quejó Bosthi―. ¿Eso qué significa en el lenguaje de un mboho normal?

―En otras palabras ―dijo Za―, el trasmisor en el castillo de Uthe transformaría esta hoja en partículas cuánticas para hacerlo viajar. El castillo en el Hemi es algo así como su contrario, aquí debemos tener una hoja cuántica, para que el trasmisor lo transforme en moléculas normales y lo haga viajar al receptor.

―Yo sigo sin entender nada ―dijo Xingu―, pero lo único que necesitamos saber es si nos vamos a poder comunicar con Ndomi, y porqué nos eligieron a nosotros para esta misión.




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