Ximantsi 4. El libro de los elegidos.

Behe y Roha

Los protectores platicaron a Feza y Mbanga todo sobre su vida anterior, desde cómo conocieron a Uthe y Dumui, hasta la muerte de todos y cada uno de ellos. Ninguno sabía cómo o por qué, pero estaban seguros de que Uthe y Dumui estaban destinados a engendrar a Feza, sin embargo, el mal había actuado por medio de la envidia de Yomi, llevando a Dumui a su prematura muerte.

―Cuando reencarnamos aquí ―explicó Kuamba―, no recordábamos nada de nuestra vida pasada hasta que leímos las viejas notas de Dumui. Pero entonces nos preocupamos al darnos cuenta de que Uthe no estaba entre nosotros, por eso no le decíamos nada a Ndomi.

―Ahora vemos que eso fue porque Ndomi estaba destinado a regresar en el tiempo para reencontrarse con ella ―dijo Mongui―, y tú Feza, serías engendrada en esa era, pero nacerías hasta esta época. Supongo que, de ese modo, el mal no podría impedir tu llegada.

―Entonces ¿la hechicera Uthe es mi madre? ―dijo Feza, incrédula.

―¿Y yo? ―preguntó Mbanga―, ¿también debí haber nacido en el pasado?

―También, hijo ―dijo Xingu―, pero tu padre y yo fuimos alcanzados por la muerte antes de que nacieras. Aquí el mal nos atacó desde el momento en que tú fuiste engendrado, pero, de algún modo, los espíritus nos protegieron ―Xingu volteó hacia el cielo―, si Uthe y Ndomi están destinados a morir en el pasado, quizá sus almas son quienes nos han protegido todo este tiempo.

―Pero dejémonos ya de historias ―dijo Za―. Es momento de construir una nueva nave, necesitamos enviar a Ndomi lo que nos solicitó.

Hojai, Za, Mongui y Boja se apresuraron a construir otra nave para enviar los planos a Ndomi. Mandaron todo teniendo cuidado esta vez de que no hubiera errores en la fecha probable de llegada.

Fueron con los demás protectores a la réplica de la isla de Banxu, en donde esperaban la respuesta de Ndomi antes de dar un siguiente paso, pero a las pocas semanas, un evento trágico les hizo apresurar sus planes. Las naves del imperio habían, en efecto, llegado a atacar la isla de Banxu, y al encontrarla vacía, el canciller ordenó un nuevo ataque a las aldeas de los tuki. Algunos tuki fueron con ellos hablando de innumerables bajas entre los suyos.

Por esos días recibieron una nueva respuesta de Ndomi, él les hablaba de que en el momento en que escribía, la guerra se había desatado en la isla de Kutsi y por lo mismo, se había visto en problemas para enviarles la carta, ya que muchos zuthus estaban cruzando por el Made y las bestias se habían dado cuenta de esa conexión entre el presente y el pasado, e intentaban ir a cazar a Feza y Mbanga usando ese pequeño barco. Pero les daba al fin información útil: Lo primero, era la confirmación de que los zuthus amarillos protegerían a Feza y Mbanga pero que no era la energía de Hatso lo que les daría el poder para exorcizar a los zuthus, por el contrario, podrían correr peligro. Les pedían no viajar aún a Hatso, en cambio les decían que esperaran, pues estaban seguros de que pronto tendrían la respuesta de dónde o cómo obtener esa energía sin arriesgar sus vidas. Y lo segundo, habían enviado a Hojai una serie de gemas que le ayudarían a hacer mucho más rápidas sus naves.

―Creo que esto es para ti ―Kuamba le alargó una pequeña caja a Xingu. En ella había una turquesa oval y una nota recientemente escrita.

―Tú ya sabes quién eres ―leyó Xingu―, y nunca lo olvides. Y creo que es hora de que los demás sepan quiénes son en realidad.

―¿A qué se refiere? ―preguntó Kuamba.

Pero no le permitieron contestar, un zuthu de tamaño menor salió del barco, haciéndolo estallar, e intentó atacar a Feza. Ella, instintivamente, lanzó una flecha que dio en su corazón.

―¡Demonios! ―gruñó Boja― ¡Destruyó el barco! Tenemos que construir otro.

―Déjalo así ―dijo Xingu―, si los zuthus del pasado se han dado cuenta de que este es un medio de conexión, lo mejor es no usarlo. Tenemos que regresar a Notse y revisar todo en la isla original de Uthe. Recuerden que Ndomi le dijo a Feza que, en caso de no poder volver, pondría las respuestas bajo símbolos de Uthe.

―Dijo que buscáramos símbolos donde no se supone que debería haberlos ―comentó Feza.

―Sé que tienen razones para no confiarnos lo que saben ―dijo Noho dirigiéndose a Hojai y Xingu―, pero las cosas están empeorando.

―Noho tiene razón ―intervino Bosthi―, creo que es hora de que todo el círculo de protectores sepamos todo. Banxu y yo fuimos Zoni y Toho en nuestra vida anterior, y ambos recordamos todo hasta el día del ataque del zuthu, cuando ambos fuimos asesinados protegiendo a Uthe. Sé que algo terrible pasó en el palacio de justicia. En la réplica ustedes se pusieron bastante mal, y ahí estaban los fantasmas del profesor Yomi y del consejero Jutsi. ¿Qué es lo que pasó?

Kuamba determinó que Bosthi tenía razón, todos debían conocer la historia completa, le contó a Bosthi cómo fue que el resto de los alumnos de Uthe fueron asesinados en la vieja cámara de gas. Ninguno de ellos recordaba nada después de su muerte, pero llegaron a la conclusión de que decidieron regresar en esa era para ayudar a Ndomi a reencontrarse con Uthe, a proteger a Xingu y a Hojai, y de ese modo permitir que los elegidos al fin fueran engendrados.

Terminado el relato de Kuamba, voltearon a ver a Hojai, quien intercambió miradas con su mujer. Xingu asintió con la cabeza y él comenzó su relato.

En esta vida, ellos se conocieron siendo niños, y desde el primer momento, aun con el haki, supieron que estaban destinados a estar juntos. Cuando Xingu fue elegida a ser esposa de Bosthi, aceptó pensando que al menos podría estar cerca de Hojai, como amigos. Pero en su primer viaje de investigación a la isla de Uthe, Hojai encontró un pequeño cofre en un altar oculto entre el bosque. En él, estaban las pocas hojas que Dumui había dedicado al capitán Behe, a quien consideraba su hermano mayor, y a su esposa, Roha. Bastó con sólo leer las primeras líneas para que un centenar de recuerdos llegaran a Hojai, él había sido el capitán Behe, y Xingu era Roha.




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