Y ahora ¿qué digo? #2

Prólogo.

Era una tipa curiosa. Con muchísima frecuencia hacía pregunta tras pregunta, solicitando respuestas que los demás no sabían o no querían darle.

La chica que estaba junto a ella, por ejemplo, se empeñaba en asegurarle que no tenía sexo con su hermano Brett. Penny no tenía intención de fingir que le creía. Quería información y estaba segura de que iba a obtenerla.

Solo tardó medio segundo en meditar la respuesta a la última pregunta que la chica, Jessica, le había formulado, pero entonces dentro de su campo de visión apareció el más majestuoso espécimen masculino que alguna vez había visto. Todo lo demás quedó relegado a un tercer plano, si, tercer. Aquel tipo estaba tan bueno que ocupaba dos planos él solito.

—¿Quien es ese? —su boca se abrió ligeramente, mientras veía al chico caminar hacia ellas. Sintió un repentino golpe de calor que le fue imposible ignorar —. Es sexy.

Los ojos de Jessica, los cuales habían estado fijos en ella hasta entonces, se enfocaron en él, pero no pareció ni un poco sorprendida.

—No, no lo es. Es mi hermano —. Hizo una mueca como si aquel hombre en serio no fuera la cosita más deliciosamente caliente que Penny había visto jamás.

«Que suerte tienen los que no se bañan. Me gustaría ser al menos tu vecina.» pensó observándolo en detalle, observando cada mínimo paso que daba hacia ellas.

—¿En serio? Que suerte tienes— susurró.

Sintió una mirada para nada agradable provenir de Jessica, pero no le importó porque estaba concentrada en el pensamiento de que aquel hombre podría, con facilidad, ser stripper, o modelo de ropa interior, o actor porno... O mejor aún, proxeneta.

Escuchó vagamente el comentario de la chica sobre tener que limpiar su baba pero lo ignoró. Toda su atención estaba enfocada en el hombre que ahora estaba junto a su auto.

Fue maravilloso tener aquella vista de sus músculos.

Y entonces habló...

Y también fue maravilloso escuchar que era una mezcla entre áspera, melódica y suave...  como chocolate fundido con diminutas nueces.

—¿Qué pasó con tu coche? —le preguntó a Jessica.

No parecía el tipo de persona que acostumbraba a sonreír, aunque en la opinión de Penny, debía hacerlo para agradecerle a los dioses del atractivo físico haberse desbordado con él.

A su lado, Jessica parecía algo más tensa de lo que había estado en un primer momento.

—Larga historia. ¿Quieres darme mis cosas para que pueda marcharme de aquí?

Penny miró a la chica y luego al hermano. Podría observarlo por largo rato, ni siquiera le importaba que él notara que lo miraba, era muy mala para disimular así que no lo intentó.

—Cálmate, Jessy. Cuéntame como la noche en el hotel.

—¿Hotel?—Penny los observó con expresión burlona— ¿Le han cambiado el nombre a la casa de Brett? --cuestionó conteniendo la risa.

 

--¿Brett? --aquel bonito rostro las miró a ambas, por primera vez reparando en su presencia.

Penny se sintió en la obligación de responderle, primero que nada porque acababa de descubrir que le encantaban sus ojos. ¿Había algo en aquel hombre que no fuera perfecto?

--Si, mi hermano, su jefe. --extendió la mano hacia él-- Soy Penny Henderson, es un placer conocerte.

Él no le dio la mano, ni le contestó, solo la miró algunos segundos antes de fijar toda su atención en Jessica.

--¡¿Estás quedándote en su casa?! --exclamó, a un volumen que podía poner en peligro su sentido de la audición.

Bueno, ya sabía lo que le faltaba: un poco de educación y alguien que le enseñara a modular la voz. Eso podía hacerlo ella.

Al parecer esa fue la señal para que Jessica saltara de su asiento como si tuviera un resorte debajo y saliera del auto.

Penny no pudo evitar pensar que había dado una gran metida de pata, pero bueno, ella no estaba enterada de que la señorita virtudes mentía sobre su paradero.

Un destello de luz la distrajo un momento, miró el asiento en el que Jessica había estado sentada y se encontró con su teléfono. No podía escuchar lo que Jessica dijo, pero si como llamaba a su hermano por su nombre: Jason. El teléfono volvió a parpadear y a Penny igualmente le parpadeó una loca idea en la cabeza.

Tomó el celular justo en el momento en el que le chico, Jason, volvía a gritar.

--No quiero calmarme. Quiero partirle la cara a ese imbécil --Penny se estremeció pero contuvo las ganas de salir ella y partirle la cara por decirle imbécil a su hermano, porque suponía que se refería a Brett. Aguantó sus impulsos porque sería un autentico crimen ocasionarle algún daño a aquel rostro --Espero que la razón de que te estés quedando con él sea porque va a hacerse responsable de tu embarazo.



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Editado: 23.04.2018

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