Penny miró su celular por décima vez y suspiró. Una cosa era acosar brevemente a un hombre atractivo y otra muy diferente era acosarlo en serio.
Por alguna loca razón ella continuaba mirando el numero telefónico del hermano de Jessica en su móvil. Algo le decía que solo sería una pequeña broma, estaba aburrida. El ni siquiera se enteraría. Le enviaría un mensaje que tal vez él ni se molestaría en contestar.
Aprovechando el momentáneo destello de valor, escribió unas pocas palabras. Se sentía como cuando tenía 12 años y pasaba las tardes tocando los timbres en las casas de su vecindario.
Rápidamente pulsó enviar. El mensaje de texto se hizo más grande en su pantalla.
''Hola, chico sexy''.
Contuvo una risa nerviosa mientras miraba atenta el celular, no esperaba un respuesta pero tan solo unos minutos después su teléfono vibró con un mensaje entrante.
''Lo siento, quien quiera que seas, pero te has confundido''.
''¿Porque no eres un chico o porque no eres sexy, Jason Davis?''
Aquella era la ventaja de tener buena memoria, pensó. En realidad no había prestado especial atención a Jessica cuando se había presentado, pero pese a eso, aún podía recordar su apellido, afortunadamente.
''Así que sabes mi nombre y también que soy sexy :P... ¿Qué más sabes de mi?''
Penny miró el mensaje y sonrió. Estaba mucho más lejos de lo que había esperado llegar. ¡En serio estaba hablando con él! Si estaba haciendo aquello.
Estaba loca.
''También sé que no eres muy educado. Pero si me permites decirlo, lo sexy que eres lo compensa''.
No habían pasado ni dos minutos cuando recibió otro mensaje.
''Voy a fingir que no acabas de decirme mal educado y a ignorar lo mal que eso me hace sentir. ¿Ahora vas a decirme quien eres o de donde te conozco?''
Penny sonrió y mordisqueó su labio inferior mientras tecleaba un simple ''No''.
''Merezco al menos saber de donde te conozco, chica misteriosa... porque asumo que eres una chica -_-''
''Y si no lo fuera''.
''¿Lo eres o no?''
''Lo soy :D''
''Ufff. Entonces... ¿De donde te conozco, chica misteriosa''.
Penny cambió de posición en su cama y sonrió. No tenía idea de por qué aquello le parecía tan divertido y excitante. Las locuras no eran lo suyo, así que estar haciendo aquello era, por mucho, la mayor locura de su vida.
''Nos conocimos en la farmacia. Yo compraba pañales para mis trillizos y tú tus medicinas para las hemorroides.''
''¡Oh si! Ya te recuerdo, tú eras esa chica. ¿Ya vas a decirme tu nombre, chica misteriosa?''
''No, chico sexy, ya te lo dije una vez. No es mi culpa que estuvieras ocupado en otras cosa. Cuando una chica linda se presenta ante un chico sexy, el chico sexy tiene la obligación de prestar atención.''
''¿Así que eres una chica linda?''
''Eso dice mi mamá''.
Mientras pulsaba enviar un bostezo escapó de sus labios, otro día debía estar temprano en la universidad, no podía dejar que Jason Davis, que agradablemente había resultado más simpático de lo que parecía al principio, la hiciera desvelar.
''Me gusta más chica misteriosa''.
''Como sea. Esta chica linda y misteriosa se irá a la cama. Hasta un día chio sexy.''
''¿No vas siquiera a decirme tu nombre?''
''No, ten una buena noche''.
''Igual para ti, chica misteriosa''.
***
--Entonces ¿Definitivamente no piensas ir a mi fiesta?
Penny suspiró mientras levantaba la cabeza del libro que tenía entre sus manos. No fue ninguna sorpresa encontrarse con Allyson frente a ella con el ceño fruncido.
--No iré a tu fiesta, Allyson, y es definitivo --afirmó con gesto cansado.
--En serio, con tu actitud solo estás provocando que abra audiciones para encontrar una nueva mejor amiga --respondió la chica mientras se sentaba junto a ella.
Penny miró alrededor de toda el aula, nunca había deseado tan fervientemente que un maestro se adelantara algunos minutos, porque en serio no quería tener esa conversación.
--Tu no podrías encontrar otra mejor amiga, aunque quisieras-- sonrió mientras volvía a fijar su atención en el libro. Era una leve indirecta para que Allyson dejara estar el tema de la feista de cumpleaños. Desafortunadamente su amiga no entendía las indirectas.
--¿Por qué piensas eso, Penny presumida?
Aquel apodo siempre le había causado gracia y, trece años después de que su amiga le llamara así por primera vez aún no había perdido el efecto. Todavía recordaba la primera vez que lo había hecho, cuando estaban en el jardín de niños. Ya Penny no era tan presumida como en aquella época pero evidentemente no había reunido las condiciones para obtener un apodo nuevo.
Editado: 23.04.2018