Justo cuando Penny aparcó frente al lugar en el que había quedado con Jason Davis, sus manos comenzaron a sudarle. Se había vuelto loca y había esperado hasta ese momento solo para darse cuenta.
No creía que los Henderson estuvieran entre las personas favoritas de Jason Davis en ese momento. ¡Si ni quiera le había dado la mano dos días atrás! Había sido agradable por mensajes de texto porque no sabía quien era pero a Penny le aterraba descubrir su reacción cuando supiera quién era.
Recibió un mensaje de texto en su celular y se sintió aun más nerviosa. Sabía que era él.
''Estoy esperándote, chica linda y misteriosa. No huyas, no voy a morderte.''
¡Oh, por Dios! Estaba ahí. ¿Qué haría si él se enojaba? ¿O si no quería hablar con ella?
Respiró profundo armándose de valor y salió del auto. Desde fuera podía notar que era un lugar muy agradable, no bonito, pero agradable. De más estaba decir que Penny no solía visitar bares, así que probablemente cualquier cosa estaría bien para ella.
No tuvo que esforzarse mucho para encontrarlo. Estaba sentado a tres puertas de la entrada y por fortuna de espalda, lo que le otorgaba la oportunidad de respirar profundo e intentar controlar los acelerados latidos de su corazón.
Sus pies se negaron rotundamente a efectuar algún movimiento, así que tomó su celular y escribió:
''Estoy justo detrás de ti.''
Los segundos que pasaron antes de que el teléfono de él se encendiera y Penny lo viera tomarlo, parecieron eternos. Cuando por fin él leyó el mensaje y se giró hacia ella, Penny sintió como si por algunos segundos su respiración se detuviera.
Los ojos de Jason se fijaron en ella y se abrieron un poco con sorpresa. Obviamente la había reconocido. se puso de pie y le extendió la mano con una pequeña sonrisa en los labios.
--¿Penny... no? Penny Henderson, si no me equivoco, de los embaraza hermanas Henderson del sur --bromeó.
--No te equivocas Jason Davis, de los embarazables Davis del norte --contraatacó Penny intentando que sus músculos faciales respondieran para poder sonreír.
--Mi familia no es del norte --respondió él, invitándola a sentarse. Al menos no la había echado, ni se había marchado, ni había dejado su mano en el aire, otra vez.
--Ni la mía del sur-- respondió encogiéndose de hombros-- Me sorprende que recuerdes mi nombre, después de todo no parecías muy receptivo cuando me presenté.
Él torció el gesto.
--Lo siento por eso --se excusó-- La verdad era que no estaba en mi mejor momento. Además alguien me dijo que cuando una chica linda -osea tu- se presenta ante un chico sexy -osea yo- el chico sexy tiene la obligación de prestar atención.
--No importa, mientras no vuelvas a hacerlo --Le sonrió ignorando la clara mención a sus palabras de la noche anterior.
--Por supuesto que no lo haré --respondió él devolviéndole la sonrisa-- ¿Quieres tomar algo?
--¿No fue para eso que me invitaste? --preguntó manteniendo su sonrisa, aunque no se sintiera tan segura como quería mostrar.
¿Por qué estaba ahí, a punto de tomar un trago con un hombre que era prácticamente un desconocido? ¿Por qué el sentido común había esperado hasta tarde para acudir a ella? ¡Ahh si! Porque estaba loca.
Así que debía sentirse cómoda. Los locos no sentían vergüenza, ni inseguridades solo eran locos y felices y como era bastante probable que esa noche Jason Davis la bloqueara de todas las maneras posibles de su celular y le pusiera un desvío de llamadas a un teléfono en timbuktu, entonces podía dedicarse a pasarla bien sosteniendo una conversación con alguien que no fuera de su familia o que no fuera Allyson.
Él le devolvió la sonrisa, lo que le hizo pensar a Penny que ellos llevaban una competencia sobre quién sonreía más, luego llamó a la camarera que estaba a algunas mesas de allí.
--¿Qué vas a querer, Penny? --preguntó haciendo un gesto gracioso con sus cejas mientras pronunciaba su nombre.
--Una cerveza estaría bien.
Ella les sonrió y fue a por las cervezas.
--Así que eres un asiduo visitante de este lugar, Jason Davis.
--Es un buen lugar para ver el juego de basquet así que si, vengo con bastante frecuencia.
La sonrisa de Jason era muy bonita. No, era arrebatadoramente sexy, todo en él era arrebatadoramente sexy. No le avergonzaba pensarlo, mientras él no la escuchara todo estaría bien.
--Así que lo sexy que soy compensa mi falta de educación ¿Eh?
Penny pudo sentir el rubor en sus mejillas y luego en todo su rostro. Recordaba el mensaje de texto que le había enviado la noche anterior, cuando pensaba que todo aquello de los textos sería solo un juego y que él jamás se enteraría de quien había sido.
Dio un largo trago a su cerveza para evitar hablar, o al menos para ganar tiempo.
--Aja... --fue lo único que logró decir.
--Okey, volveré a disculparme --dijo carraspeando como si estuviera a punto de dar un discurso-- Penny, lamento haberme comportado como un troglodita cuando tu, amablemente, te presentaste.
Editado: 23.04.2018