Penny se miró las uñas de los pies e intentó ignorar el sonido de Allyson dando vueltas por su cocina. Ella preferiría estar en la cama, como había estado por los últimos tres días, pero su amiga había insistido en que debía levantarse y Penny no había tenido otra opción que ceder.
Así que ahí estaba, sentada en su sofá, mientras Allyson buscaba en su cocina unas copas para un helado que Penny no quería comer. Ni siquiera intentaba fingir que las cosas estaban más o menos bien. Se sentía horrible. Tal vez fuera una exageración de su parte, pero quería estar en la cama hasta que Owen George muriera en un trágico accidente y se le olvidara quien era Jason Davis, aunque eso ultimo lo veía bastante difícil. Lo primero podía arreglarse.
-Aquí está tu helado de chocolate -canturreó Allyson, dejando la copa entre sus manos.
Penny la colocó sobre la mesa de centro.
-No quiero helado.
-Vamos, Penny, te animará un poco.
-No lo hará.
Allyson le dedicó un mirada de tristeza. Penny no quería provocar la lastima de nadie, por eso se había encerrado en su departamento y se había negado a salir de allí. Solo quería que su amiga se fuera y la dejara revolcarse un poco en su miseria a solas. ¿Acaso era aquello mucho pedir?
- ¿Cómo han ido las cosas con Jason?
-Igual desde el viernes, pero te advierto que no es un buen tema si lo que quieres es animarme -indicó, volviendo a fijar la mirada en los dedos de sus pies. Era absurdo que Allyson pensara que podía mejorar su estado de ánimo con solo pintar sus uñas de rojo-. No contesta mis llamadas, no responde mis textos... Me siento como una adolescente acosadora y él ni siquiera quiere hablarme.
-No te imaginas cuanto lo siento -dijo Allyson, casi obligándole a recostar su cabeza sobre sus piernas-. Sabía que Owen era un idiota, pero nunca imaginé que llegaría tan lejos. Lo golpee con el candelabro de mamá, ahora tiene dos puntadas en la frente.
Penny quiso reír, pero no lo logró. En teoría el hecho de que Allyson hubiera golpeado a Owen era gracioso, pero en la práctica, no podía reír, ni siquiera por eso.
-Tu hermano parece ser experto en arruinar mi vida -murmuró, ni siquiera lo pensó. Las palabras solo escaparon de sus labios.
Ella siempre había intentado mantener a Allyson fuera de sus problemas con Owen porque, fuera como fuera, ellos eran hermanos y eso era algo que Penny no quería arruinar. Por muy idiota que hubiera sido con ella, él y Allyson tenían una buena relación en la que Penny nunca había querido interponerse.
- ¿Quieres escuchar música? -preguntó su amiga, acariciando su cabello.
-No.
-Claro que si -repuso, poniéndose de pie y yendo hacia sus CD's -. Ya sé lo que te animará.
Penny sabía lo que Allyson haría. Aquel CD con una sola canción grabada 17 la había sacado de la depresión varias veces y en realidad ella esperaba que aquella vez también lo lograra.
Apenas unos segundos después escuchó la música llenar cada espacio de su departamento, pero a diferencia de otras situaciones, Penny no se sintió mejor con ella. Allyson se sentó a su lado en el sofá nuevamente y volvió a pasarle la copa de helado, que Penny volvió a dejar sobre la mesilla con disimulo.
-Amo esta canción -comentó Allyson, dejando caer la cabeza sobre el respaldo del sofá.
-También yo- confesó, enfocando la vista en la lámpara de su techo -. Jason y yo la bailamos la primera vez que estuvo aquí, fue la primera vez que bailamos... -dejó de hablar cuando la voz se le quebró.
Allyson dio un salto del sofá y detuvo la música con rapidez, provocando la mirada sorprendida de Penny.
-Se supone que esta es la canción feliz, y estás al borde de las lágrimas. Me veo obligada a buscar otra canción feliz, ya que esta ha sido contaminada por los recuerdos de Jason Davis.
- ¿No puedes encontrar otra palabra que no sea contaminar? -cuestionó.
-No. En lo que a mi concierne, si no te perdona, no me agrada. Es más, creo que es un estúpido incapaz de comprender que cualquiera puede cometer un maldito error y no por eso debe ir a la horca. Si no puede perdonarte, entonces no te merece.
Mucho después de que Allyson se marchara, Penny se quedó pensando en sus palabras. Sabía que hasta cierto punto su amiga tenía razón, pero igual se sentía culpable de todo lo que había sucedido. Si se hubiera marchado de allí tan pronto vio a Owen se hubiera evitado aquel tormento.
Miró su teléfono sobre la mesa de centro. Llamar a Jason otra vez, solo para que volviera a rechazar sus llamadas, no tenía sentido. Y Penny no quería estar en su departamento pensando en él todo el tiempo, así que en un arranque se puso de pie y fue hasta su habitación para vestirse. Tomó algunas piezas de ropa del closet y se calzó unas zapatillas de deporte antes de marcharse de allí.
No esperaría quedarse a consumirse en su propia pena y la única persona con la que realmente quería estar, además del hombre que la ignoraba como si fuera un bicho, era su madre.
Editado: 23.04.2018