Y ahora ¿qué digo? #2

23*** Demasiado tonto para aceptarlo.

Penny lanzó una mirada alrededor del salón del departamento de Jason. Ta vez "caos" no era la palabra más adecuada para describir aquel lugar, pero usaría esa, solo por ser noble.

En ese momento no quedaba ni rastro del bonito salón que había dejado hacía solo nueve días atrás. Penny tuvo que encender las luces para confirmar el desastre de aquel lugar. ¡Por Dios!

Había cosas tiradas por todos lados; cajas de pizza, ropa, latas de cerveza... ¿Cómo se suponía que tuviera una reconciliación romántica en aquel lugar? Miró su reloj, imaginaba que la cena no podía extenderse mucho más, si no era que ya había terminado y Jason ya venía de camino.

¡Ay! Esa había sido una mala idea. Debió de haberse ido a la cama y esperar a que Jason la llamara o algo así, no ir y allanar su departamento sin ningún consentimiento. Definitivamente no debió haber llamado a Allyson, a estas alturas ya debería saber que los consejos de su amiga nunca eran de gran ayuda, sus ideas nunca tenían sentido para nadie excepto para Penny cuando estaba desesperada.

Sacó su teléfono de sus bolsillos para marcarle a su amiga, pero para mejorar el día, se había quedado sin batería. ¡Fantástico!

Miró a todos lados, preguntándose qué hacer. ¿Se iba a casa? Eso sería lo más lógico, pero hacía rato que ella había dejado de ser lógica o racional, exactamente desde que había conocido a Jason y la verdad era que no quería irse a casa; ni a la suya ni a la de su madre. No quería estar sola de nuevo.

Se quitó los tacones que no la dejaban pensar con coherencia y atravesó el salón. La cocina no estaba mejor y antes de poder preguntarse qué carajos estaba haciendo estaba tomando una enorme bolsa plásticas y tirando dentro toda la basura que encontraba a su paso. Incluso si las palabras de Jason un momento atrás hubieran sido solo un lapsus momentáneo y en realidad no quería volver a verlas jamás, Penny estaba segura de que le agradecería que ordenara un poco aquel desastre.

En menos de quince minutos las cajas de pizzas, los vasos de café, las latas de cervezas y la horrible pila de periódicos había desaparecido, pero aun así el lugar seguía siendo un desastre. Penny miró su reloj, 11:30 P.M.

¿Qué cosas tan interesantes podrían estar pasando en esa condenada cena para que él aun no hubiera vuelto? ¿Y si no volvía a su departamento esa noche? ¿Y si se quedaba en otro lugar, con otra chica?

Sacudió violentamente esas ideas de su cabeza. Acababa de hablar con él hacía apenas unas horas, lo habían resuelto, todo estaba bien. Se habían besado, él le había dicho que la amaba, todo estaba bien. Tenía que estarlo.

Antes de volverse totalmente loca, buscó algo más con que entretener su mente. Lo esperaría un poco más, solo... una hora. Si no volvía para entonces, ella se iría a casa y esperaría a que él solito apareciera. Podía haberse quedado en casa de sus padres, cualquier cosa podía haber sucedido y ella no tenía idea de nada porque su teléfono había elegido justo ese momento para quedarse sin batería.

Para despejarse organizó el salón, rescató los cojines del sofá que se encontraban diseminados por toda la casa y quitó un poco de polvo; puso el lavaplatos y abrió unas cuantas ventanas para que entrara un poco de aire.

Todo estaba mucho mejor y solo habían pasado treinta y dos minutos.

El único problema era que daba asco, estaba sudada y el bonito vestido amarillo que había rescatado desde el baúl de los recuerdos estaba lleno de polvo y suciedad. ¿Por qué tenía que pasarle eso a ella? ¿Por qué razón, por una vez en su vida las cosas no podían suceder como ella las imaginaba? Ella llegaría al departamento de Jason, pondría música y él llegaría minutos después y se reconciliarían. Se jurarían amor eterno y todo estaría perfecto mientras eran felices por siempre. ¿Por qué todo tenía que ser tan complicado?

Volvió a mirar su reloj 12:04 A.M. Jason podía llegar en cualquier momento, aunque también podía no hacerlo. Se le ocurrió una idea y antes de pensarla dos veces y arrepentirse se quitó el vestido y corrió al cuarto de la lavadora. podía ponerlo en un ciclo rápido y con suerte estaría limpio y seco antes de que Jason volviera.

Se puso un albornoz que encontró en el baño y se sentó a ver como el aparato daba vueltas. Era horriblemente tedioso y la mareaba, y eso que a su vestido aun le quedaban quince minutos.

Se dio otra vuelta por el salón y cerró las ventanas, tampoco pensaba dejar que el departamento de Jason se congelara. Encendió una de las velas aromáticas que ella misma había colocado sobre una mesilla y sonrió al recordar la cara de Jason al verlas y todas las protestas que había puesto al respecto. Tal vez si escuchara un poco de música el tiempo pasaría más rápido. Buscó entre toda la música que había allí, pero al parecer los gustos musicales de Jason y los de ella no eran para nada similares.



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Editado: 23.04.2018

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