Y ahora ¿qué más? #3

4*** Inhala paz y exhala ansiedad,

—Ya te dije que puedo hacerlo, mamá. Solo... dame a Bree y yo me encargaré. 

—¿Estás segura? No me molesta hacerme cargo. 

Jess contuvo las ganas de maldecir y le lanzó a su madre dardos con la mirada, mientras se repetía el mantra de: Inhala paz, exhala ansiedad, aunque intuía que en que en aquella ocasión no la ayudaría. 

—Ha pasado un mes, mamá. No tengo retardos mentales, sé cómo poner un biberón en su boca —dijo con los dientes apretados— Es mi hija, si puedo traerla al mundo puedo alimentarla. 

—Jessy, yo solo quiero ayudarte... 

Ella sabía que era cierto y se lo repetía cada vez que estaba a punto de explotar, pero la actitud de su madre superaba todas sus técnicas de auto control. Habían transcurrido seis semanas desde el nacimiento de Bree, más de un mes y su madre aún continuaba decidida a ''ayudar'' que era la forma diplomática en que le decía que era una inútil e insistía en hacerlo todo. En serio agradecía sus intenciones, pero la verdad era que no necesitaba su ayuda, o al menos, no tanta. 

Podía hacerse cargo de todo, podía alimentar a Bree sin que su madre estuviera detrás de ella preguntando si la leche no estaba demasiado caliente, o no tan tibia como era necesario. 

Incluso Penny había moderado la intensidad. Iba en las tardes con Jason mientras el pasaba por su madre, hablaban algunos minutos, le preguntaba como seguía todo y luego se marchaba. ¿Por qué su madre no podía seguir el ejemplo de Penny? 

No era que Jessica quisiera encerrarse en una mazmorra o que quisiera ocultar a Bree del mundo, como le había dicho Sandra, pero sentía que la única razón por la que siempre había alguien vigilante detrás de ella era porque no la creían capaz de hacerse cargo de su propia hija. De acuerdo, no era una experta en cuestiones de bebés, en una ocasión le había puesto a Bree el pañal al revés, pero ya había pasado tiempo desde eso y atender a una recién nacida no era física cuántica. 

Pensándolo bien, ya ni siquiera le importaba parecer mal agradecida. Quería que su madre se comportara como las abuelas normales, comenzara a tener un poco de fe en ella y solo la visitara los fines de semana; así podrían almorzar juntas y hablar de las cosas graciosas que Bree había hecho en la semana. 

Pero en cambio tenía a su madre en casa desde las nueve de la mañana comportándose como si Jessica tuviera alguna discapacidad. No la dejaba bañar a su bebé, ni vestirle, ni alimentarla; solo mirar como si fuera una espectadora de su propia vida. 

El único momento de descanso que tenía era cuando su hermano pasaba por ella y se la llevaba a casa, entonces podía respirar, terminar con la cena que su madre había iniciado y esperar por Brett. 

Bree era una buena niña, que dormía por largos periodos de tiempo y que parecía estar feliz siempre que no estuviera hambrienta. Jess no tenía problemas para hacerse cargo de la niña, ni de su vida, pero su madre parecía renuente a comprenderlo. 

—Escucha, mamá, sé que tus intenciones son buenas, pero yo puedo hacerlo sola sin ningún problema. 

—¿Estás diciendo que no quieres mi ayuda? —cuestionó su madre, luciendo ofendida. 

—No, no... para nada —se apresuró a aclarar —Lo que quiero decir es que no tienes que abandonar tu vida por mí, no necesito que estés aquí todo el tiempo. 

—Oh... 

—Mamá, lo que quiero decir es... 

—Entiendo lo que quieres decir, Jessy —la interrumpió, pero Jess no pudo evitar la sensación de que la estaba lastimando. 

—No. No entiendes. No quiero herir tus sentimientos y te agradezco todo lo que estás haciendo por mi, pero en realidad no necesito tanta atención —. Esperó unos segundos para observar la reacción de su madre y luego continuó —Eres una madre y una abuela fantástica, pero la mayoría del tiempo puedo arreglármelas sola con Bree. 

—Tal vez tengas razón... —murmuró su madre, más para sí misma que para Jessica— Puedo venir solo dos o tres veces a la semana. 

Jess respiró con alivio y ni siquiera intentó disimularlo. Convencer a su madre de algo, lo que fuera, era todo un logro. 

—Seguro Jason se sentirá aliviado de no tener que traerme y buscarme cada día —agregó su madre, como si se aferrara a buscar el lado bueno de la situación y aquello fuera lo mejor que había encontrado. 

Ella sabía que ''aliviado'' era un eufemismo en comparación a como Jason se sentiría cuando le dieran aquella noticia. Para su hermano era demasiado difícil llegar a casa de sus padres desde su propio departamento y luego hasta allí, pero por alguna razón ultra secreta que solo su madre conocía, ella insistía en que fuera Jason y no su padre quien la llevara y la buscara cada día el muy tonto era incapaz de negarse a cualquier cosa que su madre le pidiera. 



#5687 en Novela romántica
#1552 en Chick lit
#2222 en Otros
#584 en Humor

En el texto hay: peligro, bebe, madre

Editado: 24.04.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.