Sus primeras horas de trabajo habían sido mucho mejor de lo que esperaba. Gracias a que ya había llevado a coba aquel tipo de trabajo administrativo, ponerse al tanto de lo que tenía que hacer no había sido un problema. De todos modos, Dan estaba justo en frente de ella para explicarle cualquier cosa que no comprendiera, así que apenas era medio día y ya Jess se sentía como si hubiera estado allí por mucho tiempo.
Mientras hacía lo que Dan le había encargado, levantó la vista y lo encontró mirándola, sonrío y volvió a concentrarse en sus papeles.
Dan había sido muy agradable, aquel día no había resultado nada complicado, pero cada que Jess necesitaba ayuda con algo él estaba dispuesto y con una enorme sonrisa. Ella se alegraba de no haber caído con alguien horrible que hiciera sus días allí una pesadilla.
—Jessica —le llamó Dan.
—¿Sí? Disculpa, estaba concentrada y...
—Tu teléfono está sonando.
Jess miró hacia su bolso, efectivamente, el sonido de Getting' Jiggy Wit it le indicaba que Penny estaba llamándola. Odiaba tanto esa canción, y la odiaba a ella por haberla puesto de tono, con la cantidad de veces que Penny la llamaba al día Jess creía que su cabeza explotaría la próxima vez que escuchara esa cosa. Tomo el teléfono y contestó antes de volverse loca.
—¿Qué? —dijo.
Su respuesta resultaba un poco agria, porque en los últimos días Penny se había convertido en su peor pesadilla. Con los preparativos de la boda, cada vez que recibía una de sus llamadas, solo significaba un reclamo porque algo que Jessica no había hecho a tiempo. Seguro aquella no ella la excepción.
—Jessy, he estado llamándote toda la mañana a la casa. ¿Por qué no me contestas?
—Tal vez porque estoy ocultándome, pero al parecer no funcionó. —expresó sin ánimo—. Estoy en el trabajo, Penny.
—¿Trabajo? Todavía no entras al trabajo.
—Es una larga historia, Penny.
—Tengo el tiempo —replicó su cuñada, Jess podía imaginarla cruzándose de brazos.
—Pero yo no, en serio, Penny. Lamento no haber elegido un vestido aún, puedes decirle a Elise que me decidiré antes del fin de semanas.
—No te llamé para hablarte sobre eso, aunque estés muy atrasada —le recriminó —Pero la verdadera razón por la que estoy llamándote es por lo del cumpleaños de Brett.
Jessica se quedó en silencio. Ya podía imaginarse por dónde venía Penny.
—¿Qué pasa con el cumpleaños de Brett?
—Bueno, no quiero volver a ser su esclava así que este año quiero darle un regalo de verdad.
—Hagas lo que hagas, por favor, que no sea una fiesta —le advirtió.
No sabía cuál era la obsesión de Penny con las fiestas, pero siempre quería celebrarlo todo. A veces era un poco divertido, pero no había que conocer a Brett de toda la vida para saber que no le gustaban las fiestas, y menos si iba a ser el centro de atención.
—¿Entonces qué me recomiendas?
—No lo sé. ¿Por qué no le compras una corbata, una camisa o algo por el estilo? Yo le compré una a Jason en su último cumpleaños.
—Y me consta que la única razón por la que no la ha quemado en la bañera era porque tú se la regalaste —río Penny—. Ya veo que preguntarte no es una buena idea. Llama a Elise, no has elegido el vestido ni la iglesia.
—Es que ninguna me gusta. ¿No puedo simplemente ir al registro civil y luego comer pastel y embriagarme?
Jess escuchó a Penny hacer un sonido de desaprobación. Molestarla era divertido. Demasiado como para renunciar a ello. Era como una mamá pulpo, pendiente a todo, todo el tiempo y con un mal humor que era muy fácil de provocar,
—Solo elige alguna iglesia y llama a Elise, todas son iguales. Ya te llamaré cuando decida qué hacer con el cumpleaños de Brett.
—Ok, te dejo.
Jess sonrió al finalizar la llamada, ya era momento de hacerle un poco de caso a Penny y dedicarse a contestar los mensajes de Elise.
—¿Vas a casarte?
Jessica levantó la vista y se encontró con la mirada curiosa de Dan en ella. Siempre sonriente. Ella se preguntaba si el rostro no se le entumecía en algún momento.
—Lamento haber escuchado tu conversación, pero no pude evitarlo.
—No te preocupes -sonrió—. Y sí, me casaré en algunos meses.
—¡Vaya! Es que pareces muy joven para casarte —dijo el chico, hurgando entre sus papeles.
—Bueno... También lo parezco para ser mamá, pero igual lo soy.
—Oh —fue todo lo que dijo, antes de volver su atención al ordenador.
Jessica también volvió a concentrarse en lo que había estado haciendo antes de la llamada de Penny y de nuevo volvió a sumirse tanto en lo que hacía que le costó escuchar a Dan hablarle.
Editado: 24.04.2018