Brett POV
La puerta de la oficina se abrió de repente y Brett se sorprendió al ver a Sandra Wilmore de pie frente a él. Muy pocas veces Sandra debía ir hasta su oficina. Por lo general, si tenía que ver con Dave, lo trataban ellos mismos al teléfono; si tenía que ver con otra cosa, podía tratarlo con Paige. Así que si ella estaba allí era porque se trataba de algo personal.
Y a pesas de su mirada de profunda estupefacción, Sandra Wilmore no parecía tener prisa por decirle lo que fuera que la había llevado hasta allí.
- ¿Pasa algo? -preguntó cuando se cansó de esperar a sus palabras.
-De hecho, si -afirmó la mujer, cruzándose de brazos.
Brett se contuvo para no hacer un gesto de impaciencia que resultara grosero.
-¿De qué se trata?
- ¿Jessica está en peligro? -inquirió ella frunciendo el ceño.
Brett la observó algunos segundos. ¿Qué clase de pregunta era esa? Porque él acababa de ver a Jessica hacían tan solo unas horas y todo parecía perfecto con ella, pero Sandra Wilmore parecía preocupada y él también se preocupó, sin siquiera saber por qué.
- ¿Qué? -cuestión y debió reconocer que el tono de esa pregunta lo hizo sonar como un idiota.
-Déjame explicarme mejor, estuve en el parque con Jess el sábado. Me contó que al parecer estabas demasiado preocupado por algo, ella le llamó ''Paranoico''. Dijo que habías puesto cámaras de seguridad y yo te pregunto ¿Por qué?
Una vez más, Brett se quedó mirándola sin responder. ¿Sandra Wilmore se había vuelto loca? Esa era la única opción que se le ocurría para que ella se apareciera en su oficina preguntándole cosas que no eran de su incumbencia y retándolo a mandarla a meterse en sus asuntos.
Respiró profundo antes de contestar.
- ¿Pasa algo con Jessica que yo deba saber? -preguntó, ignorando la pregunta de la mujer.
- ¿Qué tiene que ver Miranda Graham con el hecho de que pusieras seguridad extra de un momento a otro?
Tan pronto el nombre de Miranda salió a relucir en aquella conversación, Brett se puso alerta. No era como si últimamente estuviera anhelando escuchar su nombre, porque ese nombre solo acarreaba problemas.
- ¿Qué tiene que ver Miranda con todo esto?
- ¿Piensas responder alguna de mis preguntas? -inquirió ella, visiblemente enojada.
-Con gusto, cuando me preguntes algo que en verdad te importe.
La mujer lo apuñaló con la mirada antes de avanzar y sentarse en uno de los sillones vacíos frente a él. Tal vez su respuesta había sido grosera, pero sus preguntas no eran para menos. No estaba obligado a rendir cuentas de por qué hacía lo que hacía en relación a la seguridad de su familia, y si lo estuviera, Sandra Wilmore no sería la persona a la que le daría explicaciones.
-La vi-. Dijo repentinamente, provocando que toda la atención de Brett estuviera sobre ella en cuestión de segundos- En el parque. Creí que lo había imaginado, o que solo era parecido, pero luego Jess mencionó lo de las alarmas y luego vi tu cara cuando volvimos a la casa. Algo está sucediendo.
Brett no pudo controlar un estremecimiento al escuchar esas palabras, porque era la confirmación de todos sus miedos. Miranda... estaba pasando por un mal momento. Un momento en el que su salud mental no era de fiar y mentiría si decía que no le tenía miedo a su evidente desequilibrio.
Que Sandra Wilmore hubiera visto a Miranda el sábado solo significaba que él no había estado exagerando.
La última vez que había visto a Miranda, aproximadamente un mes y medio atrás, ella había parecido la misma de siempre. Lo había alentado a comprender que, aunque sus textos fueran extraños y terroríficos, su intención no había sido asustarle. Textualmente sus palabras habían sido: ''No lo tomes a mal, solo quería saludar. Lamento no ser buena eligiendo mis palabras. ''
Obviamente, él no le había creído, pero luego de ese día, Brett no había vuelto a recibir ni un solo texto de Miranda. Sin embargo, como nada era para siempre, hacía dos semanas atrás había recibido otro texto extraño y luego otro, todos de un número restringido que le habían causado una cuota impensable de estrés. Esa había sido la razón por la que había decidió poner las cámaras y la alarma en la casa. Aún no quería contarle a Jessica, porque no quería asustarla si no era estrictamente necesario y porque, además, sabía que Miranda no llegaría más lejos de sus textos escalofriantes.
Ese sábado, luego de que Jessica y Sandra se hubieran ido al parque, el mensaje no se había hecho esperar. Las palabras: ''No las estás cuidando tan bien como piensas.'' le habían puesto en alerta máxima.
Su primera reacción había sido sospechar de Miranda, obviamente, pero tras una larga investigación -un amigo tenía una esposa que era amiga de una amiga de Miranda- había descubierto que ella no estaba en el país.
Editado: 24.04.2018