Y ahora ¿qué más? #3

Capítulo extra (?)

Un mes atrás. 

Brett permanecía sentado en el lugar en donde Miranda lo había citado. Aquello era estúpido, pero ciertos sacrificios eran necesarios y esa ocasión era una de ellas. 

Miranda se había negado a darle una explicación coherente al teléfono, así que él no había tenido otra opción que ceder a encontrarse con ella. Por alguna razón no le sorprendía que lo invitara al mismo lugar en el que solían almorzar cuando ''salían'', para nadie eran un secreto que ella era una manipuladora consumada, él lo sabía bien y no pensaba dejarse engañar. 

Había acudido allí con una sola intención: averiguar qué diablos le pasaba a Miranda por la cabeza cuando enviaba esos mensajes y exigirle que dejara de hacerlo. 

Miró su reloj para confirmar que aquella era la hora adecuada, muy pocas cosas en Miranda lo sorprendían, y desde luego su impuntualidad no era una de ellas. Era de la generación de mujeres que creían en el retraso elegante, Brett odiaba la impuntualidad, elegante o no, pero con ella había optado por ignorar el detestable hábito. 

Habían quedado para las dos de la tarde y aunque faltaba poco para las dos treinta ella aún no aparecía, como eran las cosas, no le sorprendería que aún estuviera en su casa intentando decidirse entre un par de zapatos u otros. Cinco minutos más, se dijo. Solo cinco minutos y si Miranda no aparecía se marcharía de allí. 

Como si en algún punto del mundo Miranda pudiera leer su mente, justo en ese momento la vio acercarse hasta él. Le sonreía como si aquella reunión fuera algo de placer y no lo que era: un intento desesperado por llamar la atención de su parte y un intento de ponerle un alto a aquella locura por parte de Brett. 

—Brett, hola. —le saludó, aunque el no hizo ni el menor de los intentos por responder a sus palabras, ella se inclinó y chocó sus mejillas, en el que para él era, el más ridículos de los saludos— Hacía bastante que no te veía. 

— ¿Ah sí? Pues a mí me parece así. Me luce como que has esta por ahí espiando y enviando esos mensajes tan extraños. —contestó con frialdad. 

Como era de esperarse, su respuesta fue una sonrisa. Miranda siempre sonreía, incluso en situaciones como aquella, donde no había una razón para hacerlo. Le dedicó una sonrisa enorme al camarero que se acercó hasta ellos con las cartas y le agradeció cuando se marchó. Brett permanecía con la vista fija en ella. 

— ¿Qué vas a querer, Brett? Escuché que hay un... 

—No quiero nada. No somos un par de amigos poniéndonos al día de nuestras vidas. —Gruñó— Quiero que me digas por qué me envías esos mensajes. 

La carcajada de Miranda lo hizo sentirse aun más furioso y frustrado, si era acaso posible. Un poco más y se rompería en pedacitos. 

—Por Dios, Brett, no es necesario que te pongas así. Las personas envían mensajes, lo que sucedió no implica que no podamos ser amigos. —estableció. 

—En lo que a mí respecta, Miranda, tú y yo no somos amigos y te agradecería si te mantienes lo más alejada posible de Jessica y de mi hija. 

—No es necesario que seas grosero, Brett, solo quería ser amable. Lamento haberte preocupado, no lo tomes a mal. Solo quería saludar. Lamento no ser buena eligiendo mis palabras. 

No importaba cuantas veces Miranda repitiera aquello, él no le creería porque había algo que con solo mirarla le decía que su cabeza no estaba funcionando bien, pero prefería no pensar en eso. 

—Bien, finjamos que te creo —dijo, poniéndose de pie— Debo irme. 

—Pero... espera, ¿En serio no vas a comer? —Cuestionó ella, sorprendida —Acabamos de llegar. 

—Tú acabas de llegar, yo tenía media hora esperándote y ya tengo que marcharme, pero disfruta tu comida —sugirió. —Y otra cosa, hablaba en serio cuando te pedí lo de alejarte de mí, sino me encargaré de que sea un juez quien hable contigo la próxima vez. 

 

 



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En el texto hay: peligro, bebe, madre

Editado: 24.04.2018

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