Y ahora ¿qué más? #3

22*** Yo no te debo nada.

Brett POV 

 

—Tenemos que hablar —dijo Brett, cerrando las puertas tras de si, mientras entraba en la oficina de su hermano. 

Dave levantó la vista de los folios en los que había parecido profundamente concentrado hasta su entrada. Como siempre, su rostro dejó entrever un ligero gesto de fastidio que se incrementó al verlo. 

Brett ignoró eso. 

Los gestos mal disimulados de Dave no eran su problema en ese momento. Había algo mucho más importante dando vuelta en su cabeza. 

—Hola Brett —le saludó— Volviendo a fijar su vista en los papeles—. Tiempo sin verte. 

—Estoy a treinta metros de aquí —indicó— Si no me ves es porque no quieres. 

Dave continuó con la vista fija en los papeles y al mismo tiempo se encogió de hombros. 

—Tal vez —reconoció—. Estoy un poco ocupado con esto aquí. Lo que sea que quieras decirme podemos hablarlo después. 

Brett apretó los puños y respiró profundo para calmarse un poco. Como estaban las cosas, cualquier pequeñez lo hacía perder las formas y fuera como fuera, no estaba dispuesto a convertirse en el loco al que se le escuchaban los gritos en todos los rincones de la empresa. 

—No. Necesito que lo hablemos ahora. 

Su hermano levantó la vista solo por unos segundos, pero con ello lo único que logró fue mostrarle cuantas ganas tenía de mantener esa conversación. Y era evidente que eran muy pocas. 

—A ver. ¿Qué es lo que quieres? 

—En serio necesito que saques a Paige de mi oficina —dijo, sin pensarlo dos veces —. Mándala donde quieras, has lo que sea necesario, pero aléjala de mí. 

Dave tardó unos segundos antes de responder, mientras observaba con aparente atención algún documento. Al cabo de un rato cambió la página y entonces, sin mirarlo, preguntó: 

—¿Tienes alguna justificación para lo que me pides? 

—¿Acaso la necesito? —cuestionó frustrado. 

—Desde luego, no puedes venir a pedirme que haga algo como eso sin una justificación valida. 

Brett hizo una pausa para contener una maldición. 

—Dave, esto es absurdo, ambos lo sabemos— alegó—. Ni siquiera debería estar hablando sobre esto contigo, yo debería hacerme cargo de contratar o despedir a mi secretaria según me parezca. A lo sumo hablarlo con alguien de Recursos Humanos. ¿Por qué tienes tú que hacerte cargo de todo lo que implica a Paige? 

Dave resopló, como si la respuesta fuera demasiado obvia. Y de hecho lo era. 

—Porque si dependiera de ti, ella ya no estaría aquí. 

Esa afirmación solo logró molestarlo aún más, porque Dave acababa de admitir que lo hacía por molestarlo. Una cosa era sospecharlo y otra descubrirlo. 

» Brett, no sé y tampoco me importa que pasó entre tú y Paige ni por qué lo dejaron, pero intenta por una vez en tu vida ser profesional y limítate a hacer tu trabajo, que no es mucho —agregó. 

—Lo dejamos porque está loca y que esté aquí solo logra llevar mi relación lentamente al desastre. ¿Puedes entender eso? 

—Oye, no me lo cuentes a mí, tú y Jessica vayan a terapia. 

—¡Maldita sea! ¿Puedes al menos mirarme mientras estoy hablándote? Intenta fastidiarme con algo que no tenga que ver con mi familia. —gruño. Ya había perdido las esperanzas de conservar la calma y que le escucharan en cada esquina de la empresa. Y no le importaba un carajo—. Dices que yo debería ser profesional, y yo digo que tu deberías madurar. Esto era divertido hace quince años, pero hace rato comenzó a ser molesto y ridículo. Es suficiente. 

»Bien por mi si quieres complicarme la existencia a más no poder, pero vas a sacar a Paige de mi oficina ahora o yo lo haré. 

Por primera vez en aquel día, los ojos de Dave permanecieron fijos sobre él, como si analizaran una a una las palabras que Brett ya había dicho. 

—¿Es una orden? —cuestionó lentamente. 

—Es lo que te dé la gana. Solo sácala de mi vista. 

—De acuerdo. 

Brett se quedó quieto, repitiendo esas palabras en su cabeza, solo para confirmar que no había escuchado mal. Por lo general, convencer a Dave no resultaba tan sencillo. ¿"De acuerdo"? ¿Él entraba en su oficina, gritaba un poco y su hermano cedía? ¿Sin más? 

En un intento miserable por ocultar su sorpresa, Brett asintió, conforme de momento con la respuesta de Dave. 

—Bien. 

—Dile a Paige que quiero verla y recuerda que me debes una. 

—Yo no te debo nada —rugió. 

Como siempre, la mirada de Sandra Wilmore se quedó fija en él. Tal vez porque debía ser una catástrofe de dimensiones colosales para que fuera a ver a Dave, o tal vez porque sus gritos se habían escuchado hasta fuera; como quiera que fuera, no le importaba. LA mujer y él compartieron una breve mirada y un ligero asentimiento de cabeza como saludo y continuó su camino. 



#1290 en Novela romántica
#441 en Chick lit
#490 en Otros
#172 en Humor

En el texto hay: peligro, bebe, madre

Editado: 24.04.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.