Jess observó a Brett desde el rincón donde había pasado al menos las últimas dos horas. Con el paso del tiempo luego de llegar allí, él había comenzado a relajarse, pero igual no había soltado a Bree en toda la tarde, incluso cuando se había dormido. Jess suponía que Penny había perdido esa batalla, pero igual no dejaba de insistir.
En aquel momento Brett parecía bastante cómodo mientras su hermana monopolizaba todo su tiempo y le contaba sobre algo que parecía ser muy emocionante, al menos para ella, si se guiaba por sus gestos y su enorme sonrisa.
Jessica dio otro sorbo a su soda de limón. Ella había disfrutado de la comida, que estaba más que deliciosa. Había tenido una larga e infructuosa conversación sobre cuanto se parecía Bree a Brett de bebé y lo grandes que eran sus cachetes. Había jugado a las cartas con Emma, quien la había acusado de hacerle trampa aun cuando no había ganado ni un solo de los juegos.
Agradecía que Emma se hubiera marchado a apretarle los cachetes a Dave, que andaba por ahí incluso más ceñudo que Brett. Se preguntaba si aquello era una especia de requisito indispensable para ser un hombre Henderson. Todos andaban por ahí con el ceño fruncido, aunque debía admitir, ahora que lo veía acercarse, que paradójicamente Philip era el que más sonreía, por lo menos ese día.
Ay por Cristo, no.
Fingió que no lo veía caminar hacia ella mientras lo observaba con el rabillo del ojo. Si el día aun no había tenido una cuota de incomodidad, lo tendría cuando el padre de Brett intentara hablar con ella.
Si bien era cierto que ella Philip no eran enemigos ni nada parecido, tampoco eran grandes amigos y, aunque en aquellos últimos meses él la había sobrepasado su inicial aversión hacia ella, nunca habían mantenido una conversación a solas. Por eso no pudo ocultar su sorpresa cuando el hombre se sentó frente a ella y la saludó con un simple "Hola".
—Eh... Hola... —le saludó, dando otro sorbo a su soda de limón.
—Pareces aburrida —señaló Philip.
—Ay no... no. Yo no estoy aburrida, solo un poco... cansada. Eso es todo —balbuceó Jess, incomoda con la conversación que apenas acababa de iniciar.
Él hombre asintió y ambos se quedaron en silencio. Al cabo de unos minutos, volvió a hablar.
—Seguro te parece extraño que esté aquí intentando entablar una conversación contigo después de haber sido tan poco cortés en los últimos meses.
—De hecho, sí, pero yo cambiaría el "ser poco cortés" a "dar claras muestras de que me odia profundamente" —replicó Jess, sin detenerse a pensar en lo que decía. Levantó la vista hacia Brett para pedirle que la salvara de su padre, pero estaba dándole la espalda mientras hablaba con... ¿Dave?
Jess suponía que, como hermanos, debían sostener algunas conversaciones de vez en cuando, pero aún así no era algo que sucediera con frecuencia. Ver la postura tensa de Brett la inquietó un poco, pero decidió volver su atención al hombre frente a ella.
Los ojos de Philip se abrieron con sorpresa. Pareció detenerse a pensar en su respuesta, Jess se preguntó si había tomado aquella tarde y, de hecho, cuanto había tomado, porque parecía más agradable de lo que Jessica lo había visto ser jamás.
—Yo no te odio, admito que no me dabas confianza, pero no te odio— reconoció echándole un breve vistazo a Brett y a Dave, a unos pocos metros de ellos; Emma parecía haber cambiado de diversión y ahora se le veía acosando a Penny, la pobre parecía un tomate de lo sonrojada que estaba. — No creía que fueras buena para mi hijo.
En la mente de Jess resonó la pregunta "¡¿Y Miranda Graham si lo era?! Por fortuna logró contenerse antes de que las palabras escaparan de sus labios.
Philip continuó, respondiendo sin saberlo, la pregunta que Jessica se había hecho en su mente.
» Acababa de cancelar una boda que yo consideraba buena para él y tú eres demasiado joven, aun sigues siéndolo y además eras su secretaria. ¿Entiendes lo que digo?
Jessica decidió tragarse las palabras que llegaron a su mente. Sintió ganas de decirle a Philip Henderson que lo suyo había sido más una pataleta que una simple molestia. También quería decirle que enojarse porque Brett se arrepintiera de casarse con alguien a quien no amaba era inconsistente con su expresado deseo de querer cosas buenas para él, sobre todo porque al cancelar era condenada boda no le había hecho daño a nadie que no se lo mereciera, él incluido; pero en cambio solo asintió.
—¿Erin lo está obligando a intentar se agradable o algo así? —cuestionó, mientras una vocecita en su cabeza le decía que ahora ella era la descortés.
No —se apresuró a decir —Bueno... si, pero yo también quería aclarar algunas cosas contigo.
Jess sonrió al recordar la primera vez que había visto a Philip Henderson. En la empresa corrían muchos rumores sobre él, imaginaba que la razón de que despertara tanto morbo era porque casi nunca se le veía por allí. Ella recordaba haber escuchado sobre Philip siendo una autentica mano de hierro y Erin una sombra de su marido. Nada más lejos de la realidad.
Editado: 24.04.2018